Israel: ¿otra guerra que golpeará la economía global?
El conflicto en Oriente Próximo ha puesto en guardia a los inversores de todo el mundo. Si otros países de la región se llegan a involucrar, una escalada en los precios de las materias primas es altamente posible
Una nueva guerra se ha desatado en Oriente Próximo, dividiendo la opinión global y despertando temor por sus posibles ramificaciones. Tras un brutal ataque del grupo extremista Hamás a los territorios de Ashkelon y Ashdod, el Gobierno de Tel Aviv ha ordenado a las fuerzas armadas israelíes atacar la región de Gaza, poniendo a vecinos como Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos en una encrucijada geopolítica nuevamente. A la angustia por la pérdida de vidas humanas se suma la incertidumbre sobre el futuro de una región que es clave para el suministro energético global. Pero ¿será tan perjudicial este incidente como lo ha sido la invasión a Ucrania para la economía mundial?
Sree Kochugovindan, economista de la firma Abrdn, opina que el conflicto actual no puede compararse del todo al de Ucrania, pero que sus consecuencias para los mercados globales aún no se pueden predecir. En esta línea, el experto destaca que la guerra ucraniana ha tenido un impacto directo sobre Europa, ya que la interrupción de los suministros de gas natural y de la importación de cereales ocasionaron inestabilidad y una subida de los precios en la región. “En general, si el conflicto se limita a la Franja de Gaza, no se espera que el impacto sea tan grave”, detalla el experto de Abrdn.
No obstante, Kochugovindan advierte de que, si la guerra se extiende más por la región, es probable que haya un efecto significativo en los precios de las materias primas. “En ocasiones anteriores, como la invasión de Kuwait por Irak, los precios de la energía se dispararon temporalmente, cotizando dentro de un rango volátil y elevado durante un periodo de dos a tres meses antes de estabilizarse. En este conflicto, la principal diferencia es que el suministro de petróleo no se ve directamente afectado. El mayor riesgo para las materias primas surgirá si el conflicto se extiende y provoca la restricción del suministro energético por parte de otros productores de Oriente Medio”, responde el economista a CincoDías.
Más allá de esto, lo que ciertamente es previsible es el impacto de la guerra en la economía israelí. “Tras registrar un superávit fiscal del 0,6% del PIB en 2022, el presupuesto de Israel está cada vez más ajustado. Esto se debe, en parte, a las asignaciones de gasto a los partidos ultraortodoxos y favorables a los colonos”, señala Thomas Gillet, analista de Scope Ratings. En este contexto, el experto resalta que la reanudación del conflicto podría ampliar el déficit fiscal israelí por encima del 2% del PIB en los próximos años. Sin embargo, subraya que la deuda pública se mantiene en niveles moderados, situándose en el 61% del PIB en 2022.
“Hay algunas áreas de la economía israelí que son más vulnerables a las turbulencias provocadas por el conflicto, como las empresas del sector de la alta tecnología [responsable de alrededor del 17% del PIB] y el turismo. La inestabilidad también podría desalentar la inversión extranjera directa [valorada en unos 28.000 millones de dólares en 2022], especialmente en el sector del gas”, explica Gillet.
¿Conflicto regional?
Los analistas consultados para este reportaje coinciden en que la posible participación de terceros países de Oriente Próximo y Oriente Medio será clave a la hora de calcular las posibles ramificaciones globales de esta contienda. Así, cabe destacar que naciones como Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos han intentado en los últimos años normalizar las relaciones con Israel y han condenado la violencia, mientras que Irán y Kuwait han apoyado la insurgencia palestina o incluso financiado a grupos extremistas.
“Es probable que la OPEP intente mantenerse neutral. Sin embargo, el aumento de víctimas palestinas podría enfurecer a la opinión pública árabe y presionar a los líderes para que se distancien del Gobierno israelí. La baja diplomática más inmediata será probablemente el acercamiento entre los Gobiernos saudí e israelí, que estaba en marcha antes del inicio del conflicto”, responde Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional en J. Safra Sarasin Sustainable AM, a CincoDías.
Benjamin Melman, CIO global de la firma Edmond de Rothschild AM, indica que la gravedad del conflicto dependerá de hasta qué punto se involucren las otras potencias regionales, en especial el régimen de los ayatolás: “Irán no solo es un importante productor de petróleo, sino que también tiene capacidad para bloquear el estrecho de Ormuz, como ya ha hecho en el pasado. Asimismo, puede destruir fácilmente los yacimientos petrolíferos vecinos”.
Melman también destaca que el primer ministro israelí ha anunciado una “guerra larga y compleja”, por lo que en este momento nadie puede anticipar la extensión de la ofensiva. “El hecho de que el Gobierno israelí se haya visto especialmente debilitado en la escena interna tras los intentos de reforma constitucional, rechazados por amplios sectores de la población, puede hacer menos previsible su reacción internacional”, añade Melman
Eventual impacto
En el caso de que el conflicto llegase a escalar, las ramificaciones podrían tensionar aún más la economía internacional. “Un escenario adverso con escalada del conflicto palestino-israelí a nivel regional se traduciría en unos precios del petróleo que podrían superar de forma sostenida los 100 dólares por barril [frente al crudo Brent que cotiza actualmente en torno a los 86 dólares/barril]. Esto aumentaría la preocupación por las perspectivas mundiales de inflación y la respuesta de los bancos centrales”, indican desde Scope Ratings.
En este contexto, Gillet señala que también podría haber repercusiones negativas para el crecimiento económico y las calificaciones soberanas a medio plazo más allá de las fronteras de Israel. Dicho esto, el experto de Scope detalla que los riesgos crediticios más inmediatos para los bonos soberanos calificados públicamente por Scope Ratings serían Egipto, que “está sometido a fuertes tensiones y comparte una pequeña frontera con Gaza”, y Chipre, que depende de Israel para el suministro de petróleo y gas.
Por su parte, los expertos de la gestora La Française coinciden en que es “poco probable” que el conflicto repercuta directamente en la producción de petróleo, pero que podría tener un impacto indirecto. “Las esperanzas de que las relaciones entre Israel y Arabia Saudí se normalizaran a corto plazo probablemente han desaparecido. Estados Unidos estuvo trabajando meses en ello, lo que podría haber provocado un aumento de la producción de crudo por parte de Arabia Saudí a principios del próximo año. Ahora es poco factible que esto ocurra”, asegura François Rimeu, estratega sénior de La Française.
En este contexto, Rimeu resalta que Estados Unidos había reducido el nivel de sanciones aplicadas a Irán durante el último año, lo que ha provocado un aumento de la producción de petróleo de ese país. “Este incremento se estima en 700.000 barriles por día. Pero dados los vínculos entre Irán y Hamás, es posible que se reanuden las sanciones estadounidenses, lo que provocaría un descenso de las exportaciones de petróleo de Teherán”, apunta el experto.
Cabe destacar, que el Gobierno de Estados Unidos se ha acercado a los países árabes para garantizar que no se inclinen a favor de Hamás. De hecho, el Departamento de Estado estadounidense llegó a un acuerdo con Qatar para bloquear la transferencia de 6.000 millones de dólares a Irán correspondientes a ingresos petroleros hasta que las actuales situaciones de rehenes en Palestina se solucionen.
Los analistas de Abrdn también pronostican que estas nuevas tensiones en la región presionen al alza el petróleo. Como consecuencia, anticipan que podría cotizar dentro de una horquilla de precios volátil y elevada. “Unos precios persistentemente altos y picos por encima de los 100 dólares podrían resultar perjudiciales para la economía europea en un momento en que la actividad empieza a debilitarse”, alertan.
En cuanto al comercio exterior, se calcula que el impacto comercial se mantendrá limitado siempre y cuando la guerra no se extienda. Así lo piensan los expertos de J. Safra Sarasin Sustainable, que aseguran que, en el caso de que el conflicto se limite a las fronteras de Israel, las consecuencias serán relativamente limitadas para los mercados globales.
“El 25% de las exportaciones israelíes van a Estados Unidos; el 6%, a China, y menos del 5%, a la Unión Europea, Turquía e India. Por el lado de las importaciones, alrededor del 17% de sus bienes provienen de China; menos del 9%, de Estados Unidos, y en torno al 3%-4%, de Turquía y Alemania. En relación con el PIB de estos países, la caída de la actividad comercial tendría un impacto relativamente bajo”, comenta Olszyna-Marzys.
Dicho esto, el experto afirma que la incertidumbre parece estar beneficiando a ciertos tipos de inversión. “Los activos refugio tradicionales se han beneficiado un poco en los últimos días, como los bonos del Tesoro estadounidense, el franco suizo y el oro, aunque hasta ahora estos flujos han sido limitados”, concluye.
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