Renfe afronta dos años críticos en Madrid y Barcelona a la espera de trenes por más de 3.000 millones
Los primeros de los 280 ‘cercanías’ encargados a Alstom y Stadler rodarán en 2025
Trenes demasiado viejos para atender las obligaciones de servicio público (Cercanías y Medía Distancia), y la ausencia de pedidos entre 2007 y 2019 para su renovación, hacen prever al menos dos años más de dificultades en los núcleos con mayor densidad de viajeros: Madrid y Barcelona. El Ministerio de Transportes pide paciencia a los usuarios y lealtad a una oposición que se queja de falta de inversión. Los fabricantes, por su parte, urgen a Renfe el reequilibrio de los contratos para cumplir los plazos de entrega con garantías.
Renfe tiene encargadas 211 unidades de alta capacidad para las Cercanías de Madrid y otras 69 para Rodalies de Cataluña, lo que suma 3.000 millones de inversión. Alstom y Stadler trabajan para llegar en 2025 con las primeras unidades, aunque en reuniones mantenidas en marzo han reconocido a Renfe retrasos cercanos a los seis meses imputables a la crisis de los semiconductores, problemas logísticos o a la propia inflación de materiales básicos y la energía. Ante este escenario, la operadora analiza la implantación de un mecanismo de revisión de precios.
“Tras la entrada de trenes, la flota permanecerá estable en Cercanías Madrid [278 trenes], aunque se ganará en capacidad gracias a modelos de 1.850 plazas. La serie S446 será retirada y los Civia podrán ser dedicados a otros núcleos de Cercanías”, dice un directivo de Renfe familiarizado con el plan de adquisiciones. Los S446 son de los ochenta y fueron retocados en 2005. Los Civia tienen diseño del año 2000.
En el caso de Rodalies de Cataluña, Renfe cerró 2022 con la adquisición de 49 trenes de 100 metros a Alstom (367 millones); una veintena de unidades de 200 metros a Stadler (307 millones), y 28 trenes regionales a CAF (183 millones), lo que resulta 858 millones. Los convoyes para Rodalies, que comenzarían a circular en 2025, tendrán entre 900 y 1.800 plazas, con lo que también se busca catapultar la oferta.
Hasta 56 unidades servirán para sustituir material anticuado y 45 incrementarán el parque. El plan Transformem Rodalies prevé un salto de los 400.000 a 600.000 viajeros diarios. Renfe tiene en Cataluña 271 trenes con una edad media de 23 años.
El material rodante corre prisa y Renfe ha estrechado el control a pie de fábrica tras el fiasco del contrato de 31 trenes de ancho métrico firmado con CAF. Su recepción se retrasará dos años (comenzarán a llegar en 2026) por problemas en las medidas ofrecidas al fabricante y que fueron detectadas en la fase de diseño. También presiona el fuerte retraso de Talgo en la entrega de los 30 trenes de alta velocidad Avril (S106) con los que Renfe debería estar rodando ya entre Madrid y Galicia, o potenciando su oferta de bajo coste Avlo.
La pública salvó su plan de flota a pesar de la crisis sanitaria; roza los 5.500 millones, y está enfocado a la compra o remodelación de 539 trenes o locomotoras. Con ello se renovará el 50% de la flota. La expectativa de Renfe era crear 52.000 puestos de trabajo.
La última vez que Renfe había adjudicado contratos fue entre 2005 y finales de 2007. Fueron 289 trenes de Cercanías y Media Distancia que sirvieron para renovar un 30% de la flota para obligaciones de servicio público. Esas adquisiciones sumaron 2.000 millones y no hubo nuevos pedidos hasta 2016, cuando se compró a Talgo 30 trenes de alta velocidad que llevan dos años de retraso.
Más cerca de la obsolescencia que los Cercanías están los de ancho métrico de País Vasco, Cantabria, Asturias, Galicia, Castilla y León y Murcia, con 30 años de edad media, o los trenes alpinos para Madrid, superando los 40 años de servicio.
Con Pedro Sánchez en el Gobierno, el primer paso para invertir en flota fue el de la firma del contrato programa entre Renfe y el Estado. Ese documento, con diez años de vigencia, aseguró 10.000 millones en ingresos para el operador por la prestación de las OSP y sirvió de garantía de pago ante los fabricantes. Sin él, la intervención general del Estado no habría permitido estas compras.
Pese a las críticas del Gobierno del PP en la Comunidad de Madrid por las incidencias en la red de Cercanías, que el Ministerio califica de muy puntuales, el Gobierno de Mariano Rajoy ya detectó la necesidad de refuerzos para Renfe. En 2017 estimó la necesidad de 439 trenes hasta 2027. La inversión calculada era de 3.130 millones, sumándose otros 1.230 millones si se ejecutaban opciones sobre 119 unidades. Ese plan fue revisado y ampliado con José Luis Ábalos en Transportes, pero aún restan dos años para ver rodar el primero de esos trenes.
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