Las falsificaciones ponen en juego 15.000 empleos al año en España
Euipo señala el fraude en tres sectores como causante de la pérdida de 1.500 millones de euros al año. Sicpa insta a la colaboración con los cuerpos de seguridad para frenar el comercio ilícito
La concienciación de los consumidores contra la compra de productos falsificados es cada vez mayor. Una reciente encuesta realizada la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (Euipo por sus siglas en inglés) refleja que la mayor parte de los ciudadanos europeos es consciente de las implicaciones que conlleva la compra de estas imitaciones fraudulentas en materia de economía, salud y seguridad. En España, las cifras caen como una losa: las pérdidas directas de ventas por falsificaciones de moda, cosméticos y juguetes se sitúan en 1.500 millones de euros al año y 15.000 empleos perdidos.
Los datos, dados a conocer este martes por la Euipo, recogen las pérdidas medias anuales del periodo comprendido entre 2018 y 2021 y destaca que “en España solo en el sector de la confección se pierden 11.208 empleos y 1.000 millones de euros al año”.
Asimismo, España es el cuarto país de Europa —por detrás de Alemania, Italia y Polonia— más afectado por las falsificaciones en estos tres sectores, tanto en ventas como en puestos de trabajo, y el tercer país más afectado en el sector de los cosméticos.
Unos números que preocupan a marcas, fuerzas de seguridad y Administraciones, y muestran una tendencia ascendente desde el final de la pandemia. Sin ir más lejos, también este martes, la empresa de seguridad Sicpa presentaba otro informe que hablaba de que el impacto porcentual de las falsificaciones en España se situaban en torno al 20% del PIB, con unas pérdidas de ventas 5.700 millones de euros al año y 44.700 puestos de trabajo menos. La particularidad de esta publicación es que se realizó basándose en los datos del año 2019.
El CEO de Sicpa España, Martín Sarobe, ha sido el encargado de exponer las claves de este estudio que trata de delinear la situación del comercio ilícito en España, Europa y el mundo. El mercado fraudulento movió en 2019, a escala global, 412.000 millones de euros, un 2,5% del total. Ese mismo año, solo en la UE, las importaciones de productos falsificados ascendieron a 119.000 millones de euros, lo que corresponde a un 5,8% del total de las importaciones comunitarias procedentes de países terceros.
La Asociación para la Defensa de la Marca (Andema), la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa) y la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (Fiab) han coincidido en remarcar los riesgos para la salud que puede acarrear el consumo de este tipo de productos, alejados de la minuciosa regulación que siguen estas empresas y sus estándares de calidad. También han abogado por la creación de una legislación dentro del marco común europeo, así como por la optimización de los procesos de reclamación y por la concienciación de los jóvenes, principales compradores de las falsificaciones.
Policía Nacional y Guardia Civil también han participado en el acto y han hecho hincapié en que las penas asociadas a estos delitos son poco efectivas y leves para los flujos económicos que manejan las organizaciones detrás de las falsificaciones. De hecho, el think-tank Institute for Economics & Peace señala que la falsificación es actualmente la segunda mayor fuente de ingresos criminales en el mundo, por lo que las redes terroristas se han volcado en la supervisión de la fabricación y distribución de falsificaciones: el narcotráfico les proporciona una ganancia del 200%, mientras que la comercialización de productos farmacéuticos ilícitos les puede generar un rendimiento neto del 2.000%.
El inspector jefe de la Brigada de la Policía Científica de Málaga, José Ángel San José, sabe bien de lo que habla, ya que, por la provincia andaluza, pasan el 30% de los informes sobre falsificaciones de todo el país. San José considera que la lucha de las marcas contra los productos fraudulentos no es del todo exhaustiva: “Cuando solicitamos información a las empresas sobre microcomponentes nos mandan información obsoleta. No llegamos a todo y, de momento, la ciencia infusa en la policía no existe”, sentencia.
El teniente de la Guardia Civil Miguel Lorite, que ha comandado operaciones a nivel nacional y europeo señala una nueva amenaza, la falsificación de componentes automovilísticos: el volumen de negocio de este tipo de repuestos está en auge gracias al comercio electrónico y pueden suponer graves perjuicios para el consumidor. Hemos intervenido repuestos estructurales, filtros de gasoil, de aire, sistemas de frenado o airbags, que ante un funcionamiento defectuoso pueden suponer la muerte”.
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