El dueño del edificio Chrysler, Signa, protagoniza la mayor insolvencia de una inmobiliaria europea
La compañía, acuciada por la subida de tipos y la caída de valoraciones de los inmuebles, cuenta con activos valorados en 27.000 millones y una deuda de 13.000 millones
El grupo inmobiliario Signa, propiedad del magnate austríaco René Benko, se declaró este miércoles en insolvencia después de que fracasara un último intento de obtener financiación de emergencia, convirtiendo al copropietario del edificio Chrysler de Nueva York en una de las víctimas más destacadas de la crisis inmobiliaria en Europa, por la subida de tipos de interés y la consiguiente bajada de valor de los inmuebles.
La insolvencia es un duro golpe para el magnate, hecho a sí mismo, conocido por alardear de que solo la familia real británica y la Iglesia católica podían rivalizar con su conjunto de propiedades. Con activos valorados en 27.000 millones de euros, a cierre de 2022, el colapso puede convertirse en la mayor crisis inmobiliaria en Europa desde la crisis financiera mundial de 2008. JP Morgan estimó su pasivo en 13.000 millones de euros.
La dirección de Signa Holding GmbH anunció que ha presentado en Viena esta petición de insolvencia (similar al concurso de acreedores en España) con el objetivo de gestionar su reestructuración de la deuda, según un comunicado de la empresa. “A pesar de los esfuerzos considerables en las últimas semanas no se ha podido garantizar suficientemente la liquidez necesaria para una reestructuración extrajudicial”, afirmó la inmobiliaria.
Signa Holding dispone de una cartera que incluye los grandes almacenes Selfridges en Londres, centros comerciales de lujo en Viena y un hotel histórico en Venecia, entre otras muchas propiedades. Sus negocios se reparten en Austria, Alemania, Suiza, Italia, Reino Unido y EE UU. La compañía indicó que buscaba mantener las operaciones, pero no está claro cómo podrían verse afectadas las subsidiarias, que incluyen a Signa Development y Signa Prime, las dos más grandes, recoge Bloomberg. Los tentáculos del grupo van desde los grandes almacenes más conocidos de Alemania, KaDeWe de Berlín, hasta la principal cadena de tiendas del país, Galeria.
“El objetivo es continuar las operaciones comerciales en el marco de la autoadministración”, se aclaró desde Signa Holding. Si el tribunal acepta la solicitud, el grupo mantendría autonomía para disponer de activos y reestructurar su deuda. Tendría que presentar un plan de recuperación que sea aceptado por una mayoría de acreedores y permitirle pagar al menos el 30% de los créditos en un plazo de dos años.
El canciller austriaco, Karl Nehammer, intentó restar importancia al colapso de la empresa. “Lo realmente importante es que todos los que invirtieron aquí, especialmente los bancos, se mantengan estables”, dijo a los periodistas. “Eso es crítico”, según recoge Reuters.
Una investigación realizada por analistas del Raiffeisen Bank International de Austria, uno de los mayores prestamistas de Signa, advirtió a principios de esta semana que sus dificultades podrían desencadenar una caída más amplia en los precios de las propiedades comerciales si comenzara a vender propiedades.
Se espera que la insolvencia del holding se extienda a todo el grupo, aunque una filial importante todavía luchaba por mantenerse con vida. Las últimas conversaciones con inversores para proporcionar liquidez a la filial Signa Prime, en la que Signa Holding es accionista mayoritario, todavía están en curso, aunque tienen pocas posibilidades de éxito, según afirmó una persona cercana al proceso. Otros inversores minoritarios en la división Prime de Signa incluyen al multimillonario industrial alemán Klaus-Michael Kuehne, la fundación RAG de Alemania y la familia Peugeot de Francia.
La unidad se centra en la inversión en propiedades en ubicaciones privilegiadas del centro de las ciudades de Austria, Alemania, Suiza y el norte de Italia. El aumento más pronunciado de los costes de endeudamiento en los 25 años de historia del euro ha provocado la caída de los precios inmobiliarios en Alemania, donde está anclado gran parte del negocio del grupo.
Signa atribuyó sus problemas a factores externos que afectan su negocio inmobiliario y a la presión sobre las compras en los principles ejes comerciales de Alemania.
Freno al rascacielos más alto de Alemania
Su insolvencia deja un rastro de proyectos de construcción a medio terminar en toda Alemania, incluido uno de los edificios más altos del país. Signa había estado haciendo progresos constantes en el rascacielos planeado Elbtower de 64 pisos en Hamburgo, hasta que dejó de pagar al constructor, quien detuvo el trabajo.
Las obras también se detuvieron en otros cinco proyectos de Sigma en Alemania.
Decenas de bancos, compañías de seguros y fondos de pensiones han financiado e invertido a lo largo de los años en empresas de Signa, según muestran los folletos de venta de bonos y una presentación de Signa a la que ha tenido acceso Reuters. Signa ha pedido grandes préstamos a bancos, incluido el suizo Julius Baer, que reveló que tenía una exposición de más de 600 millones de francos suizos (678 millones de dólares).
Los vínculos financieros son especialmente fuertes en Austria, donde se fundó y tiene su sede Signa. Entre los bancos con exposición a Signa también se encuentran Raiffeisen Landesbank Niederoesterreich-Wien, Raiffeisen Landesbank Oberoesterreich y Erste Group. Otros prestamistas incluyen el Raiffeisen Bank International de Austria. A principios de este mes, uno de sus ejecutivos, Hannes Moesenbacher, identificó una exposición de 755 millones de euros a un cliente, en referencia al grupo Benko, según una persona con conocimiento del asunto. BayernLB y Helaba, los bancos estatales regionales de dos de los estados más prósperos de Alemania, Baviera y Hesse, han prestado cada uno al grupo varios cientos de millones de euros, aseguraron personas con conocimiento del asunto.
Alemania, la economía más grande de Europa, se encuentra en medio de una crisis inmobiliaria después de que un fuerte aumento de las tasas de interés y los costes de construcción obligaran a algunos promotores a ir a la insolvencia y suspendieron los acuerdos y la construcción. El sector inmobiliario fue la base de la economía alemana durante años, representando aproximadamente una quinta parte de la producción y uno de cada 10 empleos. Impulsados por las bajas tasas de interés, miles de millones se canalizaron hacia propiedades, que se consideraban estables y seguras hasta el último aumento en los costes de endeudamiento.
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