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Allen & Overy y Shearman & Sterling buscan fusionarse para crear el tercer bufet legal más grande del mundo

Sus ingresos conjuntos serían de 3.400 millones de dólares

A&O Shearman
Wim Dejonghe, socio sénior de Allen & Overy y Adam Hakki, socio sénior mundial de Shearman & Sterling.
CINCO DÍAS

Allen & Overy y Shearman & Sterling, dos de las firmas de abogados más prestigiosas del mundo, han confirmado este domingo que se encuentran en proceso de fusión para convertirse en A&O Sherman: un nuevo gigante de la abogacía que se posicionaría como el tercer despacho más grande del mundo, según su facturación, con unos ingresos de 3.400 millones de dólares (unos 3.144 millones de euros) en conjunto. Además, el equipo resultante tendría unos 3.900 abogados y 800 socios en 49 oficinas distribuidas en 29 países.

La firma neoyorquina Shearman & Sterling cuenta en Europa con unos 300 abogados en sus oficinas de Bruselas, Frankfurt, Londres y París; y hace unos meses también estuvo sobre la mesa una posible fusión con la estadounidense-británica Hogan Lovells, pero el pasado marzo abandonaron el proceso tras acordar mutuamente que en ese momento la operación no era “lo mejor para ninguna de las dos firmas”.

Por su parte, la británica Allen & Overy tiene 6.000 profesionales en plantilla en 40 oficinas repartidas por todo el mundo, entre ellos, España, en donde cuenta con una oficina dirigida por Antonio Vázquez-Guillén e Ignacio Ruiz-Cámara. Su plantilla está compuesta por unos 270 abogados en EE UU repartidos entre Boston, Los Ángeles, Nueva York, San Francisco, Silicon Valley y Washington frente a los 2.500 a nivel mundial. “Hay beneficios significativos de esta operación para nuestros clientes y nuestra gente. Para Allen & Overy, esto refuerza nuestra capacidad de servir a los clientes en el mercado estadounidense, que ha sido durante mucho tiempo una prioridad estratégica, y fortalece el núcleo de nuestro negocio en todo el mundo”, ha asegurado Wim Dejonghe, socio sénior de Allen & Overy.

Según ambos bufetes, la nueva firma será la “única firma global” que aúne altas capacidades “en igual medida” en derecho estadounidense, derecho inglés y los derechos locales de los países en donde tiene presencia. Sin embargo, la fusión debe ser aún ratificada por los socios de cada una de las organizaciones. Con esta operación, señalan, Shearman & Sterling elevará su oferta en el resto del mundo, mientras que Allen logra su ansiado acceso al siempre complejo mercado norteamericano, jurisdicción que tradicionalmente se ha resistido a los despachos de origen inglés. El carácter marcadamente transaccional de ambos bufetes crea un nuevo competidor global con las grandes firmas estadounidenses.

“Esta combinación es más que una expansión. Se trata de los valores y de la visión compartidos. Cada una de nuestras firmas nació en una de las capitales financieras del mundo y ambas hemos desarrollado una reputación estelar basada en un compromiso inquebrantable de brindar calidad a todos nuestros clientes”, ha señalado por su parte Adam Hakki, socio sénior mundial de Shearman & Sterling. La estadounidense ingresó en 2021 algo más de 1.000 millones de dólares, aunque en el último ejercicio ha sufrido una caída del 10,4% en su facturación, hasta los 906,9 millones de dólares.

La facturación del nuevo bufet de abogados quedaría por detrás de los ingresos registrados en 2022 de Kirkland & Ellis, con más de 6.500 millones de dólares de cifra de negocios, y Latham & Watkins, con cerca de 5.500 millones. Con una experiencia profesional combinada de 250 años, A&O Shearman buscará posicionarse para capitalizar las macrotendencias globales, incluida la transición energética, la tecnología y el capital privado.

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