¿Debe preocupar al inversor el rápido crecimiento de Ozempic?
Todavía no está claro cómo se financiarán estas medicinas y cuáles serán sus efectos secundarios
El mundo de la asistencia médica está viviendo a nivel global un fuerte incremento del interés por los nuevos medicamentos antiobesidad, a menudo conocidos como “agonistas del receptor GLP-1″ (péptido similar al glucagón 1). Estos medicamentos innovadores no sólo han captado la atención de los profesionales de la salud y de los pacientes, sino también la de inversores en todo el mundo.
Los posibles beneficios de estos medicamentos para la salud de la población a lo largo de la próxima década podrían transformar el mercado de la asistencia médica e impactar en un gran número de mercados adyacentes. En este artículo, exploraremos qué antecedentes existen sobre estos medicamentos, sus implicaciones como activo de inversión y todas las consecuencias que se derivarán de su completa adopción por parte de la población.
Los “agonistas del GLP-1″ son una clase de medicamentos que busca combatir eficazmente la obesidad. Funcionan promoviendo la síntesis de insulina, lo que juega un papel crucial a la hora de regular tanto un metabolismo saludable como los niveles de glucosa en sangre, al tiempo que reducen la sensación de hambre. Varias compañías farmacéuticas relevantes, como Novo Nordisk y Eli Lilly, han estado a la vanguardia en el desarrollo y comercialización de estos medicamentos para diabéticos.
Según las proyecciones de diversos estudios, incluyendo uno de Goldman Sachs, el mercado de medicamentos antiobesidad podría alcanzar la asombrosa cifra de 100.000 millones de dólares para 2030. Se estima que alrededor de 13 millones de estadounidenses podrían utilizar estos medicamentos para entonces. Sin embargo, los posibles beneficios de dichos medicamentos conllevarían un coste financiero significativo, porque el gasto anual para los pacientes podría suponer hasta 10.000 dólares en algunos casos, aunque dependería mucho del ámbito geográfico.
Ozempic, producido por Novo Nordisk, es uno de los principales medicamentos antiobesidad disponibles en el mercado, un inyectable que se administra semanalmente. Sin embargo, este mercado prometedor no está exento de incertidumbres: por ejemplo, saber cómo se pagarán estos medicamentos, si las compañías de seguros ofrecerán reembolsos, los posibles efectos secundarios, la duración del tratamiento o la aparición de nuevos competidores, entre otras.
El ascenso meteórico de los “agonistas del GLP-1″ no ha pasado desapercibido para los mercados de valores. La capitalización de Novo Nordisk ha crecido desde 132.000 millones de euros a finales de 2020, hasta más de 400.000 millones en la actualidad, mientras que Eli Lilly ha pasado de 132.000 millones de euros a más de 500.000 millones de euros. Estos incrementos en la valoración sugieren que gran parte del éxito potencial a futuro de estas compañías ya se ha descontado en el precio de sus acciones.
Cautela ante el subidón bursátil
Los inversores deben ser cautelosos en la inversión en compañías con expectativas tan elevadas, ya que podrían terminar siendo especulativas. Los inversores deben tener presente que cualquier obstáculo en el proceso de aprobación de estos medicamentos podría provocar una corrección en los precios de las acciones de dichos gigantes farmacéuticos.
Otro punto a considerar son las amplias implicaciones de estos medicamentos en otras industrias. El uso masivo de medicamentos antiobesidad podría generar una menor necesidad de tratamientos para la diabetes, una caída en el consumo de calorías, especialmente en aperitivos y bebidas azucaradas, menos visitas al hospital y, posiblemente, un menor consumo de alcohol y tabaco, a medida que los consumidores se adaptan a estilos de vida más saludables. Las compañías de estos sectores podrían afrontar, por este motivo, desafíos para su modelo de negocio si estas tendencias se consolidan.
Un ejemplo de esto lo tenemos en la industria de alimentos y bebidas. John Furner, presidente y CEO de Walmart, señaló recientemente que han observado que las personas que toman medicamentos antiobesidad comen menos, lo que a la postre supone un menor consumo total de alimentos. Esto ha provocado una caída en los precios de las acciones de importantes fabricantes de alimentos, como PepsiCo, Mondelez International, The Hershey y otros. Incluso Nestlé, la empresa alimentaria más grande del mundo, ha experimentado una disminución en su crecimiento de ventas.
Por otro lado, si los consumidores de estos medicamentos terminan gastando menos en comida, podrían sustituir este gasto en alimentación por otros gastos en moda, cosméticos, deportes y actividades al aire libre. Estos cambios podrían generarse cuando los personas bajo esta medicación adopten estilos de vida más saludables, necesitando ropa nueva, preocupándose más por su apariencia personal y participando en actividades de ocio saludables.
Sin duda, la preocupación de los inversores sobre los riesgos y oportunidades de la creciente tendencia de consumir medicamentos antiobesidad está justificada. Si bien algunas de estas expectativas podrían estar ya reflejadas en los precios de las acciones de las mayores compañías del sector, es esencial que los inversores consideren todos los posibles impactos en la toma de decisiones. El atractivo del mercado de medicamentos antiobesidad y sus posibles consecuencias, merecen una vigilancia intensa por parte de aquellos inversores que buscan navegar por el cambiante escenario del sector de la asistencia médica y las industrias relacionadas.
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