Aumento del gasto financiero de la deuda comercial en las pymes
Impacto y respuestas frente al incremento del periodo medio de pago en las pymes
Después de un periodo de reducción en los plazos de pago, el tercer trimestre de este año ha marcado un cambio de tendencia significativo. Los datos del Observatorio de Morosidad de CEPYME revelan un ascenso hasta los 82 días en el periodo medio de pago (PMP), superando así el límite legal establecido de 60 días. Este incremento rompe con la racha de descensos interanuales que se había venido observando.
El incremento del PMP no es solo un dato aislado, sino que conlleva repercusiones financieras considerables. En este mismo periodo, se ha reportado que el esfuerzo financiero para las empresas, debido a las deudas comerciales, se ha duplicado, alcanzando la alarmante cifra de 2.700 millones de euros en términos anualizados. Este aumento del esfuerzo financiero significa que las pymes están desviando recursos que podrían ser invertidos en la expansión de la empresa o en la contratación de nuevo personal, afectando negativamente su productividad.
Detalles del esfuerzo financiero
Este esfuerzo financiero de 2.700 millones de euros es el más alto desde junio de 2009. De esta cantidad, aproximadamente 1.400 millones de euros corresponden al esfuerzo para financiar las ventas dentro de los plazos acordados, mientras que los restantes 1.300 millones se deben a la parte morosa de la deuda comercial, es decir, a aquellas ventas que se cobran más allá del plazo legal de 60 días.
CEPYME está colaborando activamente con las instituciones comunitarias para desarrollar una nueva regulación a nivel europeo. Esta normativa busca reducir los plazos de pago en las empresas y aliviar la presión sobre las pymes, especialmente las españolas.
Homogeneización de la normativa Europea
CEPYME aboga por una normativa europea unificada en materia de morosidad. Esto permitiría que todas las empresas de los Estados miembros operen bajo las mismas reglas, evitando desventajas competitivas. Además, se hace hincapié en la importancia de que las Administraciones Públicas cumplan con estos plazos para evitar situaciones de asfixia financiera en las pymes.
La inflación y los altos tipos de interés han exacerbado esta situación, incrementando los costes de financiación de las obligaciones comerciales. Las empresas no solo reciben pagos en una moneda devaluada, sino que también enfrentan mayores dificultades para financiar sus deudas comerciales. Esta realidad afecta especialmente a las pymes, cuya capacidad para soportar tensiones de liquidez es limitada en comparación con las grandes empresas.
Evolución de los plazos de pago en diferentes sectores
Analizando por sectores, se observa que el PMP solo ha aumentado en la construcción, llegando a los 100 días. En contraste, las microempresas son el único segmento donde se ha visto una reducción en el PMP. Las grandes empresas, por su parte, han experimentado el mayor incremento.
La evolución del PMP no es uniforme en todo el territorio español. Mientras que a nivel nacional se observa un incremento, en 11 comunidades autónomas los plazos de pago han disminuido. Esto ha llevado a una brecha significativa entre las diferentes regiones, con diferencias de hasta 41,3 días en los PMP.
El Observatorio de Morosidad de CEPYME incluye un indicador que mide el índice de morosidad en las ventas a plazo (IMFVP), proporcionando una visión más detallada del comportamiento de las empresas respecto a los acuerdos de aplazamiento de pago. Este indicador ha registrado incrementos en todos los tamaños de empresa, siendo más pronunciado en las grandes empresas.
Nuevas estrategias para combatir la morosidad en las pymes
La extensión de los plazos de pago no solo es una cuestión de liquidez empresarial, sino que también tiene importantes implicaciones macroeconómicas. Un retraso generalizado en los pagos puede desencadenar una ralentización de la actividad económica, ya que las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, se ven obligadas a reducir inversiones y limitar su crecimiento. Además, afecta la confianza del mercado, lo cual puede tener un impacto negativo en la inversión extranjera y en la percepción de la estabilidad económica del país.
Más allá de las regulaciones, es fundamental fomentar una cultura de pago responsable entre las empresas. Esto implica no sólo adherirse a los plazos legalmente establecidos, sino también promover prácticas comerciales éticas que valoren la puntualidad y la fiabilidad en los pagos. Las asociaciones empresariales y las cámaras de comercio pueden desempeñar un papel crucial en este aspecto, promoviendo campañas de concienciación y reconociendo públicamente a las empresas que mantienen prácticas de pago ejemplares.
El uso de tecnologías emergentes como el blockchain y la inteligencia artificial puede ofrecer soluciones innovadoras. Estas herramientas podrían utilizarse para crear sistemas de pago más eficientes y transparentes, reduciendo así los tiempos de procesamiento y aumentando la confiabilidad en las transacciones comerciales. La adopción de estas tecnologías podría ser un paso significativo hacia la modernización y la eficiencia en el manejo de las finanzas empresariales.