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Celsa deja listo su balance para los próximos cinco años al completar su refinanciación por 2.000 millones

La junta de accionistas aprueba la inyección de capital y deuda subordinada de 800 millones y la compañía cierra la emisión de bonos por 1.200 millones

Nuevo comienzo financiero para uno de los principales fabricantes de acero del mundo. Los actuales propietarios del grupo siderúrgico Celsa, participado por la familia Rubiralta hasta 2023 –cuando fue expulsada con la fuerza de las armas por los acreedores– han puesto a punto el balance de la compañía. Esta mañana, la junta de accionistas de la sociedad ha ratificado la inyección de capital (200 millones de euros) y deuda subordinada (600 millones) por parte de los accionistas; los principales son Atestor, con un 46,6%, y Value Partners con un 34%. La compañía, además, ha colocado con éxito los 1.200 millones de euros en bonos a cinco años de la mano de Goldman Sachs, Barclays y JP Morgan –los coordinadores globales de la emisión– y de BBVA, BNP Paribas, Citi, Standard Chartered y RBC, que han actuado de bookrunners.

Los planes de los propietarios de Celsa han salido tal y como estaban previstos en el guion. Incluso mejor. Esta mañana, la junta de accionistas ha dado luz verde a la inyección de capital por 200 millones de euros por parte de los actuales socios de Celsa –a los dos mencionados, se suman Golden Tree, con un 12,2%, Cross Ocean, con un 4,4%, y otros más pequeños con un 2,8%– y la aportación por parte de estos de deuda subordinada –que juega un papel en la estructura financiera similar del capital aunque con menos fuerza– por 600 millones de euros.

Y en la tarde del jueves, la emisión de bonos por 1.200 millones de euros a cinco años y en la que ha participado una larga lista de entidades financieras, se ha cerrado a precios mejores de los esperados. Celsa ha colocado 750 millones de euros con un cupón fijo del 8,25%, cuando inicialmente se planteó uno del 9%, y otros 450 millones a tipo variable con un diferencial de 550 puntos básicos sobre el euríbor a tres meses, frente a los 625 ofertados en un principio.

Sumados el capital y la deuda subordinada de los accionistas (800 millones), y los bonos recién estrenados (1.200 millones), la compañía cuenta con recursos suficientes para refinanciar por completo su pasivo, que asciende a casi 2.000 millones de euros, con unos vencimientos que van desde los poco más de 400 millones previstos para el próximo año hasta los más de 1.000 millones que tenía que devolver en 2028, según el folleto de la emisión. En la refinanciación se ha incluido además una línea de crédito revolving (de libre disposición para proporcionar liquidez en su operativa diaria) por 200 millones de euros, según un documento de la operación al que ha tenido acceso CincoDías.

El pasado junio se conoció que el brazo inversor de La Caixa, el holding Criteria Caixa, descartó entrar en el grupo siderúrgico, tras haber abierto negociaciones que arrancaron a principios de abril, cuando Criteria anunció su intención de tomar el 20% de la compañía mediante una ampliación de capital. Celsa descartó entonces continuar con la búsqueda de un socio.

El grupo siderúrgico obtuvo en 2024 una facturación de 3.360 millones de euros y un resultado neto negativo de 281 millones, debido a la deuda que arrastra la compañía desde la etapa anterior, con la familia Rubiralta, que fundó la siderúrgica en 1967, al mando. Según los resultados de la compañía, el pasivo se redujo un 48% desde que la propiedad cambió a los fondos acreedores, pero seguía siendo de unos 2.000 millones de euros.

Los números han mejorado este año, con una facturación en los últimos 12 meses hasta septiembre en línea con la del año pasado y un beneficio bruto de explotación (ebitda) reportado de 354 millones de euros, un 26% más que igual periodo del año pasado. En términos ajustados, el ebitda alcanza los 451 millones en ese periodo y sitúa la ratio de endeudamiento en 2,6 veces respecto al ebitda, un 40% inferior al de antes de esta refinanciación.

La firma, presidida por Rafael Villaseca, se ha enfocado en la reducción de su perímetro con ventas importantes de filiales foráneas que le han permitido rebajar deuda. En este sentido, a finales del pasado año vendió sus divisiones en Reino Unido y Noruega a Sven Global por 600 millones de euros. La firma con sede en Barcelona cuenta con centros productivos en España, Francia y Polonia.

Fitch asigna a la compañía una calificación de BB-, por debajo del grado de inversión en un reciente informe, en que la agencia desgrana las ventajas de Celsa, como su modelo verticalmente integrado que incluye el reciclaje de chatarra, una huella de producción de carbono muy baja que se beneficiará de una legislación ambiental europea y de salvaguardas del acero más estrictas, una exposición concentrada en la construcción (85%-90%) y poco expuesta al sector automotriz, con menos del 10%, así como fuertes posiciones en sus mercados locales

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