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Francis Ford Coppola: de 75 centavos para comer cada día al cine que no podemos imaginar

El director de ‘El Padrino’ pasa por Madrid para dar una charla de liderazgo, pero termina ofreciendo una lección de humanidad ante la IA

Álex Medina R.
El director Francis Ford Coppola, en el acto organizado por IE University en Madrid.
El director Francis Ford Coppola, en el acto organizado por IE University en Madrid.IE University (IE University)

Con 25 centavos para desayunar, otros 50 para el almuerzo y atiborrándose a macarrones con queso por las noches vivía un joven Francis Ford Coppola sus primeros días en Hollywood. “Así me quedé”, dice, señalándose la barriga ahora, a sus 84 años. Y eso que tampoco tenía coche ni, mucho menos contactos ni conocidos. Pero ya entonces, hace más de medio siglo, se aplicó su propio cuento: “Todo lo que hagas tienes que hacerlo personal, tienes que ser tú”. “Todos somos genios”, remacha quitándole importancia a una leyenda que incluye desde la trilogía de El Padrino hasta Apocalypse Now y varios Oscar como director, guionista y productor ante una audiencia de cientos de empresarios y profesores, alumnos y cinéfilos congregados por IE University este martes por la tarde en Madrid.

El cineasta ha compartido con Diego del Alcázar Benjumea, CEO de la institución, unos 40 minutos de recuerdos, consejos y pasión más allá de los consejos para emprender o hacer negocios. Podrían haber sido muchos más (siempre le han gustado las largas duraciones) porque, justo cuando empezaba a rebosar sentimiento frente a la frialdad de la tecnología que viene, se acabó el tiempo fijado para la ceremonia The Next 50, una iniciativa con la que IE University aborda los retos de los próximos decenios. “¿Qué es el tiempo?. ¿Alguien lo sabe?. Quizá Einstein pudo llegar a tener una idea, pero yo desde luego que no lo sé”, ha replicado Coppola antes de volver a lo que ocupó más de la mitad de su intervención: la inteligencia artificial frente al arte de contar historias.

“Contamos historias desde hace millones de años y no tenemos ni idea de cómo serán las historias que les contarán a nuestros tataranietos”, ha explicado el creador norteamericano cuando se le ha planteado cómo será el cine de dentro de 50 años y como coda a la disyuntiva entre contar historias y la IA. Para él, el factor humano no se puede reproducir. La consciencia de ser frente a los datos y los datos. No es que las máquinas no sean capaces de llegar a límites insospechados; incluso avisó de que “puede que lleguen a la conclusión de que los humanos les sobramos”. Sin embargo, cuando llega la hora de la verdad, la de sentir y la de entender el entorno (con ejemplo hacia las captcha de los semáforos como límite de lo digital), “nada vence al cerebro humano”.

Así que una computadora no podrá transmitir (porque antes de la escritura estuvo la oralidad) como Homero o como Joyce, como Woolf o como el mismo Cervantes (”todo el que no haya leído El Quijote teniendo el español como lengua natal está loco y se pierde un libro maravillosamente divertido”). Tampoco él pudo concebir durante años y años las historias que propiciaron sus grandes películas (fíjense, apuntilló, cómo siempre cita al autor del libro por encima del título de la propia película cuando viene de una obra ya escrita: Puzo, Stoker...), pero nunca ha cejado en su intento. Su proyecto inminente, Megalopolis, parece a punto de culminar porque él se ha empeñado (en sus dos sentidos: en intención y en dinero) en que salga adelante esta “historia moderna de América” con paralelismos con el imperio romano.

Paralelismos. Francis Ford Coppola no deja de buscarle las similitudes a las cosas. Por ejemplo, entre el negocio del cine y su otra gran pasión con la que ha ganado mucho dinero (y que va a pagar parte de su próxima película): el vino. En ambos casos coinciden las mismas tres fases: la reunión o concepción de ideas, la creación y la finalización. En cada paso, es importante contar con “colaboradores” y no simples asalariados hasta llegar al resultado final.

Siempre generoso con sus referentes, Francis Ford Coppola ha hablado con cariño y admiración de Michael Cimino (a quien le entregó el Oscar como mejor director por El Cazador), Al Pacino (que deslumbró en las audiciones previas a El Padrino), George Lucas (aunque le dejase en la estocada con el guion de Apocalypse Now “para irse a hacer la continuación de sus guerras galácticas”), John Milius (quien cubrió el hueco dejado por Lucas en la película sobre Vietnam)...

No en vano, la otra cara de la moneda de una de las grandes funciones del ser humano, la de crear, es la de disfrutar esas creaciones de los demás. Aunque la más importante, la que resume cualquier otra por encima de aprender (y su reverso, enseñar) o de perfeccionar nuestro cuerpo y nuestra mente, es la de celebrar. Celebrar la vida y el arte.

¿El dinero? “El dinero no existía antes y llegará un momento en el futuro en que deje de importar también?”, ha remachado con verdaderos problemas para mantener el micrófono domado entre tanto ímpetu. En cambio, la genialidad y singularidad que posee cada ser humano es lo que nos diferencia y nuestro verdadero valor. “Que todo lo que hagas te refleje a ti mismo”, ha recurrido como si fuera un tópico motivacional, aunque poco en Francis Ford Coppola se mueva ya a estas alturas de su historia en la normalidad.

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Sobre la firma

Álex Medina R.
Jefe de sección de Empresas y Sectores. En prensa económica desde el cambio de siglo, ha trabajado en periódicos locales y provinciales así como en nacionales salmón y páginas web. También tiene experiencia en diferentes gabinetes de comunicación públicos y privados.

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