El Corte Inglés: paz familiar y vuelta a los básicos 10 años después de Isidoro Álvarez
El grupo de distribución abordará una nueva etapa con un nuevo plan estratégico hasta 2030 con el crecimiento como prioridad. La reducción de la deuda, la guerra familiar y la transformación del negocio han marcado los años tras la muerte de su presidente más longevo
Un domingo 14 de septiembre de 2014, El Corte Inglés comunicaba el fallecimiento de su presidente más longevo, Isidoro Álvarez, que durante 25 años concentró todo el poder ejecutivo e institucional de la compañía de grandes almacenes. Sobrino de Ramón Areces, a su vez sobrino del fundador del grupo César Rodríguez González, Álvarez construyó un imperio empresarial a través de dos décadas de imparable expansión, pero que en el lustro previo a su muerte sufría los efectos de la crisis financiera y de consumo: ingresos y beneficios a la baja, serias dificultades para manejar su dimensión, y una deuda que rebasaba los 5.000 millones de euros.
Diez años después, El Corte Inglés apunta a abrir una nueva etapa de crecimiento tras un periodo marcado, en buena parte, por la convulsión: a nivel empresarial, con una transformación crítica del sector de la distribución por la irrupción del comercio electrónico, junto a una necesidad urgente de renovación interna; a nivel accionarial, con la entrada de nuevos inversores; en el aspecto familiar, incluida una guerra de poder inaudita; y con elementos como una pandemia que dejó las primeras pérdidas del grupo.
Hoy, las cifras dicen que el El Corte Inglés es una empresa que factura prácticamente lo mismo que hace 10 años, cerca de 14.500 millones, pero con mejores indicadores de rentabilidad. Por el camino se desprendió de su filial informática, de su negocio de ópticas, ha vendido una participación mayoritaria de su aseguradora, y ha eliminado de su propuesta marcas como Bricor, Opencor y otras que, como explican fuentes cercanas al grupo, “no aportaban nada”. La plantilla, a 28 de febrero de 2024, se ha reducido en más de 11.000 personas en 10 años, tras varios planes de bajas con los que el grupo ha sorteado unas siglas que son tabú: ERE.
Ese contexto define la realidad y el futuro del grupo, que en su última junta de accionistas aprobó el nombramiento de un nuevo consejero delegado, Gastón Bottazzini, encargado de ultimar el nuevo plan estratégico hasta 2030. Este comenzó a trabajar en enero como adjunto de la presidenta, Marta Álvarez, y la buena química entre ambos, explican fuentes consultadas, le ha aupado a ser el arquitecto del nuevo El Corte Inglés.
El plan estratégico se lanzará a finales de este año y entrará en funcionamiento el 1 de marzo de 2025, con el inicio del nuevo ejercicio fiscal. Y el mismo, según ha sabido este periódico y a falta de su concreción, volverá a trazar una apuesta clara por crecer tras años de repliegue: en ingresos, en rentabilidad y en presencia física e incluso geográfica, con el foco en el negocio tradicional de distribución, con un mayor grado de digitalización; y con el apoyo de la agencia de viajes, que en el último año dobló ingresos hasta rozar los 2.000 millones. Una vuelta a los básicos sustentada sobre un perfil financiero mejorado, con una deuda en los niveles más bajos en 15 años, en torno a los 2.000 millones, y tras conseguir el ansiado grado de inversión, que le permite acceder a nueva financiación en condiciones más ventajosas.
Los 10 años transcurridos desde la muerte de Isidoro Álvarez coinciden, por tanto, con un cambio de etapa. El camino ha sido largo. Tras la muerte de Álvarez, el consejo de administración nombró como presidente a su sobrino, Dimas Gimeno, con la tarea de reconducir el rumbo de una empresa sobreendeudada y con un elevado riesgo de quedarse atrás. “En 2011, Amazon vendió su primer libro en España y 13 años después es el operador hegemónico en la venta online. Ese es el caballo de batalla que se ha tenido que abordar en estos años”, explica Miguel Venegas, presidente del sindicato Valorian, antes Fasga, mayoritario en el grupo de distribución.
Crisis de negocio
Lo más acuciante era resolver el problema financiero: en el ejercicio 2014, la deuda se situaba en 5.009 millones de euros. Bajo la etapa de Gimeno, en 2015, El Corte Inglés lanzó su primera emisión de bonos por 600 millones, y dio entrada por primera vez a un accionista externo a la familia, el jeque catarí Al Thani, que alcanzó algo más del 10% del capital por 1.000 millones. Todo mientras trataba de revertir la tendencia a la baja del negocio: entre el ejercicio 2007, récord para el grupo, y el 2013, último que completó Isidoro Álvarez, las ventas habían caído un 20% y el beneficio un 75%.
“Fue una etapa marcada por la transición digital, la omnicanalidad; había una idea pero cierta confusión. No existían los elementos tecnológicos y físicos para hacerlo”, relata Antonio Pérez, secretario general de Fetico, otro de los sindicatos principales en la compañía. “El grupo arrastró una rémora financiera muy grande. Tuvieron que adaptarse a una nueva realidad del negocio y de los clientes. Y también a actuar con más transparencia”, indican fuentes de la Federación de Servicios de CC OO.
En 2016, el grupo acometió su primer plan masivo de bajas, con 1.400 salidas de trabajadores mayores de 58 años. Todas las fuentes laborales consultadas coinciden en un diagnóstico: la sobredimensión que alcanzaron los servicios centrales, con salarios altos y funciones no muy claras. “Se llegó a un límite”, resume Antonio Pérez.
La guerra familiar
Un punto clave en el rumbo de El Corte Inglés de los últimos años tiene lugar en octubre de 2017, cuando el consejo de administración nombra dos consejeros delegados: Víctor del Pozo y Jesús Nuño de la Rosa, que asumen “los poderes ejecutivos”, retirando los mismos a Dimas Gimeno. Aunque el grupo viste la decisión como una forma de alinearse “con las mejores prácticas de gobierno corporativo”, se hace patente la brecha en la gobernanza del grupo, que explota en la siguiente primavera con una guerra abierta entre las herederas de Isidoro Álvarez, Marta y Cristina Álvarez, y su primo Dimas Gimeno. El 14 de junio de 2018, el consejo de administración destituye a este y nombra a Jesús Nuño de la Rosa como sucesor, abriendo una batalla judicial que incluso llevó a los tribunales el proceso de adopción de Marta y Cristina Álvarez por parte de su padre Isidoro.
La sangre no llegó al río, y como ocurre en las mejores familias, todo se resolvió con dinero: Dimas Gimeno cumplió su deseo de salir del accionariado de El Corte Inglés a cambio de 145 millones, y las demandas se retiraron. La paz familiar se completó con la vuelta al consejo de Carlota Areces, representante de Corporación Ceslar, dueña del 9% del grupo y que fue expulsada en 2015.
Tras Gimeno llegó la etapa de Jesús Nuño de la Rosa, el presidente más breve de la historia de El Corte Inglés, aunque con Víctor del Pozo como principal ejecutivo en el negocio retail. En esos meses el grupo aceleró su estrategia de venta de activos no estratégicos, un paso inevitable para reducir el pasivo.
Eso abarcó desde negocios hasta activos inmobiliarios. En el primer punto destaca la venta de Informática El Corte Inglés al grupo francés Gfi, por el que ingresó cerca de 300 millones de euros, o la de Ópticas 2000 al grupo Grandvision.
También puso en manos de PWC la venta de una cartera de 95 inmuebles por la que aspiraba obtener cerca de 2.000 millones de euros. La falta de ofertas que colmasen esa ambición hizo virar el rumbo hacia ventas selectivas, también de tiendas, como los de plaza Macià en Barcelona, Parquesur, La Vaguada y Princesa en Madrid, o el de la Gran Vía de Bilbao. Algunos de ellos ya cerrados: hoy El Corte Inglés tiene 17 grandes almacenes y ocho centros de Hipercor menos que hace 10 años. “Han tenido que reordenar la oferta. Había centros que no tenían una actividad significativa, mientras otros sí han incrementado el volumen de negocio”, explica Miguel Venegas. En 2022 puso en marcha la venta de una nueva cartera de inmuebles por la que obtuvo cerca de 500 millones de euros, y con la que pudo evitar la venta de una de sus joyas: la Torre Titania de Madrid.
Algo que hizo ya bajo el mandato de Marta Álvarez, que accedió a la presidencia del grupo en 2019. Su etapa hasta hoy está marcada por la pandemia, que dejó las primeras pérdidas de la historia de la empresa con unos números rojos de casi 3.000 millones, y por la alianza estratégica con Mutua Madrileña. En octubre de 2021, esta tomó el 8% del capital de la compañía y adquirió un 50,01% de los negocios aseguradores de El Corte Inglés, en una operación valorada en 1.105 millones de euros.
Como consecuencia, el presidente ejecutivo de Mutua, Ignacio Garralda, entró en un consejo de administración que en los últimos 10 años ha asistido a una lenta pero progresiva renovación. Históricos como Florencio Lasaga o Carlos Martínez Echevarría han abandonado el órgano de gobierno en esta última etapa. Desde el fallecimiento de Isidoro Álvarez, solo un consejero no vinculado a la familia se mantiene en el mismo: el independiente Manuel Pizarro.
La renovación también ha llegado a la primera plana directiva. En febrero de 2022 salió Víctor del Pozo, pero llegaron Santiago Bau, director general corporativo, y José María Folache, director general de retail. Antes, en 2018, fichó de BBVA a Javier Rodríguez-Árias, hoy máximo responsable financiero; a Javier Catena, director de operaciones después de gestionar el ámbito inmobiliario; o a José Ramón de Hoces, ex de Pérez Llorca y hoy secretario del consejo además de hombre de la total confianza de Marta Álvarez.
“Ha habido una profesionalización importante. Han salido directivos que eran muy mayores y ha sido una transformación”, valoran fuentes cercanas a la empresa. Como quedó patente tras la última junta de accionistas, el círculo más próximo a Álvarez lo forman Gastón Bottazini, José Ramón de Hoces y Javier Rodríguez-Árias. Un equipo que liderará la nueva etapa del grupo, que no está exenta de retos: “Habrá que abordar la reducción de la jornada laboral. Y en siete u ocho años volverá el reto del rejuvenecimiento de la plantilla”, explica Antonio Pérez de Fetico. “Hoy las condiciones son mejores de las que eran hace 10 años”, dice Miguel Venegas, de Valorian. “Pero hay que elevar la calidad del empleo: tener más descansos de calidad, ampliar los incentivos, y hacer planes de carrera para que la gente vea un futuro”, añade.
“Isidoro Álvarez forma parte de la historia económica y empresarial de nuestro país”
Marta Álvarez. La presidenta de El Corte Inglés, Marta Álvarez, valora como “insustituible” la figura de Isidoro Álvarez, su padre e histórico presidente del grupo de grandes almacenes durante 25 años. “Isidoro Álvarez, mi querido padre, fue una figura insustituible, que forma parte de la historia económica y empresarial de nuestro país”, dice la actual presidenta de la compañía, en el cargo desde 2019. “Todos los que formamos parte de El Corte Inglés seguimos honrando su legado, y trabajamos para que la empresa siga creciendo de forma rentable, con un proyecto de futuro ilusionante, donde la innovación y el foco en la experiencia de cliente seguirán siendo claves”, apunta en una declaración institucional facilitada a CincoDías.