Tomás Maraver (Nartex Capital): “La burbuja de la IA va a pinchar sí o sí, la única duda es cuándo”
El gestor advierte rotundo de que se están invirtiendo cantidades ingentes de recursos sin que se atisbe por ahora un nivel razonable de retornos


Nartex Capital acaba de recibir el visto bueno de la CNMV para convertirse en una gestora de fondos de inversión. La firma fundada en 2021 por Tomás Maraver e Íñigo Gasset es uno de los casos de éxito más fulgurantes en la gestión de activos en el panorama nacional, alcanzando los 400 millones de euros de patrimonio en menos de cuatro años. Es el volumen gestionado por el fondo Incometric Nartex Equity, del que hasta ahora han sido asesores Maraver y Gasset en la gestora Dux Inversiones. Ahora cuentan con su propia sociedad gestora para pilotar ese vehículo de inversión.
Maraver (Madrid, 1984) —director de inversiones de Nartex— ha desarrollado en Londres casi toda su carrera profesional. Tras estudiar ingeniería industrial en ICAI, se marchó a Reino Unido a trabajar para el banco estadounidense JP Morgan; luego estuvo empleado casi siete años en KKR (uno de los gigantes mundiales del capital riesgo), para acabar gestionando un fondo de inversión libre en King Street Capital Management.
Maraver pertenece a una nueva hornada de inversores millenials que ha logrado hacerse un hueco en una de las industrias más competitivas del mundo. “Gestionar un ‘hedge fund’ en Londres durante cinco años es lo que más me ha marcado. De allí me traje el proceso y la filosofía de inversión”, explica el gestor.
Nartex Capital se ha especializado en invertir en compañías de calidad a un precio razonable. La cartera actual del fondo está marcada por el temor al estallido de la burbuja de la inteligencia artificial (IA), lo que ha llevado a Maraver a atrincherarse en valores más defensivos, como la empresa de tarjetas Visa o la agencia de calificación crediticia Moody’s. El fondo se ha rezagado en términos de rentabilidad respecto al mercado, con una pérdida del 5% en el año. Pero es algo que no preocupa al gestor.
Pregunta. Su última carta mensual para los partícipes del fondo trata sobre el riesgo del estallido de la burbuja de la IA. ¿Es tan preocupante la situación?
Respuesta. Así lo vemos. Las evidencias de que existe esa burbuja son palmarias. Los ingresos de las compañías vinculadas a la IA y sus valoraciones están inflados. Nosotros nos hemos desmarcado de este tipo de empresas, aunque nos esté costando perdernos el rally bursátil de este año. Hay que recordar que el 75% de la revalorización de la Bolsa desde que se lanzó ChatGPT hace tres años se explica fundamentalmente por la IA.
P. ¿Cuáles son las señales?
R. Aquí hay compañías diseñadoras de microchips, como Nvidia, otras que los fabrican, como TSMC, otras que los compran, como OpenAI, Oracle, Amazon o Meta. Y todas están facturando muchísimo y ganando muchísimo dinero. La pregunta es si la adopción de la IA está haciendo que los clientes finales ganen más dinero o sean más eficientes. Y la respuesta es que no. Se están invirtiendo cantidades ingentes de recursos sin que se atisbe por ahora un nivel razonable de retornos.
P. ¿De qué cifras hablamos?
R. Las inversiones por parte de los llamados hiperescaladores [Microsoft, Amazon, Meta, Oracle...] este año serán de unos 400.000 millones de dólares [344.000 millones de euros]. Si incluimos a varios competidores emergentes, se espera que esta inversión supere los 1,2 billones de dólares [1,03 billones de euros] en los próximos cuatro años. Para que esta descomunal inversión sea rentable, debería generar muchísimo valor. A menos que aparezcan muchos, muchísimos ingresos, que por ahora no se atisban, la burbuja va a reventar.

P. ¿Tan claro lo tiene?
R. La burbuja va a pinchar sí o sí. Estoy convencido al 100%. La única duda es cuándo lo hará. Los paralelismos de lo sucedido con la burbuja de las puntocom en el año 2000 son evidentes. Se están invirtiendo millones y millones en microchips y capacidad de computación, pero hace falta que esas inversiones se moneticen. Por eso cada vez tenemos más claro nuestro foco de invertir solo en compañías de calidad.
P. En el último mes han aparecido algunos anuncios preocupantes sobre varios casos de contratos y participaciones cruzadas entre OpenAI, Nvidia, Oracle...
R. Es otro claro indicador de burbuja. Nvidia invierte en OpenAI, OpenAI hace un contrato de suministro de 300.000 millones de dólares con Oracle, Oracle gasta millones en chips de Nvidia. Las cifras de facturación son mareantes, pero también muy artificiales. Como gestor, no es fácil decidir mantenerse al margen de estas dinámicas, pero creo que actuar así es lo más sensato para los clientes que nos han confiado su dinero. Además, es una gran oportunidad, porque todo lo que no es pura tecnología cotiza a precios atractivos.
P. ¿Siempre se han mantenido lejos del sector tecnológico?
R. No, en absoluto. En 2022, después de las fuertes subidas de tipos de interés, las cotizaciones de las grandes tecnológicas sufrieron muchísimo. En ese momento sí que vimos la posibilidad de entrar a invertir en compañías como Microsoft, Alphabet o Meta a precios tremendamente atractivos. En algunas llegamos a duplicar, o incluso cuadriplicar, el dinero invertido. Este año todavía hemos estado invertidos en Microsoft, pero ya cerramos la posición.
P. ¿Por qué tipo de compañías han sustituido esas empresas en el fondo?
R. Buscamos siempre empresas que no estén endeudadas, que tengan una posición de mercado muy fuerte, de cuasimonopolio, y con buenos niveles de retornos sobre el capital. Partimos de un universo de unas 120 empresas y acabamos posicionados solo en unas 20. Ahora estamos en Airbus, que nos genera muy buena visibilidad respecto a los ingresos futuros. También hemos entrado en varias compañías farmacéuticas, como Waters, que se dedica a la cromatografía líquida. También hemos añadido Universal Music.
P. ¿Tienen planes para sacar nuevos fondos?
R. No. Estamos muy cómodos con esta estrategia. Es lo que mejor sabemos hacer, aunque ese ejercicio esté siendo difícil y estemos por detrás del mercado. Creemos que aquí tenemos una ventaja competitiva. Además, es una estrategia muy escalable.

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