Desde Europa llegan vientos esperanzadores para la generación eólica
La actividad en Navarra aúna 110 empresas y una facturación de 4.500 millones, el 5% del PIB regional. Se prevén 360 millones de inversión hasta 2025
Reza el dicho marinero que “no hay viento favorable sin un rumbo cierto”. Y la situación de la energía eólica en Europa es poco menos que una tormenta perfecta, que la ha abocado a una posición crítica. “Aun así, soplan vientos esperanzadores para una industria como la española que, no se nos olvide –y Navarra ha tenido y tiene mucho que decir–, sigue siendo puntera”, explica el director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), Juan Virgilio Márquez: “No en vano, somos terceros en patentes a nivel europeo y sextos en el ámbito mundial”.
A pesar del auge de las renovables en general, y la eólica en particular, la construcción e instalación de generadores ha llevado a despidos y pérdidas económicas en las grandes (Vestas, Siemens Gamesa, Nordex-Acciona...), debido a unas ambiciosas expectativas del PNIEC –pendientes de su próxima actualización–, lastradas por una enorme demora en la concesión de permisos administrativos; un contexto de precios elevados de las materias primas y de interrupciones en la cadena de suministros, y una necesidad de remodelar el sistema de subastas, para tener en cuenta el aporte de valor añadido eólico.
Crisis que ha afectado a toda la cadena de suministros. Y ha generado que la industria eólica se encuentre en un momento de extrema vulnerabilidad financiera, con limitaciones de inversión y de I+D justo en el momento de mayor expectativa de crecimiento del mercado; y con la competencia china echando mano de la estrategia de exportación más agresiva de su historia, con prácticas comerciales muy cuestionables, cuando no directamente ilícitas. Como ofertas de dos años de carestía a los nuevos parques, gracias al apoyo directo que tienen del Gobierno chino, afirman los implicados.
“Vivimos un contexto de revolución energética”, comenta el consejero de Industria y Transición Ecológica y Digital Empresarial de Navarra, Mikel Irujo Amezaga. “Con grandes oportunidades, junto a una incertidumbre considerable. La perspectiva de crecimiento arroja magnitudes históricas, pues el Objetivo 55 UE ha desencadenado una carrera en el despliegue de parques. Implica fabricar decenas de nuevas torres eólicas solo para nuestro territorio, y miles en el mundo. Y ante esta expectativa, la industria europea no puede estar sufriendo como lo hace. Necesitamos que la transición energética, que es estratégica, sea made in Europe; made in Navarra”.
Para cumplir esos objetivos “serán precisos 1.500 GW de nuevas instalaciones de aquí a 2030, lo que supone multiplicar por 2,5 la potencia eólica mundial instalada hasta la fecha”, razona Ana Goyén, directora de energía eólica de Ingeteam y presidenta del clúster de energías renovables de Navarra. “Para ello, existen proyectos innovadores enfocados en la fiabilidad y mejora de costes y prestaciones de los productos, fundamentales para el éxito a corto y medio plazo; y otros más disruptivos, en los que se habrán de considerar aspectos relativos a la hibridación, a la estabilidad de la red y a las nuevas necesidades que surgen de la electrificación del consumo”.
Navarra cuenta con un desarrollo de potencia eólica de 450 MW en proyectos con autorización medioambiental; de los cuales 330 tienen el permiso industrial. Lo que supone movilizar una inversión que puede superar los 360 millones de euros de aquí a junio de 2025.
Y es que el sector industrial eólico es clave para la comunidad foral: “Es el tercero en importancia, detrás de automoción y agroalimentación, cuenta con una estratégica red industrial de más de 110 empresas, 600 empleos directos y una facturación de 4.500 millones de euros, lo que supone un 5% del PIB regional”, concluye Irujo.
La Unión Europea, al rescate
Bruselas. La Comisión Europea acaba de aprobar el European Wind Power Action Plan, un importante respaldo e impulso al sector, para garantizar su competitividad y cumplir con los objetivos de desarrollo de la eólica en España y los de la UE en materia de clima y energía para 2030. “Proporciona herramientas para cuidar de nuestra industria, frente a la amenaza exterior y equilibrar así el escenario comercial”, opina Juan Virgilio Márquez, de la AEE. “La pega es que no es vinculante: es un plan, no una directiva o un reglamento, y resultará tan útil como quiera cada país, que ha de decidir trasladarlo a su legislación”.
Pymes. Lograr la priorización de la tecnología europea en el sector pasa, según Elena Tres Cruz, directora general de Grupo Inerzia, “por implementar estrategias y acciones económicas específicas e imponer normativas y estándares que favorezcan la adopción de nuevas tecnologías; además de fomentar la colaboración entre el sector público y privado para impulsar proyectos de I+D en suelo europeo que protejan nuestras leyes de propiedad intelectual”. Y lo que más interesa a las pymes del sector, “desarrollar programas de apoyo, facilitando nuestra participación en proyectos y fortaleciendo la cadena de suministros local”.
Mantenimiento. “Es la primera vez que vemos un plan global, que aúna esfuerzos en Europa, y que impactará sin duda en la cadena de valor: no podía llegar en mejor momento”, cree David García Alonso, director comercial de Comantur, para quien, en estos últimos años, “ha habido una explosión de información y de proyectos que han hecho tomar decisiones precipitadas”. En su opinión, “el sector tiene un futuro claramente optimista, pero hay que serenarse en la toma de decisiones y tener en cuenta todos los aspectos que pueden influir en su buen desarrollo, ya que hay muchos factores involucrados”.
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