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Las pymes quieren saber cuánto valen: patentes, marca y fondo de comercio

Lo que es una práctica normal en las grandes empresas empieza a extenderse entre las pequeñas y las micropymes. Internacionalizarse y buscar financiación ayuda a que se soliciten las tasaciones

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May Lim / 500px (Getty Images/500px)
Marta Yoldi

El mundo empresarial evoluciona y adopta nuevas prácticas. Y la pequeña y mediana empresa no se puede quedar atrás. Un cambio que se está produciendo, y acelerado tras la pandemia, es el aumento de pequeños negocios que solicitan una valoración de los activos con los que cuentan. “Del número de estas acciones que hacemos al año –en 2022 llegamos a las 200–, ahora la mitad ya son de micropymes”, informa Roberto Guiñales, director de valoraciones financieras de la consultora Gesvalt. “Hace cinco años valorábamos entre tres y cinco micropymes en un ejercicio y en la actualidad hacemos cuatro veces más”, indica el director general de mercado, empresas, empresarios y ONG de CE Consulting, Abel Petisco.

El pequeño negocio está experimentando varias transformaciones y una de ellas es la de tener la necesidad de saber cuánto vale la empresa, con cuántos activos se cuenta. Necesidad que hasta hace bien poco no estaba tan extendida y no se cubría si no era imprescindible. “Se dan muchos casos en los que la falta de información no es un problema, muchos casos en los que la figura del propietario concentra todo, al punto de difuminarse este con la propia empresa”, explica Guiñales. Es decir, que, salvo una necesidad perentoria como el cambio de propiedad, conocer el justiprecio del negocio no ha sido en absoluto algo que preocupe.

Hay intangibles, como ideas, patentes y desarrollos, que necesitan una evaluación técnica

Sin embargo, algo está cambiando en la mentalidad tradicional, sobre todo, si la pyme ha nacido para desarrollar y comercializar una idea. “Nuestra primera evaluación fue para saber el valor de la empresa de cara a hacer las inversiones oportunas, pero, en nuestro caso, necesitamos conocer además lo que valen nuestras patentes, nuestros activos intangibles”, declara Jorge Costas, CEO y uno de los fundadores de Help Flash, compañía que lanzó al mercado el dispositivo luminoso que ha sustituido a los triángulos de aviso que se colocan cuando un automóvil tiene que estar parado en el arcén de una vía. “Nosotros desarrollamos tecnología y eso es intangible, hay que valorarlo, saber lo que hay”, agrega Costas.

Aunque la I+D+i no es muy común en las micropymes, casos como el de los emprendedores de Help Flash empiezan a menudear. Si bien el justiprecio de activos intangibles “se da con cuentagotas”, José Antonio Clemente, profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y consultor financiero independiente, comenta que se está observando un cambio importante en la forma de pensar de muchas pymes. “La profesionalización de la gestión es cada vez más evidente y buscar monitorización externa se está imponiendo”. Este experto cita dos niveles para que la pyme acuda a valorar sus activos: “El operativo y el estratégico”. Trabajar los presupuestos y los planes de negocio se incluye en el nivel operativo, mientras que la internacionalización, la búsqueda de financiación más allá de la bancaria, el conocimiento de los riesgos y la transición entre generaciones son las nuevas preocupaciones que llevan a interesarse por el valor del negocio. “Internacionalizarse es un desafío, pero también una necesidad. Hay que diferenciarse tanto para salir como para competir con el que viene del exterior”, anuncia el profesor y experto.

Las compañías tecnológicas son las que más requieren de este servicio junto con las farmacias

El ejecutivo de Gesvalt apunta en la misma dirección. “La fuentes de financiación son muy importantes, y aunque en la microempresa familiar se tiende a autofinanciarse, hay menos transparencia y el valor añadido no es tan público, el recurrir a nuevos mercados, como por ejemplo al cotizado, ya no es tan infrecuente”. Guiñales añade que “todavía hay mucha reticencia a desprenderse de parte de la propiedad y salir a cotizar”.

Como también la hay a buscar socios capitalistas o financieros. Guiñales señala que “perder el control de la empresa, sobre todo en el caso de las familiares, es un miedo que sigue ahí”. Clemente abunda en esta cuestión: “Hay una tendencia al alza y es que se hacen más transacciones, se nota más dinamismo y poco a poco se está dando más entrada a socios financieros o incluso al capital riesgo. Ya no hay tanta tradición como antes de que el que funda el negocio muera con él”.

Fachada de una farmacia
Fachada de una farmaciaNestor Martinez Nieva (Getty Images)

Sectores

Los consultores están de acuerdo en que la tasación de activos está ganando terreno, pero en unos sectores más que en otros. “Las pymes tecnológicas son más propensas a las valoraciones y el asesoramiento por su propia naturaleza”, declara Clemente. Petisco coloca a las firmas de tecnología en primer lugar entre sus clientes, y “las que menos tasan sus activos por causas distintas a un traspaso son los comercios”.

Un ejemplo de empresa que solicita evaluaciones externas de manera habitual es Windar Renovables, con 1.700 empleados fruto de su expansión internacional. Esta compañía se dedica a la fabricación de estructuras metálicas, de torres de aerogeneradores tanto offshore como onshore, de bienes de equipo para el sector de petróleo y gas, de estructuras modulares y de equipos para el medio ambiente como plantas de transferencia o contenedores de compactación; pertenece al grupo Daniel Alonso y tiene su sede en el Principado de Asturias. Manuel Vila, del área de seguros de esta empresa, afirma que han requerido los servicios de una consultora como Gesvalt “para tener un conocimiento actual y real del valor de los activos tanto intangibles como tangibles”.

Otra actividad que acude con regularidad a las consultoras es la de oficinas de farmacia. “El traspaso, apertura o liquidación de farmacia necesita un desembolso muy grande, son operaciones importantes”, subraya Guiñales.

En general, la pyme, o más bien la micropyme, presenta unas singularidades a la hora de valorarla. “Tiene una estructura organizativa poco dimensionada, hay que hacer una labor pedagógica muy importante para que se familiaricen con el lenguaje comercial y cometen frecuentemente un error, el de pedir ayuda cuando ya hay poco margen de maniobra, cuando hay poca oportunidad de detectar sus fortalezas”, asegura Guiñales.

Continúa siendo habitual que se acuda a evaluar el negocio cuando existe poco margen de maniobra

“Por desgracia, se suele recurrir a nuestro trabajo por algo concreto que no es bueno”, confirma Clemente. No obstante, este especialista está convencido de que “cada vez se nota más madurez empresarial y ya no es como antaño. Antes no era habitual que las pymes salieran a Bolsa y ahora es más normal, ocurre igual con las valoraciones, que empiezan a ser una actividad frecuente”.

Operaciones y recomendaciones

Fondo de comercio. El director de valoraciones financieros de Gesvalt, Roberto Guiñales, explica que una parte muy importante de su actividad evaluadora es cuantificar el fondo de comercio de las empresas. No es de extrañar, pues este fondo es aquello que cuantifica la capacidad de las empresas para obtener beneficios extraordinarios. El fondo de comercio está definido por el BBVA Research como la capacidad de generar beneficios gracias a activos intangibles que pueden producir ganancias futuras, como son: el valor de la marca, la cartera de clientes, su posicionamiento, el know how o el valor de patentes. “Conocer bien este indicador puede ayudar a potenciar la salud financiera de una empresa”, indican en la institución.

Sucesiones familiares. Muchas pequeñas empresas son familiares. La transición de una generación a la siguiente es uno de los casos en los que se requiere una tasación “para hacerla bien y que no genere problemas”, subrayan los expertos. Fiscalidad, repartos, fuentes de ingresos, tesorería, etc., imponen el asesoramiento externo. 

Ingresos. Una de las dificultades, en general, a las que se enfrentan los consultores a la hora de valorar los activos de una micropyme “es diferenciar la procedencia y la evolución de los ingresos”, manifiesta Guiñales. “Hay resultados negativos, oscilaciones, falta de inversión, existencias almacenadas no actualizadas y un montón de circunstancias más que dificultan el trabajo”, añade.
Consejos. Si bien la actividad valorativa no es un asesoramiento empresarial, los consultores tienden a aconsejar a sus clientes. Dos son las recomendaciones más comunes que se dirigen a las pymes: que diversifiquen sus fuentes de financiación y que encarguen las tasaciones con tiempo, por ejemplo, cuando el propietario se acerca a la edad de jubilación.

Un arte. “La labor de valoración es un arte, no es una ciencia”, admite el experto independiente y profesor de la UNIR José Antonio Clemente. Este especialista confiesa que “cuando aceptas el encargo, tienes que involucrarte con la empresa, que es tu cliente”.

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