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CincoSentidos

Las ramas no son perfectas

Nada es perfecto en la naturaleza ni en la vida, y de eso puede dar fe la protagonista del relato. Es una mujer que ama la naturaleza y es extraordinariamente educada, confiada y hasta remilgada. Le gusta subir la cuesta que lleva hasta el monasterio para rozar las flores con la punta de los dedos. Aquello no era vulgar, era brillante. La tierra se hace a la forma de las caderas y a la del pecho. Un colchón con sábanas limpias también ampara.

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