BlackRock retoma los encuentros con empresas ciñéndose a las nuevas directrices de Trump
La mayor gestora del mundo ha tenido que revisar su modo de operar para no ser acusada de activista


BlackRock trata de recuperar la normalidad. La gestora de fondos neoyorquina, que administra activos por valor de 11 billones de euros, había tenido que suspender algunos encuentros con empresas en las que invierte, ante las dudas que tenía por las nuevas directrices que ha sacado la SEC —el supervisor de los mercados financieros en Estados Unidos—, tras la vuelta al poder de Donald Trump. Hoy, la firma ha remitido un comunicado en el que se explica que tras ceñirse “a los nuevos requerimientos” ha retomado su actividad de relación con las compañías.
La firma fundada por Larry Fink es la mayor gestora de activos de todo el planeta, pero el regreso de Trump a la Casa Blanca ha supuesto una importante sacudida en su modo de actuar. Hace cuatro años, BlackRock se comprometió a tener un cuenta cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) en todas sus decisiones de inversión. Ahora que esas siglas se consideran como un anatema progre por parte de la nueva administración estadounidense, la entidad ha tenido que esconder este proceder y amoldarse a los nuevos tiempos.
El papel de BlackRock y otras grandes gestoras de fondos es fundamental en cómo operan las empresas cotizadas de todo el planeta. En España, por ejemplo, BlackRock es el mayor accionista de BBVA, Sabadell y Banco Santander. Al tener este peso en el accionariado de las firmas, tiene que analizar qué vota en las asambleas generales: sobre el pago a directivos, sobre políticas de transición ecológica, sobre cómo se trata a los empleados, sobre el nombramiento de nuevos ejecutivos y consejeros... Esta labor la realiza un pequeño grupo de empleados de la firma, dentro del área de stewardship (gestión responsable).
Ahora bien, en el comunicado BlackRock aclara que su compromiso para tomar “decisiones informadas” en cada compañía en el nombre de sus clientes (los dueños de los fondos), no lo utilizará como una vía para “controlar” esas empresas. La gestora también aclara que ellos tienen un papel de “inversor pasivo” y deja claro que están operando en “uno de los sectores más regulados del mundo”, y que seguirán “cumpliendo con todas las leyes”.
Para Trump y sus acólitos —como Vivek Ramaswamy, que fundó una gestora específicamente anti-progre—, incluir variables no financieras a la hora de invertir es una forma de pervertir el compromiso que tienen las gestoras con quienes les han dejado su dinero. Por eso han hecho campaña contra todo lo que huela a ESG. Lo que ha llevado al absurdo de pedir a los proveedores de la embajada en Madrid que no tengan ningún tipo de política de diversidad o igualdad (pese a ser preceptivas en España).
Ante tal cruzada, Larry Fink, el jefe de BlackRock, ha reconocido que han dejado de utilizar el término ESG “por estar fuertemente politizado”. En cuanto a la interacción con empresas, la gestora reconocía que la semana pasada tuvieron que suspender temporalmente “un pequeño número de compromisos”, tal y como avanzó el miércoles el diario Financial Times. Ahora, después de completar la evaluación de las nuevas directrices de la SEC, “hemos reanudado nuestros compromisos de administración en nombre de los clientes”.
BlackRock no es la única gestora que se ha visto presionada por la Administración Trump. Vanguard, otro de los gigantes de Wall Street, también ha pausado algunos encuentros con empresas hasta aclarar los nuevos requerimientos. Según una información de la agencia Reuters, la firma está preocupada por ser acusada de imponer cargas excesivas en las empresas donde invierte, al exigir el cumplimiento de políticas medioambientales o de fomento de la diversidad. “Estamos analizando las nuevas orientaciones del personal de la SEC para determinar qué modificaciones, en su caso, pueden estar justificadas en el enfoque pasivo de los fondos Vanguard con respecto a las actividades de administración de inversiones”, reconocían desde la compañía.
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