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Satara, la empresa que viste a la policía local de Valencia o Girona

La compañía diseña, fabrica y personaliza prendas térmicas para cuerpos de seguridad públicos y privados. Ha patentado una tela con protección anticorte y antiperforación

Satara

Hace más de 15 años que los hermanos Valenzuela García, por casualidades de la vida, se toparon con un chaleco antibalas fabricado en Israel. A pesar de que cada uno de ellos se dedicaba a un sector diferente, sus ganas por crear una empresa familiar hicieron que se animaran a realizar un estudio de mercado.

Fue entonces cuando Leonardo, Anaïs y Edmund Valenzuela empezaron a acudir a ferias internacionales para informarse sobre un producto que todavía no era muy competitivo en España y que, rápidamente, empezó a exigir la venta de otros relacionados. Los clientes comenzaron a pedirles cada vez más artículos y, ante su oposición a dar un no por respuesta, en 2008 acabaron creando Satara Seguridad, un pequeño negocio situado en Valencia y dedicado a la compraventa de uniformes técnicos. “Nosotros no decíamos que no a nada. Lo buscábamos, lo conseguíamos y lo vendíamos”, asegura Edmund Valenzuela, director comercial de Satara.

Datos básicos

Producción. Con tan solo 2.000 m2 de laboratorio de diseño y ocho talleres de producción en Valencia, han realizado más de 500.000 prendas desde 2015, si bien, para pedidos grandes, tienen que recurrir a la ayuda de otros países donde las capacidades productivas son mucho más rápidas y baratas.


Clientes. Su especialización son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a las que corresponde un 60% de la facturación, aunque también trabajan para empresas privadas de seguridad. La policía local del Ayuntamiento de Valencia, la de Alcobendas (Madrid), la de Jaén o la de Girona (Cataluña) son algunos de sus clientes habituales. 

La intermediación les duró poco, porque ante el aumento significativo de la demanda en el país, los hermanos –y directores– decidieron montar un taller de confección en la ciudad de Valencia, que les permitía controlar el proceso productivo, los materiales con los que trabajar, así como la creatividad e innovación de los diseños.

Satara diseña, personaliza y fabrica las prendas térmicas, polos, camisetas, chaquetas y pantalones que viste, por ejemplo, la policía local de Valencia o de Girona. Además, para ofrecer un servicio más completo, la compañía tiene acuerdos con otras empresas internacionales para distribuir otros accesorios, como Original Foot­wear, que se encarga de las botas tácticas policiales; Engarde, dedicados a los chalecos antibalas, o Reveal, que fabrica cámaras policiales corporales.

Los directores y fundadores de la empresa: Edmund, Anaïs y Leonardo Valenzuela.
Los directores y fundadores de la empresa: Edmund, Anaïs y Leonardo Valenzuela.

Innovación

Su línea estrella es Satara Master, una certificación interna que surge como resultado del compromiso propio de elaborar productos innovadores y disruptivos que, además, cumplen el doble de exigencias que los artículos normales. Por ejemplo, destacan la patente de una tela con protección anticorte y antiperforación, así como su innovador tratamiento de iones de hidrógeno, una técnica antibacteriana que deja atrás los metales contaminantes, y que resultan mucho más cuidadosos con la barrera de la piel.

Satara dispone también de un servicio integral que proporciona una trazabilidad de todo el proceso productivo y de venta. “Cada cliente necesita un producto concreto, una línea personalizada con sus necesidades. Así podemos seguir la experiencia del cliente desde que le surge la necesidad hasta que se le proporciona un producto”, explica Valenzuela.

Sede de Satara en Valencia.
Sede de Satara en Valencia.

Sostenibilidad

Además de que sus tejidos están fabricados con un 100% de poliéster reciclado proveniente de botellas de plástico, la empresa dedica grandes esfuerzos a compensar su huella de carbono. Una vez que los clientes han dado uso a los uniformes, la compañía intenta darles una segunda vida útil a las prendas donándolas a distintas organizaciones. Cuando ya no se pueden reutilizar, intentan generar otras nuevas con la misma materia prima, y lo que no vale, va destinado a plantas de reciclaje.

La meta de 2023, superar los cinco millones de facturación

A pesar de que en el último ejercicio logró facturar 4,5 millones de euros, 2022 fue un año complicado para la empresa debido al encarecimiento de los precios: “El año pasado fue muy duro, aunque al final logramos salvarlo. Nos subieron el precio de las materias primas entre un 15% y un 20%, y la energía y el transporte también se encarecieron”, admite el director comercial de la compañía, Edmund Valenzuela.

La crisis del Covid, unida a la guerra de Ucrania y el aumento de la inflación, no ha permitido a la empresa evolucionar mucho en la facturación, que el año pasado obtuvo el mismo dato de ingresos que en 2020. 


Para 2023, espera sobrepasar los cinco millones de euros de ingresos, y aunque de momento solo operan en España, dentro de su plan estratégico tienen pensado dar el salto al exterior y ampliar su cartera de clientes a otros puntos de Europa, como Francia, donde ya han realizado una prospección de mercado, así como prototipos de prendas con su tecnología y el diseño francés.


Desde 2015, año en el que pasaron de la compraventa a la producción, Satara ha fabricado más de 500.000 prendas, las cuales corresponden al 65% de su porcentaje de facturación, mientras que el 35% restante viene de los productos complementarios que distribuyen (chalecos, botas o cinturones, entre otros) gracias a acuerdos con otras firmas internacionales.
 La compañía que se inició con tan solo tres trabajadores, cuenta ya con 43 empleados internos entre talleres y laboratorios, así como con la ayuda de distintos colaboradores autónomos. 

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