El Gobierno avanza en las conversaciones con Škoda para que entre en Talgo y frene la opa húngara

El grupo checo, que se encuentra en fase de expansión y carece de trenes de alta velocidad, acudiría acompañado de Criteria con una inversión minoritaria

Un tren de Skoda durante el proceso de producción en la planta checa de Ostrova.Skoda Group

El Gobierno y el grupo checo Škoda Transportation (ajena al fabricante de coches Škoda) avanzan en las conversaciones para que el fabricante entre en el capital de la histórica firma española Talgo y se anteponga a la oferta lanzada por la húngara Magyar Vagon, que despierta grandes recelos por el Gobierno de Víktor Orban y por sus posibles vínculos con Rusia, según diferentes fuentes cercanas a las negociaciones. Como acompañantes de la checa siguen disponibles ...

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El Gobierno y el grupo checo Škoda Transportation (ajena al fabricante de coches Škoda) avanzan en las conversaciones para que el fabricante entre en el capital de la histórica firma española Talgo y se anteponga a la oferta lanzada por la húngara Magyar Vagon, que despierta grandes recelos por el Gobierno de Víktor Orban y por sus posibles vínculos con Rusia, según diferentes fuentes cercanas a las negociaciones. Como acompañantes de la checa siguen disponibles el holding inversor CriteriaCaixa y el industrial Escribano, especialista en tecnología de defensa y seguridad, que ya comparte capital con el Estado en Indra (8% y 28%, respectivamente). De ser imprescindible para el cierre del consorcio, entraría la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), con un paquete poco significativo.

El ministro de Transportes, Óscar Puente, ha impuesto el silencio sobre el contenido de los contactos con Škoda. En su entorno solo se reconoce que hay varias opciones sobre la mesa para Talgo y que urge cerrar la solución ante el deseo de salida del núcleo duro de accionistas de Talgo. “Škoda está armando una oferta, lo que no es fácil cuando ya hay registrada una primera opa”, reconoce un directivo conocedor de los detalles. Preguntado por el interés sobre la empresa española o, simplemente, por el negocio de la alta velocidad, un portavoz oficial de Škoda ni confirma ni desmiente las conversaciones en curso: “No comentamos rumores de mercado”.

La cercanía en las últimas semanas del primer ministro de Hungría y presidente de turno del Consejo de la UE, el ultraderechista Víktor Orban, al presidente ruso Vladimir Putin, en lo que denomina “misión de paz” en favor de Ucrania, ha molestado en Bruselas y no ha hecho más que apuntalar la frontal oposición del Gobierno español a la tentativa húngara por Talgo. El proyecto de compra, valorado en 619 millones, cristalizó en marzo con una oferta pública de adquisición (opa) del consorcio Ganz Mavag, que el Ejecutivo tiene bajo análisis. Se temen vínculos con Rusia de un grupo participado por el fondo estatal húngaro Corvinus (45%) y cuya mayoría está en manos de los dueños de Magyar Vagon, fabricante de trenes que tuvo alianzas con la rusa Transmashholding (THM) antes de la invasión de Ucrania.

Fuentes del Ejecutivo español aseveran que “ahora, más que nunca, debe protegerse el buen uso de la tecnología estratégica de Talgo”, entre la que destaca el eje desplazable que permite circular a sus trenes de alta velocidad por distintos anchos de vía y, por tanto, saltar fronteras.

Empresas complementarias

Škoda se convirtió en opción preferente tras constatarse la falta de apetito de la vasca CAF, la suiza Stadler y la francesa Alstom. De sus fábricas salieron el año pasado 400 vehículos, un 88% más que en 2022, y las horas de producción aumentaron un 16% interanual, hasta los 5,1 millones. En boca del consejero delegado de Grupo Skoda, Petr Novotný, el reto es mejorar en eficiencia y situar a la empresa en la vanguardia tecnológica. La inversión en I+D el año pasado fue de 85 millones.

Škoda Transportation fabrica autobuses eléctricos y a hidrógeno, tranvías, trolebuses, locomotoras eléctricas y trenes suburbanos. Además, tiene una división de señalización y soluciones para la movilidad inteligente, y de digitalización del control y diagnóstico de vehículos. Pero carece de un tren de alta velocidad, segmento en el que compite Talgo. Ambas son complementarias, también por mercados, y los gobiernos checo y español tienen excelentes relaciones. Camino expedito.

En lo que va de año ha habido varios contactos entre el ministro Óscar Puente y su homólogo checo, Martin Kupka, el último de ellos el 21 de mayo en Praga (República Checa). De esa reunión solo trascendió el interés de España por los proyectos en alta velocidad de ese país. En esta buena sintonía también se enmarca el control de la operadora pública española Renfe sobre la checa Leo Express.

Sobre el dueño de Grupo Škoda, un 85,7% del capital está en manos del grupo inversor PPF desde 2017. La división Transportation perdió el año pasado 78 millones, en comparación con los 132 millones ganados en 2022, pese a haber elevado sus ingresos un 46,5%, hasta los 1.136 millones. Las cifras mejoran si se tiene en cuenta la aportación de la alianza con la turca Sabanci Holding en la firma de autobuses Temsa.

Con centro de operaciones en Pilsen, al oeste de Bohemia (República Checa), e importantes fábricas en Ostrava (está elevando su capacidad anual de 50 a 300 máquinas anuales) y Šumperk (talleres para la remodelación de trenes), Škoda actúa en Alemania, Austria, Eslovaquia, Italia, Finlandia, Hungría o Polonia, y ha vendido sus productos en medio centenar de países. La plantilla está formada por 7.300 personas (Talgo emplea a 3.300 trabajadores).

Ampliaciones

La cartera de contratos de Škoda, cifrada en 3.200 millones, habría copado el potencial de sus plantas durante cuatro años de no ser por ampliaciones recientes. Solo en las instalaciones de Pilsen, a escasos metros de la fábrica originaria de Škoda, fueron invertidos 80 millones en la revitalización del complejo, que acaba de cumplir 165 años.

El año pasado, esta firma industrial de referencia en República Checa recibió pedidos de calado, entre los que destacan los 370 coches para la italiana Trenitalia por 732 millones de euros. Otros proyectos en cartera son el de 200 tranvías para la ciudad de Praga por 630 millones, un paquete de trenes nocturnos para la finlandesa VR y el suministro de vehículos de metro a la ciudad de Sofía (Bulgaria). La empresa envía al exterior el 60% de su producción.

El núcleo duro de accionistas de Talgo, formado por el fondo Trilantic y las familias Oriol y Abelló, tiene pactada la venta de su 40% a Ganz Mavag. La cabeza visible del consorcio comprador, el empresario húngaro András Tombor, ha defendido en público que no existen vínculos de su consorcio con Rusia. Tombor, que compareció en rueda de prensa en Madrid el 3 de julio, se refirió a Ganz Mavag, con capacidad de planta ociosa en Hungría, como única solución para Talgo. Y quiso quitar opciones a Škoda: “Fue un jugador muy importante, pero ahora está en pérdidas y no creo que pueda ofrecer valor alguno a Talgo”, afirmó.

En PPF, sin embargo, dicen mantener el interés por el sector del transporte. En mayo se hizo con Cegelec, firma de componentes eléctricos de la francesa Vinci, y el año pasado adquirió la austriaca Molinari Rail y la belga The Signaling Company para reforzar a Škoda.

El fallecimiento en marzo de 2021 del propietario y fundador del conglomerado de inversiones, Peter Kellner (56 años), provocó momentos de dudas sobre activos por más de 40.000 millones. Solo tres años antes, la mayor fortuna de la República Checa (unos 17.500 millones, según Forbes), se había hecho con Skoda Transportation.

La viuda de Kellner, Renáta Kellnerová, contrató a Jiří Šmejc para conducir PPF, liquidando la actividad de crédito al consumo en Asia (Home Credit en Filipinas e Indonesia) y enfocando el desarrollo hacia los mercados occidentales. Rusia, antaño un gran mercado para PPF, fue abandonado voluntariamente por el grupo en el marco de una invasión de Ucrania que motivó fuertes sanciones de la UE a intereses rusos. El impacto para el grupo fue de 1.200 millones en el ejercicio 2022.

El beneficio de PPF el año pasado se fue hasta los 1.500 millones, el mayor desde 2008, con aportaciones positivas de las áreas de telecomunicaciones (Cetin y O2) y de los servicios financieros (PPF Banka y Air Bank). Además, tiene posiciones en biotecnología (Sotio), medios de comunicación (Central European Media Enterprises) y en el sector inmobiliario.

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