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Škoda pide a Talgo abrir un diálogo sobre la integración industrial, pero no ofrece dinero ni quiere el control

El fabricante checo remite una carta a la empresa española en la que expone sus fortalezas y subraya que no prepara ninguna opa

Uno de los Talgo Avril de Renfe rotulado con la marca AVE.
Uno de los Talgo Avril de Renfe rotulado con la marca AVE.Renfe

Ni opa competidora ni compra de acciones. Škoda Group, la empresa checa que ha mostrado su interés en una integración con la española Talgo en pleno proceso de opa lanzada por el consorcio húngaro Ganz Mavag, ha confirmado que no quiere entrar en una guerra de ofertas. Tampoco pone, por tanto, cantidad alguna para hacerse con el mando del fabricante de trenes. Tan solo quiere “explorar” la vía industrial y su “principal objetivo no es tomar el control de Talgo”, ha dejado claro en una carta de carácter “confidencial” enviada el pasado miércoles a Talgo y que la firma que preside Carlos de Palacio ha remitido íntegra esta madrugada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

En el mercado había expectación sobre la irrupción de una posible contraopa, ante lo que el consejo de Talgo, bajo la mirada de la CNMV, ha optado por enfriar un posible calentón de la acción con la publicación de la misiva.

Talgo ya confirmó este jueves la recepción de una propuesta algo más detallada, pero no dio información sobre el contenido. Tampoco lo hizo Škoda, cuya línea roja por el momento es eludir una pugna abierta con Ganz Mavag: “Nada más lejos de nuestra intención que anunciar públicamente una oferta o transacción que compita con la actual oferta”, señala nada más comenzar un escrito de apenas cuatro páginas en el que más de la mitad se dedica a explicar el potencial de fabricación, mano de obra y grandes cifras económicas, en ingresos y pedidos, de la checa.

El consejero delegado de Škoda Grup, Petr Novotny, dice ser consciente del rechazo inicial del consejo de Talgo a su acercamiento, anunciado a través de una primera misiva fechada el 15 de julio. Pero pide que se recapacite, manteniendo su disposición a “abrir un diálogo” y “acceder discretamente” a la información que pueda ser de interés económico para proponer en firme una integración posterior.

“Nuestro acercamiento es serio y legítimo”, expresa el ejecutivo, quien admite igualmente la posición complicada del consejo de administración de Talgo por “la oferta actual y las incertidumbres circundantes”. Para seguir avanzando propone un encuentro en el que se pueda detallar su proposición, que califica de “perfectamente legal” y “razonable” y que no considera contraria a la ley en mitad de una opa de un tercero. “Seguimos interesados en una integración industrial”, concluye la carta, que ha sido recibida en el parqué este viernes con caídas en torno al medio punto.

La Asociación Española de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas (Aemec) sí ha insistido en que la propuesta de Škoda para integrar su negocio con el de Talgo podría “vulnerar la normativa del mercado de valores y calificarse como abuso o incluso manipulación de mercado”.

El consejo del fabricante español, que había dejado entrever la exigencia de una contraopa y no una simple carta de intenciones, estudia el paso dado por la checa, que viene respaldada por el Gobierno español. La oferta húngara de adquisición, a cinco euros por acción, fue admitida a trámite por el regulador bursátil el pasado mes de abril y cuenta con el visto bueno del núcleo duro de accionistas, formado por el fondo Trilantic y las familias Abelló y Oriol, que considera amistoso el proyecto de compra. El problema para ellos es que el Gobierno, con capacidad de veto sobre una opa extranjera, teme posibles vínculos del oferente, Ganz Mavag, con Rusia. La operación está bajo el análisis de la Junta de Inversión Exterior, que debería entregar su informe en torno al 25 de agosto para que el Consejo de Ministros ofrezca su veredicto final.

Entretanto, la CNMV ha advertido de la necesidad de una oferta competidora a quien quiera pujar por Talgo mientras la primera opa esté en pie. Y ante una eventual propuesta de adquisición de buena parte del paquete accionarial de los principales partícipes, que suman un 40% del capital concertado en la instrumental Pegaso, la posición en la sede de Talgo en Madrid es que cualquier oferta debe tener en cuenta a todos los accionistas.

Eso sí, el regulador también ha subrayado que ante una eventual fusión por la que una tercera empresa tomara el control de una cotizada sobre la que ya se ha armado una opa, se requeriría el cumplimiento de tres condiciones: que la actuación del consejo haya respetado su deber de pasividad, que la operación cuente con el respaldo de una junta extraordinaria de accionistas y que la propia CNMV haya eximido a la compañía de lanzar una opa.

Capacidad extra

Talgo tiene un doble problema: carece de capacidad en planta para atender unos niveles de contratación en máximos históricos, con una cartera de 4.200 millones, y lejos de invertir en ampliaciones, sus principales accionistas llevan años con la intención de salir. Ante este difícil escenario industrial, Škoda expone que la española necesita elevar su capacidad de producción entre 1 y 1,5 millones de horas anuales, lo que traduce en 65.000 metros cuadrados extra de planta. En su acercamiento, la firma del grupo inversor checo PPF remarca la posesión de 300.000 metros cuadrados repartidos entre siete fábricas con altos estándares de calidad y homologaciones. Y se ofrece a complementar a la española en segmentos como la soldadura de acero y aluminio, pintado de trenes, componentes para las propulsiones o en los procesos de producción de modelos eléctricos.

Respecto a los rumores de falta de capacidad financiera y operativa, Škoda defiende ante el consejo de Talgo que sus ingresos subieron a 1.400 millones el año pasado para un ebitda de 22 millones. La compañía, presente en una veintena de mercados, desplegó 5,1 millones de horas de producción y entregó 400 vehículos. Su inversión en I+D alcanzó los 85,5 millones. Estás cifras están muy por encima de las de Talgo, salvo en el ebitda, y multiplican las de Magyar Vagon, fabricante en el consorcio húngaro que tiene formulada la opa.

La combinación de Škoda y Talgo resultaría un fabricante de trenes, tranvías, metro y autobuses con 2.000 millones en ingresos y una cartera de más de 7.500 millones.

El consorcio Ganz Mavag, que se ha quejado en días pasados de que se hable de ofertas alternativas sin que se concreten, pagaría 619 millones por el 100% del capital y ha mostrado un plan industrial que también suma capacidad de planta para que Talgo pueda dar respuesta a los contratos en cartera. En su hoja de ruta se expresa que los ingresos de Talgo, que seguiría cotizando en España, subirían del entorno de los 600 millones anuales a más de 1.000 millones.

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