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Sucesiones
Tribuna
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El impuesto sobre sucesiones y donaciones como arma de los partidos políticos

Utilizan la rebaja de los tributos para atraer votantes que les permitan ganar las elecciones y/o para aumentar las mayorías

Getty Images

El 28 de mayo de 2023 se celebraron las elecciones autonómicas en distintas comunidades autónomas (CCAA) y, también, las elecciones municipales en toda España. En esta campaña electoral los partidos políticos hicieron, entre otras promesas, una de recurrente, la de modificar o suprimir el impuesto sobre sucesiones y donaciones (ISD).

Sabemos de sobras que los partidos políticos utilizan la supresión y/o rebaja de los impuestos para atraer votantes que les permitan ganar las elecciones y/o aumentar las mayorías, siendo más importante la captación de voto, que las necesidades económicas de las CCAA.

Mientras que PP y Vox han abogado por bajar impuestos, PSOE y Sumar han apostado por medidas que aumenten la progresividad y, éste último partido (Sumar), además, ha abogado por la armonización autonómica en el ISD, proponiendo establecer “un mínimo en el conjunto de España que las comunidades autónomas no podrán rebajar”.

Los últimos datos económicos indican que la deuda pública ha crecido un 5,8%, con 85.176 millones de euros más, como consecuencia de los menores ingresos y los mayores gastos derivados de la crisis de la pandemia y por la guerra en Ucrania y la subida de precios.

Con una diligencia digna de admiración, por su rapidez, Baleares y Canarias han regulado unas modificaciones en el ISD que lo suprimen o reducen al máximo.

Mientras el nuevo Govern Balear (PP) ha suprimido el ISD de padres a hijos, de abuelos a nietos y entre cónyuges y ha reducido el de tíos a sobrinos, el Gobierno de Canarias, ha regulado una bonificación del 99% para sucesiones de padres a hijos, de abuelos a nietos y entre cónyuges.

Por otro lado, el Consejo de Gobierno de La Rioja, ha aprobado extender a padres e hijos y cónyuges la bonificación del ISD al 99%, el Gobierno de Valencia está tramitando de urgencia la bonificación del 99% del impuesto.

La cesión del ISD a las comunidades autónomas les ha permitido a éstas regular ciertos aspectos del Impuesto que, a lo largo de los años, han generado unas desigualdades entre las mismas. Dichas desigualdades han provocado que en alguna comunidad autónoma no se pague el ISD o la cuota a pagar sea mínima y, por el contrario, en otras, como Cataluña, la cuota haya incrementado desde su última reforma del año 2020.

Aunque el ISD parece no reportar grandes ingresos a las autonomías, la sensación del contribuyente que reside en alguna en la que sí se paga el ISD es de injusticia con respecto de los habitantes de aquellas comunidades autónomas en la que no se paga el impuesto o, pagándose, el importe a pagar es mínimo.

La disparidad de normas, así como la variación en los resultados de recaudación de cada comunidad autónoma, ha revivido la necesidad de una recentralización del impuesto bajo el argumento de un supuesto dumping fiscal.

Si bien es cierto que la situación de desigualdad es el reflejo de que cada territorio ha aprobado sus beneficios fiscales, no se nos puede escapar que haya territorios que se puedan permitir suprimir o rebajar el ISD, mientras que otros lo tienen que mantener como medio de financiación. Es esta capacidad de suprimir o rebajar el ISD de determinadas comunidades autónomas la que me lleva a pensar que sí se produce un dumping fiscal.

¿Cuáles podrían ser las soluciones para afrontar estas desigualdades tan importantes (o dumping fiscal)?

Una primera solución podría ser, por ejemplo, la armonización territorial sin suprimir el ISD. Es decir, seguir gravando las sucesiones y donaciones, pero con una regulación unificada para todo el Estado, lo que comportaría un aumento de la presión fiscal para aquellas comunidades donde el impuesto estaba suprimido o muy rebajado y una recuperación de parte de la competencia normativa conferida a las autonomías por parte del Estado central. Esta medida podría evitar las desigualdades entre CCAA, pero, por el contrario, supondría perder la cesión del Impuesto por parte de las autonomías.

Si como dicen las informaciones económicas, el impuesto de sucesiones y donaciones no constituye el grueso básico de la recaudación tributaria, una segunda solución, más radical y definitiva, sería la armonización territorial con supresión del ISD en las relaciones de parentesco entre padres a hijos, de abuelos a nietos y entre cónyuges, y una rebaja de la tributación para hermanos, tíos y sobrinos y ascendientes y descendientes por afinidad. A fecha de hoy, no parece que el Estado este por la labor de regular y armonizar el ISD.

Mientras el Gobierno no legisle y los partidos políticos hagan la guerra por su cuenta, no nos quedará más remedio que apechugar con las desigualdades que se producen entre las distintas comunidades autónomas.

Enric Montagut, asociado director en RocaJunyent.

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