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La guerra de Trump se sienta a la mesa: los gigantes alimentarios de EE UU reducen previsiones ante la debilidad económica

Coca-Cola, Pepsico, Kraft o General Mills avisan de la incertidumbre generalizada y la débil confianza del consumidor. Los grandes de Europa, de momento, mantienen el tipo

Un cliente camina por el pasillo de un supermercado en Los Ángeles, California (EE UU).
Javier García Ropero

El terremoto económico desatado por el presidente estadounidense, Donald Trump, con las idas y venidas de su guerra arancelaria y, sobre todo, su impacto inmediato en las perspectivas económicas del país y en la debilidad del dólar ya se deja notar en las finanzas de sus gigantes alimentarios.

Empresas estadounidenses con alcance mundial como Coca-Cola, Pepsico, Kraft o General Mills han recortado sus previsiones de beneficios para el conjunto del ejercicio en sus últimas presentaciones de resultados, los primeros publicados desde la confirmación de la batería arancelaria de Trump. Solo uno de los grandes fabricantes del país, Mondelez, ha mantenido inalteradas sus previsiones. Una situación que contrasta con los referentes europeos del sector. Grupos como Nestlé, Heineken, Unilever o Danone mantienen firmes sus perspectivas de crecimiento, aunque todos reconocen la incertidumbre que rodea su actividad.

En el caso de los grupos estadounidenses, esas dudas se concentran en la debilidad del consumo y en los signos de flaqueza que muestra la primera economía mundial. En abril, el índice de confianza de los consumidores cayó a su nivel más bajo en cinco años, con una caída de casi ocho puntos, y encadena cinco meses consecutivos a la baja.

Algo que se refleja en los resultados de las empresas de consumo. Coca-Cola, Pepsico y Kraft cerraron el primer trimestre de su año fiscal con caídas de ingresos. También General Mills, que en su caso ha finalizado su tercer trimestre. Además, todos ellos sufrieron retrocesos en los volúmenes comercializados en el mercado norteamericano, algo que, salvo Coca-Cola, sufrieron también a nivel global, en un contexto en el que estas empresas continúan subiendo precios. También se dejaron sentir unos mayores impactos por el efecto divisa, con un dólar que desde febrero ha perdido fuelle.

Los grandes ejecutivos de estas compañías hablan de un escenario incierto y de un consumidor menos dispuesto a gastar. El español Ramón Laguarta, presidente ejecutivo de Pepsico, apeló a unas condiciones geopolíticas y macroeconómicas “cada vez más complejas”. La compañía ha pasado de prever un crecimiento de su beneficio por acción a dígito simple bajo, a proyectar una caída del 3%, ante el encarecimiento de sus costes de suministro en relación con los aranceles, además de apreciar una “elevada volatilidad macroeconómica y un contexto de moderación del consumo”.

Su gran rival mundial, Coca-Cola, ha pasado de prever un alza de su beneficio de entre el 8% y el 10%, a una horquilla de entre el 7% y el 9%. Aunque ha relativizado el impacto de los aranceles, la compañía reconoce que está sujeta a la dinámica del comercio mundial y que puede afectar a su estructura de gastos. Pero sobre todo, puede impactar en los consumidores. “Se puede ver que el sentimiento del consumidor se ha visto afectado”, dijo su presidente, James Quincy, en la presentación de resultados de la pasada semana. La empresa observa un peor comportamiento de sus ventas en el canal doméstico que en el de consumo fuera del hogar, tanto en EE UU como en Europa. “Esto nos exige trabajar con los clientes de la distribución en una mayor asequibilidad de los productos, para impulsar soluciones en ese ámbito”, dijo Quincy.

Mondelez, dueña de las galletas Oreo, mantuvo planos sus ingresos en su primer trimestre. Esta no ha variado sus previsiones, pero su máximo ejecutivo, Dirk Van de Put, habló de un consumidor norteamericano que arrastra “una frustración constante con los precios y los desafíos del coste de la vida”. “Donde vemos los mayores efectos en el consumidor es en EE UU, por los miedos a la inflación. Esto hace priorizar los alimentos esenciales y castiga nuestras categorías”, reconoció.

“La situación en la que estamos es diferente a la que pensábamos hace unos meses”, dijo hace algunas semanas el consejero delegado y presidente de General Mills, Jeff Harmening. La empresa prevé ahora una caída de su beneficio del 8%, cuando aspiraba a un retroceso máximo del 4%. Este recordó que la confianza del consumidor está en los niveles de 2008. Y que, ni siquiera entonces, las ventas de sus snacks se habían erosionado como en esta ocasión, algo que justificó por el mayor porcentaje de consumo doméstico actual respecto a entonces. Pero es una señal más de alarma.

Otros mercados

La inestabilidad no es exclusiva del mercado estadounidense. Las empresas también identifican situaciones de debilidad en México, Brasil y sobre todo, China. En Europa, la fotografía general parece más estable. “Vemos a Europa navegando bastante bien. Las señales que tenemos allí son positivas”, explicó el presidente de Pepsico, Ramón Laguarta. “La confianza del consumidor y las elasticidades de precios se mantienen”, ahondó su homólogo en Mondelez, Dirk Van de Put.

Los resultados de los fabricantes europeos confirman en parte esa perspectiva. Nestlé, Unilever o Danone registraron crecimientos en sus volúmenes vendidos en el primer trimestre, pese a unos incrementos de precios de alrededor del 2%. Heineken sí redujo ventas tanto en volumen como en valor, aunque como las demás, ha mantenido estables sus previsiones del ejercicio.

“Estamos en 2025 con un consumidor nada optimista, preocupado por el impacto de la inflación y de la evolución económica. Creo que la incertidumbre generada por las políticas económicas, las guerras comerciales y la evolución de los mercados financieros ha aumentado la preocupación”, ha reflexionado el presidente de Nestlé, Laurent Freixe. Tanto esta, como Unilever, creen que los aranceles tendrán un impacto manejable en sus respectivos negocios. “Pero somos conscientes de que el entorno macroeconómico, la estabilidad monetaria y el ánimo del consumidor se mantienen inciertos, y tendremos que ser ágiles para ajustar nuestros planes si es necesario”, ha resumido el nuevo consejero delegado de Unilever, Fernando Fernández.

Sobre la firma

Javier García Ropero
Redactor de la sección de empresas, especializado en distribución, gran consumo y economía del deporte. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Especialista en información económica de la UIMP. Desarrolla su carrera en CincoDías desde 2011 tras haber pasado por El Mundo y Vocento.
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