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Industria

Europa reduce la burocracia para las industrias verdes: ¿puede mantenerse competitiva?

China y Estados Unidos están realizando grandes inversiones en un sector en el que la Unión Europea había liderado históricamente. Los Veintisiete apuestan por atenuar la burocracia comunitaria, aunque los analistas piensan que existen otros factores que lastran el avance de la industria

TotalEnergie inaugura la mayor planta de energía solar de Europa en Guillena (Sevilla)
Luis Alberto Peralta

La Unión Europea pisa el acelerador en la carrera por recuperar la competitividad en sectores estratégicos, esta vez con un foco particular en transición energética y sus industrias asociadas. Con este objetivo, la Comisión Europea presentó hace unos días cuatro nuevas medidas legislativas y una comunicación relativa a la Ley de Industria de Emisiones Netas Cero (NZIA, por sus siglas en inglés), que, según el Ejecutivo comunitario, ayudarán a la industria de la UE a ser más resiliente, competitiva y a reducir su huella de carbono. Sin embargo, mantener el liderazgo en un sector en el que países como China son cada vez más dominantes puede ser complejo: los costes de producción, la inestabilidad en la cadena de suministros y la excesiva burocracia lastran el avance del sector.

Con la mencionada Ley de Industria Net Zero, Bruselas pretende cubrir el 40% de sus necesidades económicas de despliegue verde para 2030. En esta línea, las recientes normas pretenden ayudar al sector aclarando ciertos vacíos legales. Por ejemplo, explican qué proyectos de fabricación pueden beneficiarse de ciertas disposiciones de la NZIA, así como cuestiones relativas a la concesión de permisos, la condición de proyecto estratégico y los criterios no relacionados con el precio (como el factor resiliencia).

Pero ¿son suficientes estas medidas para evitar que Europa pierda competitividad en este sector? Algunos de los expertos consultados critican que el Ejecutivo comunitario parece enfocarse más en legislar. “Europa parece estar centrada últimamente en regular las inversiones en tecnología verde en lugar de fomentarlas. Esto probablemente la sitúe a la zaga en la financiación de estas tecnologías en comparación con Estados Unidos y China. Como dice el refrán: Estados Unidos innova y Europa regula. La naturaleza más fragmentada de los mercados de capitales europeos y una cultura más reacia al riesgo también han frenado probablemente la inversión tecnológica en la región”, sentencia Leon Kamhi, director de responsabilidad de Federated Hermes.

Kamhi opina que la taxonomía verde de la UE es una “gran idea, en teoría”, pero que es muy difícil de aplicar de forma efectiva. “Por lo tanto, es poco probable que resulte útil para los grandes fondos de inversión y de capital riesgo, que analizarán en profundidad y con gran especificidad las diferentes oportunidades ecológicas del mercado sin necesidad de recurrir a la taxonomía ni verse limitados por ella”, indica el experto de Federated Hermes a este diario.

Inversión privada en la mitigación del cambio climático en la UE Gráfico

Retos del sector

El Club de los Veintisiete divisa diferentes obstáculos para mantener su liderazgo. “El sector europeo de la energía limpia se enfrenta a varios desafíos, como los elevados precios de la energía, la dependencia de las cadenas de suministro y la escasez de mano de obra. Aunque Europa sigue siendo competitiva en determinadas tecnologías, como la energía eólica y las bombas de calor, también muestra un cierto retraso en otras áreas, como la fabricación de paneles solares y la producción de baterías”, explica Darío Bertagna, director general sénior y codirector del área de clean energy de Capital Dynamics.

Un ejemplo claro de la pérdida de liderazgo europeo es la solar. Durante la última década, la capacidad mundial de fabricación de energía solar fotovoltaica se ha trasladado cada vez más de Europa, Japón y Estados Unidos a China. Pekín ha invertido más de 50.000 millones de dólares en nueva capacidad de suministro fotovoltaico (diez veces más que Europa) y ha creado más de 300.000 puestos de trabajo en toda la cadena de valor de la energía solar fotovoltaica desde 2011. “Hoy en día, la participación de China en todas las etapas de fabricación de paneles solares supera el 80%. Esto supone más del doble de la participación de China en la demanda mundial de energía solar fotovoltaica. Además, el país alberga a los 10 principales proveedores mundiales de equipos de fabricación de energía solar fotovoltaica”, indica un informe de la Agencia Internacional de Energía.

Eric de Tessières, director de sostenibilidad de Edmond de Rothschild AM (EdRAM), resalta que, si bien la UE es líder en financiación verde y ha invertido mucho en energías renovables, bonos verdes y proyectos respetuosos con el medio ambiente; el bloque tiene dificultades para seguir el ritmo de los rápidos avances e inversiones de Washington y Pekín. “Los sectores de energías limpias de China contribuyeron significativamente a su PIB en 2024, lo que pone de relieve la sólida posición del país en el mercado mundial de la energía verde. EE UU también está avanzando a pasos agigantados en tecnología verde, con un fuerte apoyo de los sectores público y privado”, apunta De Tessières a CincoDías.

En una línea similar, Bertagna evalúa que, si bien el modelo de financiación verde de la UE resulta atractivo por su sólido marco normativo, el bloque podría necesitar simplificar los procesos y aumentar los estímulos a las inversiones en fases tempranas para atraer más capital de riesgo.

“La Comisión Europea ya ha propuesto incentivos fiscales, como periodos de amortización más cortos para los activos de tecnologías limpias y deducciones fiscales para las empresas de sectores estratégicos, lo cual resulta alentador para los inversores. Como siguiente paso, una mayor simplificación de la normativa fiscal y la concesión de desgravaciones más sustanciales podrían impulsar aún más el crecimiento de las startups”, señala Bertagna.

Más allá de esto, algunos expertos consideran que la solución tal vez debería enfocarse también desde la perspectiva de la demanda. Por ejemplo, Norbert Rücker, director de investigación económica y Next Generation de Julius Baer, no percibe obstáculos en términos de fabricación y suministro de tecnología de energía limpia, ni tampoco en términos de inversión en centrales eléctricas de energía limpia. No obstante, considera que las limitaciones podrían estar más vinculadas a la capacidad del mercado.

“Los obstáculos regulatorios y la tramitación de permisos a veces ralentizan o incrementan innecesariamente los costes de la transición energética, y algunos de estos obstáculos se han abordado mientras tanto. Sin embargo, un análisis del mercado eléctrico muestra que las horas con precios deprimidos y negativos de la energía se han vuelto muy frecuentes en Europa. Esto es una clara señal de que el mercado no puede gestionar una transición energética mucho mayor. Los obstácu­los no son el capital ni la fabricación, sino el propio mercado y su capacidad para absorber toda la electricidad producida por las centrales eléctricas de energía limpia”, sostiene Rücker.

Industrias distintas

Más allá de la campaña por repotenciar la industria verde dentro de las fronteras comunitarias, algunos expertos consideran que la relocalización industrial tiene más sentido en ciertas cadenas de valor de la energía verde que en otras. Esto se debe a que Europa sigue liderando en sectores como la eólica y las bombas de calor, pero depende ampliamente de los proveedores extranjeros para la solar y las baterías.

“La energía eólica es un buen ejemplo de éxito, ya que Europa es capaz de fabricar hasta 32 GW anuales de aerogeneradores de aquí a 2030. Esto sitúa a la UE como un actor importante en el mercado mundial de la energía eólica. No obstante, a pesar de los avances, la UE depende cada vez más de las importaciones para determinadas tecnologías: más del 60% de la capacidad de fabricación mundial para segmentos clave de la cadena de valor de las baterías y la energía solar se encuentra en China”, dice De Tessières.

Desde Julius Baer, sin embargo, resaltan que la mayor parte de la generación de valor en la energía solar sigue produciéndose en Europa, a pesar de que casi todos los módulos se importan de China. “Por este motivo, no existen razones económicas convincentes para que la fabricación de energía solar se realice en Europa, con reabastecimiento en China. Al igual que ocurre con los teléfonos móviles, donde curiosamente apenas cuestionamos el liderazgo de China”, comenta Rücker a CincoDías.

En 2023, la última cifra oficial disponible, la UE importó paneles solares por valor de 19.700 millones de euros, biocombustibles líquidos por valor de 3.900 millones y turbinas eólicas por valor de 300 millones. En esta línea, el valor de las importaciones de paneles solares y biocombustibles líquidos fue muy superior al de las exportaciones, que fueron de 900 millones de euros para paneles solares y 2.200 millones para biocombustibles líquidos. Por el contrario, el valor de las exportaciones de turbinas eólicas fue de 2.000 millones de euros. Esto supone un déficit comercial de 18.800 millones en estas industrias. China fue, con diferencia, el mayor proveedor de paneles solares, representando el 98% de todas las importaciones. Las turbinas eólicas se importaron principalmente de India (59%) y China (29%), según Eurostat.

Estrategia europea

Además de intentar recortar su propia burocracia, Bruselas está dirigiendo una cantidad considerable de fondos a este sector. En concreto, la UE habría movilizado alrededor de 370.000 millones de dólares en 2024, según calculan los expertos de EdRAM. La inversión privada en mitigación del cambio climático en la UE ha aumentado en consonancia con el producto interior bruto (PIB) desde 2005, alcanzando los 95.300 millones de céntimos o el 0,55% del PIB en 2023, la última cifra oficial disponible (ver gráfico).

Este monto sigue siendo inferior al de su mayor competidor. De hecho, China habría gastado casi 680.000 millones de dólares en energías limpias en 2024, impulsada por su gran mercado interno y el rápido crecimiento de industrias como la solar, la producción de baterías de litio y la fabricación de vehículos eléctricos. Estados Unidos también estaba aumentando su inversión en energías limpias, con una estimación de 300.000 millones de dólares en 2024, lo que supone 1,6 veces el nivel de 2020.

Dicho esto, la mayoría de los expertos consultados coinciden en que una manera de fomentar la competitividad es seguir eliminando las barreras. “Entre las barreras regulatorias existentes se encuentran los complejos procesos de aprobación, las restricciones a la participación extranjera en el capital y una normativa medioambiental muy estricta. Simplificar estos procedimientos y ofrecer directrices más claras podría fomentar una mayor inversión extranjera directa”, asegura Darío Bertagna a CincoDías. El experto también recomienda fomentar las prácticas de economía circular y reducir la dependencia de terceros países.

“Aún existen algunos obstáculos, y el informe Draghi los expuso con precisión. En ocasiones, prevalece el interés nacional y el acceso al mercado se complica innecesariamente por la burocracia. Además, Europa no cuenta con la misma cultura de mercado de capitales ni con el mismo panorama dinámico de riesgo de capital y de crecimiento que EE UU”, pondera Rücker.

El BCE ha alertado que se necesitan medidas drásticas para lograr una inversión sustancial en la UE en las próximas décadas que permita facilitar la transición ecológica, reduciendo las emisiones en un 55% con respecto a los niveles de 1990 para 2030. “Para alcanzar el objetivo de 2030, la Comisión estima que se necesitarán 477.000 millones de euros adicionales de inversión ecológica cada año, lo que equivale al 3,2% del PIB de 2023. En resumen, se necesita una inversión ecológica total de alrededor de 1,2 billones de euros anuales, lo que equivale al 8,3% del PIB de 2023″, indica una publicación oficial de la entidad.

Más allá de esto, es imposible negar que el mercado de las renovables seguirá creciendo tanto dentro de la UE como a nivel global, y depende de Europa si quiere seguir creciendo en este mercado. Desde Schroders, resaltan que el Estudio mundial de la energía 2025 de la Agencia Internacional de la Energía indica que las renovables y la nuclear representarán más del 40% de la generación de electricidad en 2024, y las energías renovables por sí solas representarán alrededor de un tercio.

Así, los inversores consideran más atractivos ciertos segmentos, algo que podría suponer una oportunidad para la UE de desarrollar tecnologías en las que aún puede ganar cuota de mercado. “Nos parece interesante el área del almacenamiento en baterías, que puede considerarse una de las tecnologías en expansión clave para la transición energética mundial, y existe una necesidad obvia de que el capital privado se asocie con los Gobiernos para ayudar a impulsar la revolución y financiar la instalación de nueva capacidad en todo el mundo”, concluye Lee Moscovitch, socio de Schroders.

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