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Íñigo Sánchez Asiain (Portobello): El ejecutivo que aboga por un capital riesgo humano y con empatía

El socio fundador de Portobello Capital prevé que la crisis en el capital riesgo provoque operaciones corporativas en el sector y abre la puerta a que su fondo juegue un papel en este proceso

Álvaro Bayón
Íñigo Sánchez Asiain, socio fundador de Portobello.
Íñigo Sánchez Asiain, socio fundador de Portobello.Pablo Monge

Los orígenes de Portobello, el fondo de capital riesgo español con un vehículo de mayor tamaño, hay que buscarlo hace décadas. en las aulas del colegio de los Jesuitas. Allí coincidieron Íñigo Sánchez-Asiain (Bilbao, 1963) y Juan Luis Ramírez, dos de los cuatro socios que años después crearon esta gestora, junto a Ramón Cedeiras y Luis Peñarrocha.

La aventura de pasar del patio del colegio a montar Portobello tuvo una parada intermedia, la extinta Ibersuizas. Allí confluyeron los cuatro socios fundadores, donde “pusieron el embrión de Portobello”. Su idea, crear un fondo de capital riesgo español con inversores extranjeros, como Goldman Sachs y HarbourVest. Salieron de manera traumática. Abandonaron la firma tras un conflicto con sus accionistas y en 2010 crearon Portobello. Una experiencia traumática que imprime carácter y les otorga una sensibilidad especial hacia los empresarios con los que negocian las operaciones.

Sánchez-Asiain reconoce que la experiencia de haber montado su propia aventura empresarial les ha dado una perspectiva única. “El private equity es una industria que peca de gente con empatía. No nos olvidemos que el cliente es el empresario. La cultura que transmitimos de Portobello es la de gente con cultura empresarial, empatía y muy humana. Lo primero en un negocio en private equity es ganarte la confianza del empresario. Si te crees muy listo y tienes una gran idea, pero no eres capaz de ganarte la confianza no hagas la operación. Te tienes que ganar al empresario. Si no entiendes su problemática, si no puedes empatizar, no vas a desarrollar una buena relación”, sostiene.

Sánchez-Asiain recuerda el momento en el que crearon Portobello como una época “bonita”. Rememora que fue “una situación sobrevenida, que enseguida asumimos y tomamos el riesgo”. “Surgió la oportunidad. Lanzamos el proyecto, hablamos con inversores y nos apoyaron. Muchos de los inversores que nos apoyaron entonces siguen con nosotros. Fue experiencia muy dura, con mucho riesgo y que ha salido muy bien”, recuerda. Y confiesa que recomienda a sus hijos que, en el futuro, se atrevan a montar su propia aventura empresarial.

“Cuando eres un empresario te arriesgas tu empresa cada día. A los empresarios les encanta el riesgo”, comenta, si bien matiza que ese interés por el riesgo debe combinarse con la reflexión, de forma que cada día midan el riesgo que asumen y miden cada paso que dan.

“Constituimos Portobello para consolidarnos como referentes en una industria en crecimiento. La realidad es que ha sido una historia de éxito porque sentamos bien las bases”, asegura. Y apunta a que esas buenas bases se resumen en tres pilares. El primero es acercarse a los pequeños y medianos empresarios y construir relaciones. “Trabajamos mucho la provincia, la empresa mediana. Entendemos la idiosincrasia de la empresa familiar. Para los competidores que están basados fuera de España y que tienen menos desarrollada la penetración regional no tienen esa ventaja. Una de las razones del éxito de Portobello es que hemos sabido hacer eso”, afirma.

El segundo pilar es “concebir el mercado español como mercados atomizados”, donde la oportunidad estriba en impulsar una consolidación sectorial. Y el tercer elemento es apostar por la internacionalización. “Si resumes estas tres cosas nos ha ido muy bien”, asegura y resume el éxito en una rentabilidad de sus fondos del 20%, 23 empresas gestionadas y más de 20.000 millones en activos bajo gestión.

Esa empatía y ese entender el sentimiento de los empresarios son una de las ventajas competitivas que Sánchez-Asiain observa de Portobello frente a un mercado muy competido. En sus palabras, han conseguido que el fondo se sitúe en un lugar muy cercano a las pequeñas y medianas empresas, a las que adquiere, apoyándose en sus fundadores, y ayuda a crecer. Y años después son los que venden la compañía a los grandes fondos internacionales. “Somos como el que va a comprar el pescado en una lonja, trata y negocia con los pescaderos, y después lo vende en El Corte Inglés” describe.

El sector afronta ahora un momento clave. Tras los años de vino y rosas de los tipos cero, se encuentra con muchas más dificultades para vender participadas y levantar capital. Algo que, en su opinión, incentivará al sector a realizar operaciones corporativas, para lo que Portobello se encuentra abierto a explorar opciones. Su estrategia, en cualquier caso, es incrementar la especialización, con nuevos productos de nicho, y ganar escala a través de la internacionalización.

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Sobre la firma

Álvaro Bayón
Redactor de la sección de empresas especializado en operaciones corporativas, banca de inversión y capital riesgo. Graduado en Estudios Hispánicos por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Periodismo UAM-El País, ha desarrollado toda su carrera en Cinco Días, donde trabaja desde 2016.

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