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¿Una nueva primavera para la industria europea de la defensa?

Los expertos proyectan que el gasto en defensa de los países de la Unión Europea aumente considerablemente en los próximos años, impulsados por las presiones geopolíticas y por un posible recorte de las contribuciones de Estados Unidos durante el gobierno de Donald Trump.

Un soldado se encuentra junto a un tanque de batalla Panther KF51 fabricado por el grupo de armamentos alemánRheinmetall
Un soldado se encuentra junto a un tanque de batalla Panther KF51 fabricado por el grupo de armamentos alemánRheinmetallpicture alliance (dpa/picture alliance via Getty I)
Luis Alberto Peralta

Entre la espada y la pared (o más bien entre Rusia y el gasto en defensa). Esa es la situación en la que el nuevo gobierno estadounidense está poniendo a la Unión Europea, tras amenazar con posibles recortes en el apoyo militar a sus aliados de la OTAN. El presidente electo, Donald Trump, ha prometido que reducirá las contribuciones de su país a menos que los miembros de la alianza atlántica cumplan con su obligación de destinar por lo menos el 2% de su PIB a fortalecer sus defensas. Esta sentencia, no obstante, empuja a los políticos europeos a salir de su zona de confort y romper el tabú del gasto en seguridad. En este contexto, los expertos anticipan una primavera para los gigantes de la industria armamentística europea, que se beneficiarán de las compras estatales.

El sector viene creciendo desde el inicio de la guerra en Ucrania. Las ganancias más amplias las presenta la alemana Rheinmetall (conocida por sus tanques Leopard), cuyos títulos se han apreciado más de un 500% desde febrero de 2022. De forma similar, la italiana Leonardo (conocida por sus helicópteros) y la francesa Thales (que produce radares y misiles) también han visto el precio de sus acciones duplicarse desde esa fecha.

Este crecimiento, sin embargo, no se ha visto necesariamente plasmado en las cuentas. Según un informe reciente del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI por sus siglas en inglés), los ingresos combinados de las principales 27 empresas de defensa con sede en Europa (excluida Rusia) ascendieron a 133.000 millones de dólares en 2023, un 0,2% más que en 2022 (el menor aumento a nivel global).

En esta línea, los expertos de SIPRI consideran que la mencionada disociación entre crecimiento y ganancias se debe a la naturaleza de los productos europeos. “Los sistemas de armas complejos tienen plazos de entrega más largos”, indica Lorenzo Scarazzato, investigador de SIPRI en un informe reciente. “Las empresas que los producen son inherentemente más lentas a la hora de reaccionar a los cambios en la demanda. Eso explica por qué sus ingresos por armas fueron relativamente bajos en 2023, a pesar de un aumento de nuevos pedidos”, añade.

Scarazzato resalta que varios productores de Alemania, Suecia, Ucrania, Polonia, Noruega y Chequia lograron aprovechar la demanda y vieron crecer sustancialmente sus ingresos por armas, impulsados por la necesidad vinculada a la guerra en Ucrania (en particular de municiones, artillería y sistemas de defensa aérea y terrestre). Por ejemplo, la alemana Rheinmetall aumentó su capacidad de producción de munición de 155 mm y sus ingresos se vieron impulsados por las entregas de sus tanques Leopard, según explica el experto de SIPRI.

Posible crecimiento

La posibilidad de que el gobierno de Washington reduzca su apoyo a los países europeos crea un escenario sin precedentes en el último siglo. “La riqueza combinada de los aliados no estadounidenses, medida en PIB, es casi igual a la de Estados Unidos. Sin embargo, todos estos países juntos gastan menos de la mitad de lo que EE UU gasta en defensa. Este desequilibrio ha sido una constante, con variaciones, a lo largo de la historia de la Alianza. Se ha acentuado desde los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, tras los cuales el gobierno estadounidense aumentó significativamente su gasto en seguridad”, expresan documentos de la OTAN.

Datos oficiales de la alianza confirman que el volumen de la inversión en defensa estadounidense representa aproximadamente dos tercios de la inversión en seguridad de la OTAN en su conjunto, y que solo 10 de los 32 miembros cumplen con el requisito de destinar el 2% del PIB a este campo. Este desequilibrio se ve plasmado tanto en dicho porcentaje como en el gasto per cápita. Por ejemplo, mientras que en 2023 EE UU destinó el 3,49% del PIB a este campo (2.200 dólares per cápita), Alemania destinó solo el 1,57% (677 dólares); Italia el 1,46% (484 dólares); y España 1,26% (351 dólares). Cabe destacar que el gasto en defensa estadounidense también abarca sus operaciones fuera de Europa y que los gastos de funcionamiento operativo de la OTAN son compartidos por todos los aliados.

Las proyecciones de la alianza anticipan que 23 miembros alcancen el 2% en gasto en 2024. De hecho, algunos aliados estarían evaluando elevar la cuota hasta el 3%. En este contexto, la intención de cumplir con la OTAN ya ha supuesto un incremento multimillonario en el gasto para los miembros de la UE, una tendencia que supone una oportunidad para las empresas del sector.

En 2023, el gasto en defensa de los Veintisiete alcanzó un récord de 279.000 millones de euros, un 10% más respecto al año anterior (lo que marca el noveno año de crecimiento consecutivo). Así, 22 de los países comunitarios aumentaron el gasto en defensa, y 11 lo hicieron en más de un 10%, según datos de la Agencia Europea de Defensa (AED). La entidad estima que el gasto de defensa de la UE alcanzará los 326.000 millones de euros en 2024.

Obstáculos

Impulsar las capacidades de defensa europea de forma conjunta se presenta como un desafío para los miembros. En concreto, las dificultades estructurales, comerciales y políticas son obstáculos que se tendrán que superar. “El mercado europeo de defensa sigue estando fragmentado. La falta de adquisiciones conjuntas y las preferencias nacionales en materia de gasto en defensa se traducen en mercados pequeños con bajos niveles de producción”, expresan Juan Mejino López y Guntram Wolff, investigadores del think-tank Bruegel en un análisis reciente.

Los expertos de Bruegel consideran que los países europeos deberían trabajar con el nuevo comisario de defensa de la UE para desarrollar una estrategia de rearme rentable. En esta línea, añaden que aquellos socios que persigan objetivos de forma individual resultarán ineficaces. “Aunque la política industrial de defensa de la UE está limitada por problemas institucionales, políticos y prácticos, existen importantes oportunidades. Un mercado más integrado de productos de defensa conduciría a mayores economías de escala, lo que se traduciría en precios más bajos y una mayor preparación para la defensa. Europa debería aspirar a una mayor integración del mercado de defensa en lugar de proteger mercados nacionales más pequeños”, expresan los investigadores.

La solución implica también fortalecer los lazos con el gobierno británico, una potencia nuclear que además cuenta con empresas como BAE Systems, una de las compañías de defensa más grandes. Sobre este asunto, el gobierno del primer ministro Keir Starmer ya ha dado señales positivas. “A mediano plazo, el Reino Unido debe profundizar sus relaciones bilaterales con los distintos países europeos para ampliar la cooperación y la interoperabilidad entre defensa e industria. En el Acuerdo de Trinity House, Alemania y Gran Bretaña se comprometen a hacer precisamente eso. Gran Bretaña tiene un acuerdo similar con Francia, pero la relación sigue siendo insuficiente. Gran parte del tejido conectivo que existía antes del Brexit ha desaparecido y, en el contexto de la OTAN en el que se desarrolla gran parte de la interacción franco-británica en materia de defensa, París ve a Londres como un caballo de Troya estadounidense”, apuntala Anand Sundar, investigador del think-tank ECFR en un análisis reciente.

Propuesta

En Bruselas, la nueva administración comunitaria ya plantea iniciativas. El comisario de defensa de la UE, Anrius Kubilius, propuso un nuevo mecanismo conjunto para el gasto militar en una presentación frente a la subcomisión de seguridad y defensa del Parlamento Europeo. Esta propuesta es parte del plan del bloque, que busca movilizar unos 500.000 millones de euros hacia este sector durante la próxima década. El gasto conjunto, que se desembolsaría como préstamos a los Estados miembros, podría funcionar como una “carga anticipada” y luego reembolsarse cuando los países cumplan con el objetivo de gastar el 2% en defensa, según ha indicado el comisario.

En su intervención frente al legislativo europeo, Kubilius también ha citado las conclusiones presentadas por el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en su reciente informe sobre la competitividad de la Unión Europea. Las mencionadas cifras calculan que, si todos los miembros del bloque alcanzaran el punto de referencia del 2% del PIB, la financiación adicional ascendería a 60.000 millones de euros anuales para la coalición. El jefe de defensa añadió que si el objetivo de gasto de la OTAN se elevase al 3%, eso se traduciría en otros 200.000 millones de euros al año.

El viceministro de Defensa de Polonia, Cezary Tomczyk, apoya esta propuesta y solicita que países como Alemania aumenten su gasto militar. En una entrevista reciente con la agencia Bloomberg, Tomczyk indicó que esto “permitiría comprar más y estar aún mejor preparados” ante la creciente beligerancia de Rusia. En contraste, Alemania, la mayor economía de la UE, ha estado entre los miembros que se oponen al endeudamiento conjunto, incluso después del informe de Draghi, que incluía un llamado a un crédito común.


La primera estrategia industrial europea de defensa

EDIS. Ante el regreso de la guerra de alta intensidad a Europa, la Unión se ha propuesto mejorar rápidamente su preparación para la defensa. Tras un amplio proceso de consulta con las principales partes interesadas, la Comisión y el Alto Representante, en coordinación con la Agencia Europea de Defensa, presentan la primera Estrategia Industrial Europea de Defensa (EDIS por sus siglas en inglés), que establece una visión para la política industrial de defensa europea hasta 2035.

Objetivo. EDIS pretende reforzar la defensa europea mediante una mayor inversión y colaboración. Por parte de los Estados miembros, se busca mejorar la capacidad de respuesta de la industria de defensa europea en “cualquier circunstancia y horizonte temporal”, según indica un documento del ejecutivo comunitario. Además, se pretende incorporar una “cultura de preparación para la defensa” que esté incluida en todas las políticas de la UE. Finalmente, se potenciará la colaboración con socios estratégicos. El objetivo final es fortalecer la competitividad y la preparación de la Base Tecnológica e Industrial de Defensa Europea (EDTIB por sus siglas en inglés).

Metas. Según esta estragegia, de aquí a 2030 el valor del comercio de defensa dentro de la UE debería representar al menos el 35% del valor del mercado de defensa de la UE. En este mismo periodo, se pretende que por lo menos el 50% del presupuesto de adquisiciones de defensa de los Estados miembros se enfoque a adquisiciones de la EDTIB, y que esta cifra ascienda al 60 % para 2035. Finalmdnte, para 2030, los socios comunitarios tendrían que adquirir al menos el 40% de los equipos de defensa de manera colaborativa.

Apoyo. La estrategia contempla también el apoyo a la inversión en capacidades de producción reactivas, a la producción de drones, financiación para Pymes, un régimen de Seguridad de Suministro, apoyo continuo a la investigación sobre capacidades de defensa para las necesidades del futuro, y la creación de una oficina de Innovación de Defensa de la UE en Kiev. 


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