El Sabadell busca vías para cumplir con el dividendo con el plácet de la CNMV
El deber de pasividad que marca la norma de opas fuerza al banco a explorar o pagos extraordinarios o retrasar las recompras de acciones para 2025
El Banco Sabadell ha sacado un bazuca para vencer al BBVA en la opa hostil. La entidad catalana intenta convencer a sus accionistas de que apuesten por el banco en solitario con una lluvia de 2.400 millones entre este año y el siguiente, a razón de 1.200 millones en cada ejercicio. Sin embargo, el deber de pasividad que marca la normativa de opas y la prohibición de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de ejecutar recompras de acciones mientras que se resuelve la oferta complican al banco catalán ejecutar estos pagos y sus opciones se limitan a explorar el pago de dividendos extraordinarios o de retrasar a 2025 buena parte de estos planes de retribución a los accionistas.
El yugo del deber de pasividad, que afecta al consejo del Banco Sabadell hasta que se resuelva la opa, limita la capacidad de este órgano para, entre otras cosas, pagar dividendos que no estén en línea con la política de distribución del beneficio habitual en los años anteriores. Hasta ahora, el banco que preside Josep Olíu ha marcado como política de reparto a los accionistas de entre el 40% y el 60% del beneficio neto (pay out). Y no se puede separar de esta línea si no tiene el visto bueno de la junta de accionistas.
El año pasado esto se saldó con 666 millones dedicados a retribuir a sus accionistas, repartidos aproximadamente a partes iguales entre dividendos en efectivo y recompras de acciones. Así, abonó dos pagos, de 0,03 euros por acción cada uno, y puso en marcha un programa de recompra de acciones por 340 millones, que estaba en marcha cuando el BBVA lanzó la opa y la CNMV le pidió que pusiese en espera.
Las cifras se dispararán este año por la mejora en las previsiones de beneficios que divulgó el banco en la presentación de los anteriores resultados trimestrales. El consenso de analistas espera que gane unos 1.500 millones, por lo que de elevar el pay out al rango máximo previsto (el 60% frente al 55% del año anterior) pagaría a los accionistas en 2024 un total de 900 millones de euros. Estas cifras están en consonancia con esos 2.400 millones a los accionistas que el consejo prometió en mayo, que supone devolver 1.200 millones ya este año. Además de esos 900 millones que provienen del negocio habitual, el resto se completa con el exceso de capital, que supere al objetivo del 13%, que el Sabadell se ha comprometido a devolver a sus accionistas.
El desglose es el siguiente. Estas cifras supondrían repartir en dividendos 450 millones este año, a razón de 0,08 euros por acción, en el pago más alto del Sabadell desde 2011. Para seguir esta línea del guion no habrá problemas. Más complicado es cumplir con los planes de recompras de acciones, con el desembolso previsto de otros 450 millones. A este montante hay que sumar buena parte del programa de adquisición de títulos que ya estaba en marcha hasta la opa. El banco había ejecutado solo el 27%, lo que supone que guarda unos 250 millones para retribuir a sus accionistas en algún momento. Todo ello suma unos 700 millones que estaban previstos dedicar a recompras de acciones que no se pueden ejecutar. De no hacerlo o si el banco no da una clara guía al mercado de cuándo y cómo lo hará, el mayor arma esgrimida contra el BBVA quedaría muy dañada.
Las opciones, no obstante, son escasas. La CNMV limita la capacidad del banco para ejecutar recompras de acciones mientras dure la opa. Teniendo en cuenta el calendario difundido por el BBVA, la resolución de la oferta se demorará durante seis u ocho meses, lo que aboca al final a 2025, con permiso de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que puede demorar su dictamen hasta un año. Por lo tanto, de mantener su plan de dedicar este dinero a recompras de acciones, no lo podrá efectivo hacer hasta bien entrado 2025, sin tener claro si tendrá tiempo de ejecutarlo por completo.
La otra alternativa es convertir al menos una parte del dinero dedicado a recompras en un dividendo extraordinario. Esta puede ser una opción fundamentalmente para los 250 millones del plan de recompra de acciones con cargo a los resultados de 2023, que no han podido ejecutar y a todas luces no podrán hacer bueno en el calendario previsto. La norma es taxativa. De querer hacerlo antes del final de la opa, el banco debe contar con el visto bueno de los accionistas en una junta extraordinaria.
Más sencillo sería para el Sabadell hacer ahora una promesa a sus accionistas de dividendo extraordinario y cumplirla cuando la opa haya terminado, en caso de que la victoria sea para ellos. No tendría siquiera que alterar su senda habitual, puesto que es posible que la oferta se haya resuelto antes de marzo, cuando suele realizar la junta de accionistas ordinaria, que habitualmente avala el pago de un dividendo extraordinario. En este caso, solo tendría que añadir un punto más al orden del día con ese pago adicional.
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