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El CEO de la automovilística Stellantis se sube el sueldo un 56% hasta los 36,5 millones

El fabricante de coches registró el año pasado un beneficio récord de 18.625 millones

El consejero delegado de Stellantis, Carlos Tavares.
El consejero delegado de Stellantis, Carlos Tavares.REMO CASILLI (REUTERS)

El consejero delegado del grupo automovilístico Stellantis, Carlos Tavares, se ha subido el sueldo considerablemente. Según ha informado la compañía, el directivo portugués recibió el año pasado un salario de 23,5 millones de euros, un 57% más que los 14,9 millones que se había llevado en 2022. A esa cantidad hay que sumar complementos ligados al cumplimiento de objetivos y otros incentivos, que han catapultado su compensación total hasta los 36,5 millones, lo que supone un incremento del 56%, según informa Financial Times.

Esto lo convierte en uno de los directivos del automóvil mejor pagados, en un ejercicio en el que el grupo (dueño de marcas como Citroën, Peugeot, Jeep o Fiat) obtuvo unos beneficios récord por valor de 18.625 millones de euros, a pesar de las huelgas del motor en EE UU que afectaron a la actividad de la compañía. Stellantis es a su vez el mayor productor de coches en España con más de un millón de coches ensamblados en sus fábricas de Vigo, Zaragoza y Madrid en 2023.

Tavares ya había sido duramente criticado por parte de los sindicatos y el accionariado de la compañía, sobre todo en 2022, cuando los accionistas votaron en contra de su sueldo, aunque se trató de una acción no vinculante. El año pasado, su salario fijo fue de dos millones, que se mantuvo sin cambios, mientras que el variable fue de 11,5 millones, vinculado a objetivos como el flujo de caja libre. Además, recibió un bono de diez millones ligado a la electrificación de la automovilística así como su giro al negocio del software, algo que los fabricantes de coches ven con un gran potencial de crecimiento durante esta década. Por último, Tavares se embolsó 13 millones en incentivos a largo plazo.

Este incremento salarial del que fuera pupilo de Carlos Ghosn, ex jefe de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi fugado de la justicia japonesa, puede volver a desencadenar quejas en el accionariado, entre el que se encuentra el Estado francés, que tiene un 6,1% de Stellantis. En verano del año pasado el Ejecutivo galo tuvo un encontronazo con el directivo portugués por su decisión de traer a España la plataforma de producción STLA Small, que es sobre la que el grupo hará los futuros coches eléctricos pequeños y compactos que saque a partir de 2025. El ministro de economía francés, Bruno Le Maire, le pidió entonces a Stellantis “que afronte el desafío” de hacer este tipo de coches en Francia, ya que son los que más volumen y actividad dan a las fábricas.

Tavares respondió en una entrevista posterior con Le Figaro que esto no era posible por los costes. “La ecuación económica ligada a la reubicación de este proyecto no sería de interés ni para la empresa ni para el país”, afirmó entonces. A esto hay que sumar las presiones del Gobierno italiano, que quiere que Stellantis aumente su producción allí, sobre todo en la planta de Mirafiori en Turín, donde los trabajadores se manifestaron este mes por la falta de nuevos modelos.

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