Repsol amenaza con recortar inversiones en España y llevarlas a otros países por el impuesto a las energéticas
La compañía ganó 2.785 millones en nueve meses, un 13,6% menos, por la caída del precio del petróleo y del gas
Repsol lanza un órdago al Gobierno por su intención convertir en permanente el impuesto a las energéticas. La mayor petrolera española amenazó este jueves con recortar inversiones en España y llevar proyectos a Portugal si sale adelante la propuesta de convertir en definitivo el impuesto extraordinario, que considera “ilegal” y “discriminatorio”. A juicio de la empresa, la medida, recogida en el pacto de PSOE y Sumar para formar Gobierno, supone una “falta de estabilidad” en el marco regulatorio y fiscal, y castiga a las empresas que “invierten en activos industriales, generan empleo y garantizan la independencia energética del país”.
En un comunicado enviado a la CNMV con motivo de la presentación de sus resultados hasta septiembre, Repsol sentenció que esa inestabilidad regulatoria “podría condicionar los futuros proyectos industriales de Repsol en España”. El impuesto que grava los beneficios de las energéticas “favorece a los importadores que no generan empleo ni actividad económica relevante en España”, recogía la nota.
La amenaza de retirar inversiones en España fue reiterada poco después por el consejero delegado de la empresa, Josu Jon Imaz, durante la presentación a los analistas de las cuentas trimestrales del grupo. “Necesitamos tener un marco regulatorio claro, predecible y estable”, dijo. De otra manera, “tenemos otras alternativas. Tenemos lugares industriales. En Portugal podríamos tener actividad internacional en nuestro negocio industrial”, añadió el directivo.
Imaz aseguró que Repsol analizará “cuidadosamente” el marco regulatorio de España antes de llevar a cabo nuevas inversiones. La compañía destacó las inversiones de 4.362 millones de euros llevadas a cabo en los nueve primeros meses del año −lo que supone un incremento del 82%−, cuyo foco principal fueron proyectos de reducción de carbono en España, donde se destinó un 41% del total. Por su parte, a Estados Unidos se dirigieron un 37% de las inversiones, tras la adquisición de la compañía de renovables eólicas ConnectGen, con una cartera de proyectos de 20.000 MW.
Las críticas de Repsol se producen pocos días después de que las formaciones lideradas por Pedro Sánchez y Susana Díaz cerraran un acuerdo de legislatura que incluye 230 medidas de corte social y económico, entre otras, convertir de temporal a permanente el impuesto a las energéticas. Con estos impuestos, el Estado recauda en torno a 3.000 millones de euros anuales. El texto pactado entre PSOE y Sumar propone revisar “los gravámenes sobre la banca y las empresas energéticas con el objetivo de readaptarlos y mantenerlos una vez que expire su periodo de aplicación actual”.
El impuesto a las energéticas tendrá un coste de 450 millones de euros en las arcas de Repsol en 2023, según cálculos de la compañía. Para 2024, el máximo directivo del grupo señaló este jueves que abonará algo menos, entre 300 y 350 millones de euros, “en el segundo ejercicio y último porque no hay ninguna base legal para continuar con este impuesto”. El directivo remarcó asimismo la diferencia entre la fiscalidad extraordinaria en otros países europeos, que grava el beneficio de las energéticas, y la española, que grava un 1,2% los ingresos de empresas con una cifra de negocio superior a 1.000 millones.
Menor resultado
Las advertencias de Repsol sobre el impuesto a las energéticas eclipsaron la presentación de las cuentas trimestrales de la petrolera, que cerró los nueve primeros meses del año con un beneficio neto de 2.785 millones de euros, lo que supone una caída del 13,6% respecto a igual periodo del año pasado. El beneficio se vio lastrado por el descenso del precio del crudo Brent y del gas en los mercados internacionales. En los nueve primeros meses del año, el crudo Brent cotizó de media un 22% por debajo del mismo periodo del año anterior y el gas Henry Hub sufrió una abrupta caída de su precio medio, del 60%.
La acción de Repsol perdió el jueves un 1,49%, a pesar de que algunas de las cifras presentadas estuvieron por encima de lo estimado por los analistas. Solo en el tercer trimestre, la compañía ganó 1.365 millones de euros, frente a los 1.040 millones previstos por el consenso de los expertos de Bloomberg. Morgan Stanley citaba el nivel de endeudamiento para justificar la caída en Bolsa: la compañía cerró el tercer trimestre con una deuda neta de 1.855 millones, frente a los 1.690 estimados por los expertos.
El Ebitda se situó en 7.194 millones hasta septiembre, lo que supone un descenso del 33,8%. El negocio de exploración y producción obtuvo un resultado de 1.225 millones, un 49,6% menos, debido principalmente a unos menores precios de realización de crudo y gas, una mayor amortización, unos mayores costes de producción y a la depreciación del dólar frente al euro. Esto fue parcialmente compensado por menores costes exploratorios y mayores volúmenes. Por su parte, el segmento industrial logró un beneficio de 2.173 millones, un 4% superior.
Repsol anunció asimismo la retribución a los accionistas prevista en enero de 2024 de 0,4 euros brutos por acción, mediante el reparto de 0,375 euros brutos por acción con cargo a reservas libres (aprobado en la junta) y un dividendo a cuenta de los resultados del ejercicio 2023 de 0,025 euros brutos por acción.
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