Irlanda se suma a España e Italia y aumentará los impuestos a la banca
El Gobierno aumentará el gravamen que ya venía aplicando a los bancos que recibieron ayudas públicas durante la pasada crisis financiera
Irlanda ha sido el último país europeo en imponer un gravamen especial a la banca, debido al aumento de los beneficios gracias a las continuas subidas de tipos de interés. En realidad, más que un nuevo impuesto, el gobierno irlandés elevará más el gravamen al que ya están sujetas las entidades que recibieron ayudas públicas durante la crisis financiera de la pasada década.
Según el presupuesto irlandés anunciado este martes, el objetivo de recaudación por el impuesto bancario aumentará en 2024 desde los 87 millones de euros a 200, lo que supone más del doble. Estarán sujetos a este gravamen AIB, Bank of Ireland y Permanent TSB.
El impuesto ha estado vigente desde 2014. En principio se iba a mantener por un periodo de tres años, pero los distintos Gobiernos lo han ido prorrogando. Dublín no ha proporcionado detalles sobre cómo se desglosará el impuesto, pero la prensa británica informa de que el pago de AIB aumentará de 37 a 92 millones; el Banco de Irlanda pasará a pagar 81 millones frente a los 25 actuales; y Permanent TSB aumentará de 22 a 27 millones.
Una portavoz del grupo de la patronal bancaria de Irlanda criticó este movimiento y advirtió que “el aumento del impuesto introducido en el presupuesto de hoy pone en riesgo la reputación de Irlanda como un régimen fiscal estable, consistente y transparente”.
A raíz de las continuas subidas de tipos de interés ejecutadas por el Banco Central Europeo (BCE) desde el año pasado para tratar de frenar la elevada inflación, los bancos han disparado sus cifras de negocios y están logrando beneficios récord. El precedente del impuesto se encuentra en España. El año pasado, el Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez anunció (igualmente por sorpresa) un impuesto temporal al sector bancario que se basa en aplicar un 4,8% sobre la suma de ingresos por intereses y comisiones a los bancos que en 2019 (año previo a la pandemia) facturasen más de 800 millones de euros.
En los últimos meses, Italia y Países Bajos se han sumado a la lista de países europeos que han diseñado un impuesto especial para gravar lo que los Gobiernos consideran beneficios extraordinarios. Hungría, República Checa y Lituania completan la lista.
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