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El nuevo entorno de tipos de interés termina con la segunda juventud de los fondos garantizados

Los productos estrella de los años 2022 a 2024 pierden 2.000 millones de patrimonio en seis meses, el 20% del total

La fiebre de los fondos garantizados que se vivió en España entre 2022 y 2024 toca a su fin. En esos dos ejercicios se llegaron a captar 6.500 millones de euros en vehículos de inversión que garantizaban al menos la recuperación del capital aportado. Poco a poco, esos fondos van venciendo y ya no se renuevan. En lo que va a de año, han salido de este tipo de productos unos 2.000 millones de euros. El nuevo contexto de tipos de interés ha hecho que estos fondos ya no sean atractivos.

En el trienio 2022-2024 los fondos garantizados habían regresado con fuerza. Después de casi una década de tipos de interés cercanos al 0%, la abrupta subida fue el caldo de cultivo ideal para que los bancos recuperaran este formato, muy popular a comienzos de siglo. Se lanzaron decenas de productos, sobre todo ligados a renta fija entre dos y cinco años, con rendimientos garantizados cercanos al 3 % TAE. También hubo productos que combinaban un interés fijo, con uno variable ligado a índices.

Santander, CaixaBank, Sabadell, Gescooperativo y Mapfre encabezaron los lanzamientos y las ventas, convirtiéndose en una de las categorías más vendidas del periodo. Productos como el March Renta Fija 2025 II, emitido a finales de 2023, ofrecía una rentabilidad estimada del 2,9%. Ahora, cuando llegan a su vencimiento, cada entidad tienen que replantearse qué propone a sus clientes como alternativa.

Luis Viceira, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard y experto en construcción de carteras, recuerda que “tener esa garantía en los fondos no sale gratis”. Cuando las gestoras de los bancos lanzan esos productos asegurados, que garantizan el 100% del capital, lo hacen contratando una cobertura financiera específica, “lo que hace que acabe renunciando a algo de rentabilidad”, recuerda el experto.

En los escasos lanzamientos que ha habido este año, las rentabilidades son mucho más modestas. Así, el fondo Rural IX Rentabilidad Garantizada, que ha emitido Gescooperativo para distribuir en las cajas rurales, ofrece un 5%, pero para un plazo de tres años. Eso deja la TAE garantizada en solo el 1,55%.

Para que una gestora pueda comprometerse con los partícipes de un fondo a que van a recuperar todo lo invertido cuando llegue el vencimiento del vehículo, debe contratar unas coberturas financieras, que funcionan como una póliza de seguro. Cuando la rentabilidad de las letras del Tesoro españolas a tres años pagaban el 3%, la gestora tenía algo de margen para suscribir esa cobertura. Ahora, el bono pagando solo un 2,2%, la rentabilidad que pueden ofrecer las gestoras, descontada el precio del seguro hace que no salgan las cuentas.

Otra de las fórmulas que se utilizaba es la de la garantía variable. En estos casos, la gestora garantiza al vencimiento un porcentaje del capital inicial, pero la rentabilidad adicional depende de la evolución de un activo subyacente (índices bursátiles, cestas de acciones, etc.). Por ejemplo, el fondo de ING Naranja Bolsa Garantizado, lanzado en 2024, permitía recuperar el capital, con un 1% de retorno anual, más un 25% de la revalorización del índice Eurostoxx 50. Eso sí, se exige mantener el dinero al menos tres años. Si se saca antes, hay penalización.

En este tipo de productos, igualmente hay que contratar un derivado financiero para exponer a los partícipes a esa revalorización bursátil. A medida que bajan los tipos de interés, hay menos margen para adquirir esas coberturas. Además, cuando hay dudas sobre las perspectivas de evolución de la renta variable, también son más caras. Por eso pierden vigencia.

Como en los últimos meses han vencido muchos de los productos garantizados que se lanzaron entre 2022 y 2024, y se han emitido pocos fondos nuevos de este tipo, la categoría está viviendo esta sangría de 1.933 millones en los seis primeros meses del año. Y que en estos días de julio ya habría alcanzado los 2.000 millones de reembolsos netos, una quinta parte de los casi 10.000 millones de patrimonio que sumaban en a cierre de 2024.

El atractivo de la renta fija

El que haya disminuido el interés por estos productos que garantizan el capital no quiere decir que haya caído la atracción por los fondos conservadores y de renta fija. En lo que va de año, estos vehículos que invierten en emisiones de deuda soberana y corporativa han captado 18.300 millones de euros.

Andrea Conti, jefe de análisis macro de la gestora italiana Eurizon —propiedad del gigante Intesa Sanpaolo— explica que “el contexto macroeconómico sigue siendo muy óptimo para invertir en renta fija, porque la pendiente de la curva se ha normalizado, al fin”. Esto implica que la deuda a corto plazo paga rendimientos inferiores a las emisiones de deuda a largo plazo.

El experto argumenta que la inversión en bonos soberanos “tiene que ser la base sobre la que se construye cualquier cartera sólida”. También recuerda que este tipo de activo puede funcionar como un seguro en caso de que haya una parálisis de la economía mundial. “Si eso ocurriera, aunque no es algo que preveamos para los próximos trimestres, los bancos centrales tendrían que reaccionar bajando los tipos de interés, lo que revalorizaría las emisiones de deuda en circulación”, apunta Conti.

Sobre la firma

Miguel Moreno Mendieta
(Madrid, 1979) es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III. También cursó el Máster de Periodismo de El País. Se incorporó al periódico Cinco Días en 2006, tras pasar por la web de El País y Mi cartera de Inversión. Escribe sobre el sector financiero, con un foco especial en fondos de inversión y los seguros.
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