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El turismo en Navarra se vuelve cada vez más internacional y se reparte por todas las estaciones

Desde la pandemia, los visitantes han aumentado hasta superar los dos millones en 2024. Los extranjeros representan ya casi el 40% del total

Navarra lleva desde la pandemia de covid-19 recibiendo a un número creciente de visitantes, después de décadas de una afluencia discreta, aunque sostenida. Las temperaturas del norte peninsular se suavizan con el cambio climático, la temporada de buen tiempo se alarga y los turistas encuentran una oferta diversificada y con mucho valor añadido. Ana Rivas, directora general de Turismo de Navarra, destaca dos grandes retos “históricos” superados recientemente: la internacionalización –el turismo internacional ha aumentado casi un 30% desde 2019, rozando el 40% del total de viajeros, “un volumen nunca alcanzado”, valora– y la desestacionalización. “Hemos conseguido hacer subir la demanda fuera de los meses estivales un 40%”, desvela.

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El lema de su actual campaña, Cuida de nuestro secreto, dice mucho de cómo quiere Navarra afrontar este turismo al alza. Rivas admite la situación privilegiada de una comunidad en la que la situación “no se ha descontrolado”, permitiendo arbitrar medidas preventivas para un crecimiento ordenado, que no provoque masificaciones y transite dentro de los márgenes de la sostenibilidad. “Hemos construido un crecimiento sólido, ordenado y competitivo”, expresa. La invitación a cuidar del secreto que es Navarra apela, según sus palabras, a “la huida de lo macro”, a la pequeña escala. También al apego a la tierra, y al producto, y al disfrute de la naturaleza. Aquí recuerda que casi un cuarto del territorio está formado por ecosistemas que cuentan con algún tipo de protección.

Economía en auge

El PIB turístico navarro ronda el 6%, según las últimas estimaciones del Gobierno foral (en 2018 era del 5,4%). En 2024, el sector generó “cifras históricas” de afiliación de cerca de 20.000 registros; el empleo de las mujeres sigue siendo predominante (63%) y la presencia de la jornada parcial muestra un peso relevante (45%). Ese año, la Comunidad Foral rebasó los dos millones de visitantes –un 10% más respecto a 2019– y los cuatro millones de pernoctaciones, un 14% más que el año anterior a la pandemia. Pero la directora general de turismo asegura que el foco no está puesto en el cuántos sino en el quiénes. “Tratamos de conectar con una demanda que comparta los valores y atributos que dan valor a nuestra oferta, y construir un turismo con huella positiva”, señala.

En este afán por quedarse con lo bueno y evitar los impactos negativos, Navarra ha decidido apostar por una estrategia de deslocalización, control de los flujos viajeros, segmentación de la oferta e impulso a productos fuera de la temporada alta: los paisajes de otoño, el turismo científico y de congresos, los eventos culturales y deportivos o las experiencias enogastronómicas. La llegada de turistas en verano –que ya funciona por sí sola, sin necesidad de demasiada promoción– aumentó un 15%. “Partíamos de una cifras pequeñas, y aún tenemos mucho margen de crecimiento”, justifica Rivas. Los segmentos más competitivos son el turismo de naturaleza y rural, el MICE (de congresos y negocios), el enogastronómico, el deportivo de competición o amateur y el Camino de Santiago, según los tiene identificados su departamento. Su oferta, sumada, funciona los 365 días del año.

“Identificamos en la industria turística un alto potencial de creación de empleo, una herramienta de progreso social y un generador de economía, con reflejo también en el ámbito rural”, constata Rivas, consciente, no obstante, de la necesidad de aumentar la competitividad y el empleo de ese tejido empresarial, que está muy atomizado y con negocios de pequeño tamaño, y que funciona a golpe de profesionalización y digitalización. Especialmente, incide, en la comercialización y la internacionalización, muy complicadas para las pequeñas empresas familiares y micropymes. “Desde la Dirección General de Turismo brindamos un estrecho acompañamiento, con el desarrollo de servicios y proyectos que permitan afrontar ese impulso hacia la competitividad en un sector tan maduro y dinámico”, concluye.

Planes para saborear el territorio

  1. Pícnic. Entre las propuestas que Activa Experience ofrece para conocer Bardenas Reales figura una ruta en 4x4 y un pícnic en mitad de este paisaje lunar, con productos de temporada de la huerta navarra como espárragos, alcachofas y tomates acompañados de queso y regados con vino de la tierra.
  2. Vino. La vinoteca y tienda gourmet Reyna de Copas, ubicada en Olite, organiza catas que combinan la degustación de vinos de Navarra con divertidos talleres creativos en los que los participantes diseñan una etiqueta y se la ponen al vino que más les haya gustado. También hacen pendientes, colgantes o anillos de cerámica. Ofrece visitas guiadas, para recorrer, copa en mano, el Palacio Real y las principales calles del pueblo.
  3. Hotel. Mirador de Deyo abrió hace unos meses en Villamayor de Monjardín, en el corazón del Camino de Santiago. La que fuera casa familiar de los dos hermanos al frente del proyecto se ha transformado en un hotel boutique de ocho habitaciones. Su propuesta gastronómica está diseñada por David Yárnoz (cuatro estrellas Michelin) y dirigida por Govinda Pérez de Ciriza.
  4. Clásico. La Semana del Pincho de Navarra se ha convertido en un clásico de la primavera, ­sobre todo en Pamplona, donde se concentra la mayoría de los establecimientos participantes. Del 13 al 22 marzo 2026, el público irá de bar en bar degustando la alta gastronomía en pequeño formato que se presenta al concurso.
  5. Queso. La quesería Kortariko Borda, en Lekaroz (Baztan), propone visitas guiadas para mostrar el proceso artesanal de elaboración del queso Idiazabal, así como el trabajo tradicional de los perros pastores con las ovejas. La experiencia, que termina con una degustación, se organiza dependiendo del trabajo que haya en esta explotación ganadera extensiva. No se retomará hasta la Semana Santa de 2026.

Sobre la firma

Elena Sevillano
Colaboradora de EL PAÍS desde 2003, ha escrito para El País Semanal, Tentaciones y los suplementos en papel 'Tierra' y 'Salud & Bienestar', hasta su cierre en 2012. Actualmente colabora, sobre todo, en la sección de Suplementos y en El Viajero. Es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de Sevilla y máster UAM-EL PAÍS.
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