Subsidios y competencia: ¿se avecina una guerra de aranceles entre China y Europa?
La aplicación de nuevos gravámenes a la importación de vehículos eléctricos chinos abre la puerta a un intercambio de sanciones que podría golpear a las exportaciones de coches, carne y bebidas alcohólicas del Viejo Continente
Los temores por una posible guerra comercial entre Europa y China se han disparado tras el anuncio de nuevos aranceles por parte de la Comisión Europea a los vehículos eléctricos de este país. La medida viene como respuesta a presuntos subsidios anticompetitivos por parte de Pekín, una práctica que les habría permitido posicionarse en el mercado europeo y quitar cuota de mercado de las empresas locales. En este contexto, los líderes de ambos bandos intercambian acusaciones sobre malas prácticas y dumping. Mientras tanto, los expertos, que temen una nueva ola de medidas proteccionistas, se preguntan: ¿a qué sectores podría apuntar el gigante con futuros aranceles?
“La estrategia del Gobierno chino para abordar sus problemas económicos gira en torno a nuevas fuerzas productivas que se supone deben desencadenarse en industrias estratégicamente importantes, especialmente las verdes y digitales. En la práctica, esto implica la intervención del Gobierno para construir cadenas de suministro nacionales de manufactura avanzada”, expresa en un análisis reciente Niclas Poitiers, investigador del think tank Bruegel.
El gigante asiático es incuestionablemente uno de los principales socios comerciales de la Unión Europea. El año pasado, China fue el principal origen de las importaciones de bienes de la Unión (un 20,5% del total) y el tercer socio más importante para las exportaciones de bienes de la UE (el 8,8% del total). Sin embargo, el desequilibrio que generan sus políticas comerciales viene siendo cuestionado desde hace más de una década por los políticos europeos.
En concreto, los líderes del Viejo Continente cuestionan que el acceso de los productos europeos al mercado chino está mucho más restringido, y que eso impacte en la balanza comercial (ver gráfico). Entre 2013 y 2023, el déficit comercial de bienes de la UE con China osciló entre 104.000 millones de euros en 2013 y 397.000 millones en 2022, el valor más alto de la década. Cabe señalar que en 2023 (y en el contexto de la búsqueda europea de la autonomía estratégica), este déficit cayó un 27%, hasta los 291.000 millones (106.000 millones menos que en 2022).
Esta disparidad se puede ver de forma clara en el sector de la movilidad eléctrica. De hecho, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA, por sus siglas en inglés), informa de que en 2023 se importaron a la UE 438.034 coches eléctricos de batería de China, por un valor de 9.700 millones de euros. En contraste, se exportaron tan solo 11.499 eléctricos de batería desde la UE al país, por un valor de 852,3 millones. “La cuota de mercado de los coches fabricados en China en las ventas de vehículos eléctricos de batería en la UE ha aumentado de alrededor del 3% a más del 20% en los últimos tres años. Las marcas del país representan un 8% de esta cuota”, expresan desde ACEA.
Subvenciones
Tras nueve meses de investigación, la Comisión Europea ha llegado a la conclusión provisional de que la cadena de valor de los vehículos eléctricos de China se beneficia de “subvenciones injustas”, lo que, en su opinión, está provocando un perjuicio económico a los productores del Viejo Continente. Según indica un comunicado oficial de Bruselas, el Ejecutivo comunitario se ha puesto en contacto con las autoridades chinas para “explorar posibles formas de resolver los problemas identificados de manera compatible con la OMC”. Cabe destacar que otros campos en los que se habían investigado prácticas anticompetitivas por parte de Pekín son los paneles solares, el acero inoxidable y la fibra óptica.
Bruselas asegura que, si no se llega a ningún acuerdo con Pekín, es posible que se apliquen medidas “compensatorias” provisionales en la forma de nuevos gravámenes (que se sumarían al 10% actual y serían implementados según el criterio de cada Estado miembro). En principio, desde el Ejecutivo comunitario se contemplan imposiciones tributarias adicionales del 17,4% a las importaciones del fabricante BYD; del 20% a la empresa Geely, y del 38,1% a SAIC, revela un documento oficial. A otras compañías chinas que cooperaron en la investigación se les impondría una cifra del 21% adicional, mientras que a las que no colaboraron se les aplicaría un 38,1% más, señala el documento.
La respuesta de los empresarios del país no se ha hecho esperar. “Desde el comienzo de la investigación se ha producido un perjuicio notable para las ventas y la reputación de las empresas chinas de vehículos de nueva energía que operan en Europa. Esta situación adversa ha erosionado la confianza de los fabricantes de automóviles del país en sus proyectos europeos, impactando negativamente en el entorno comercial de Europa”, expresó la Cámara de Comercio de China en la UE (CCCUE) en un comunicado.
Más allá de esto, desde la CCCUE sostienen que, en base a un estudio comisionado por ellos mismos, la presencia de los coches eléctricos propiamente chinos en el mercado europeo se estaría sobredimensionando. “Al analizar datos de la industria automotriz china, las aduanas y varias instituciones analíticas autorizadas a nivel mundial, el informe revela que las marcas occidentales todavía dominan las exportaciones de vehículos eléctricos a Europa. Según Transport & Environment, Tesla representa el 28% de las exportaciones chinas de vehículos eléctricos a Europa, mientras que Renault-Dacia supone el 20%, y las marcas occidentales representan más del 50%”, argumentan desde la CCCUE.
“Lo que es más preocupante es que muchos de los otros instrumentos chinos que los Gobiernos tienen a su disposición (desde préstamos bancarios hasta fondos estatales) son difíciles de medir y difíciles de clasificar como ‘contribuciones financieras que confieren un beneficio’, que es el núcleo de la definición de subsidios recurribles bajo el régimen de subsidios y medidas compensatorias de la OMC”, advierte en un informe reciente Alicia García Herrero, investigadora de Bruegel.
Represalias
Pekín no solo ha manifestado su descontento con las represalias económicas por los presuntos subsidios, sino que ya ha decidido pasar a la acción. En este contexto, se anticipa que el Ejecutivo de Xi Jinping podría apuntar a sus importaciones europeas más importantes, en particular, aquellas que supongan menor riesgo para sus consumidores y empresas. En esta línea, a pesar de que la maquinaria industrial es uno de los principales tipos de exportación europea al gigante asiático, los expertos descartan que en el corto plazo se les apliquen gravámenes adicionales.
“China podría presentar su propia investigación antisubsidios ante la Organización Mundial del Comercio contra sectores europeos clave. Esto no sería difícil, ya que Europa ha aumentado enormemente sus subsidios desde la pandemia y, más recientemente, ha intentado ganar más autonomía estratégica en sectores como el de los semiconductores. Es muy poco lo que la Unión Europea puede hacer ante esta posible represalia, que sería costosa para los sectores afectados y para la imagen de la UE como defensora del libre comercio y de la OMC”, manifestó García Herrero en un análisis reciente.
En concreto, se espera que China apunte al sector de alimentos y bebidas, en el que presenta un déficit comercial con la Unión Europea y que representa el 4,8% de las exportaciones del Viejo Continente a su territorio. Según han informado diferentes fuentes oficiales, el Gobierno de Xi Jinping estaría contemplando imponer aranceles a las importaciones de cerdo desde Europa, una medida que podría perjudicar particularmente a España y Países Bajos. El gigante importó carne de cerdo por valor de 6.000 millones de dólares el año pasado y más de la mitad provino de la UE, según mostraron datos de las aduanas chinas. En detalle, España es el mayor exportador de carne de cerdo al gigante asiático a nivel mundial, con alrededor de 1.500 millones de dólares en producto anualmente.
Otro de los sectores que los expertos consideran susceptible a ser afectado es el de las bebidas alcohólicas (con un valor de unos 2.044 millones de euros). En particular, el brandi y el vino europeos podrían ser algunos de los productos elegidos, ya que Pekín anunció una investigación antidumping en enero. China fue el segundo mercado de exportación de brandi de Francia en 2023, según datos oficiales, y en el país asiático ya existe un antecedente de este tipo de medida contra Australia.
Finalmente, otro de los sectores en los que China podría imponer tarifas adicionales es la importación de la maquinaria y vehículos de transporte, en particular en contra de los automóviles y productos asociados. De hecho, recientemente las empresas del sector solicitaron al Ejecutivo de Xi Jinping aplicar tarifas del 25% a las importaciones de vehículos europeos como represalia ante las imposiciones de Bruselas contra sus productos.
En línea con las cifras de 2023 de la Comisión Europea, esta medida podría afectar al 13,2% de las exportaciones europeas a China (con un valor de 29.475 millones de euros, aproximadamente) y golpearía principalmente a fabricantes alemanes como Porsche, Mercedes-Benz o BMW, y a 14 millones de personas que trabajan en el sector a nivel regional.
“Las exportaciones de automóviles y componentes están fuertemente concentradas en unos pocos países de la Unión Europea, especialmente Alemania. Estas exportaciones a China se han desplomado en 2023, con una caída cercana al 30%, y la competencia china en terceros mercados, e incluso en el mercado de la Unión, se ha vuelto mucho más intensa”, anticipaba Alicia García Herrero en un informe reciente.
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