Silicon Valley Bank, Credit Suisse... ¿Estamos ante un nuevo Lehman Brothers?
Desde septiembre contamos con un derecho preconcursal que persigue la continuidad de empresas viables, pero en riesgo de insolvencia
Vuelven a sonar las alarmas. Parece que una nueva crisis financiera se cierne sobre la economía. Los reguladores se vuelven a poner en alerta. Los dirigentes políticos vuelven a trasmitir mensajes de calma. ¿Podemos estar ante un nuevo Lehman Brothers? ¿Estamos mejor preparados ahora que entonces?
La semana pasada vimos como la historia parecía volver a repetirse, el Silicon Valley Bank, banco comercial de California, en el top 20 de los bancos más grandes de Estados Unidos y el más grande de Silicon Valley, fue intervenido por el regulador estadounidense ante la afloración de problemas de solvencia y liquidez, materializándose la mayor quiebra bancaria desde la pasada crisis financiera de 2008. Las autoridades americanas y europeas se apresuraron a tranquilizar a los mercados informando de que era un caso aislado y de que en modo alguno comprometía la estabilidad del sistema financiero.
Si bien la realidad volvió a contrariarlos, esta vez han dado las voces de alerta ante el milmillonario rescate solicitado por uno de los cincuenta bancos más grandes del mundo, Credit Suisse, con sede a este lado del Atlántico. Esta nueva crisis en una institución bancaria de este tamaño y calibre vuelve a sembrar de miedos e inseguridades los mercados financieros. Ahora la cuestión a resolver es saber si realmente nos encontramos ante dos casos aislados o puede tener un efecto contagio en el resto del sistema, provocando una nueva crisis financiera.
Quizá sea pronto para responder a la cuestión planteada, sobre todo porque es difícil predecir lo que va a ocurrir. Pero lo que sí que sabemos por la historia reciente son las consecuencias y efectos que provoca toda crisis financiera. Suele producirse de manera abrupta e inesperada y provoca inexorablemente una contracción crediticia al imponerse una restricción severa al crédito por parte de las entidades bancarias, es decir, provoca un credit crunch.
A su vez, el credit crunch afecta negativamente a la economía real al reducir el flujo monetario que llega a los agentes económicos, reduciendo con ello el consumo y la inversión, lo que puede llevar a una crisis económica.
Ahora bien, desde un prisma estrictamente empresarial, ¿se gestiona de igual forma una crisis financiera que una crisis económica? A mi modo de ver no. Ello por cuanto que, así como en una crisis económica se sigue contando con acceso al crédito (aunque sí más severo y exigente), en una crisis financiera difícilmente se tiene acceso, comprometiendo con ello todo proyecto empresarial.
Prueba de ello es lo que vivimos en la crisis financiera del 2008 en la que la falta de acceso al crédito provocó una gran depresión económica que aniquiló a miles de empresas viables, pero que no pudieron refinanciarse ante la falta de acceso al crédito en los mercados financieros.
Por ello es de vital importancia adoptar toda medida de supervivencia empresarial en tiempo y forma, a fin de evitar ser víctimas de nuestra propia autocomplacencia, que nos lleve a procrastinar nuestra obligación de diligencia y prudencia, provocando con ello nuestro fracaso empresarial.
A fin de evitar esta falta de diligencia en la adopción tempestiva de medidas preventivas de crisis empresariales, contamos desde el pasado 5 de septiembre de 2022 con la Ley 16/2022 de Reforma del Texto Refundido, en la que se introduce un nuevo derecho preconcursal, que persigue la continuidad de empresas económicamente viables en riesgo de insolvencia. Este nuevo derecho permite la reestructuración tanto del pasivo como del activo para asegurar la viabilidad y continuidad de la empresa en el corto y medio plazo.
Así, el nuevo derecho preconcursal se configura, entre otros, sobre la base de dos conceptos distintos, pero vinculados, como son la viabilidad económica y la viabilidad financiera. Aunque puedan parecer lo mismo, se trata de dos conceptos diferentes. La viabilidad económica se refiere a aquella empresa que es rentable u obtiene beneficio operativo. Por su parte, la viabilidad financiera hace referencia a la disponibilidad de recursos monetarios para el proyecto empresarial.
Partiendo de lo anterior, el nuevo derecho preconcursal tiene por objeto reestructurar toda empresa viable económicamente, pero inviable financieramente, para lo que se hará preciso reestructurarla a fin de redefinir su estructura de capital para hacerla viable y de esta forma evitar que la inviabilidad financiera lastre la viabilidad económica.
Poniendo en contexto todo lo expuesto se hace evidente que, de sobrevenir una crisis financiera que provoque un credit crunch, nos resultará muy complicado poder reestructurar nuestra empresa de encontrarnos ante dificultades financieras. Ello con independencia de nuestra viabilidad económica, por lo que podríamos sufrir las mismas consecuencias desastrosas y negativas vividas en la crisis financiera que tuvo su génesis en el año 2008.
Por ello, si no queremos ser víctimas de un nuevo posible Lehman Brothers, seamos diligentes, analicemos nuestra situación y adoptemos todas aquellas medidas adecuadas y necesarias para asegurar nuestra supervivencia empresarial, sobre todo ahora que de momento tenemos acceso al crédito y liquidez en los mercados.
Antonio Almendros Ruiz, abogado de reestructuraciones y managing partner de Antonio Almendros Abogados