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Autónomo: ¿Qué roles puede tener dentro de la empresa?

Desarrollo profesional y responsabilidad social del autónomo societario

La creación de una empresa marca el inicio de una entidad jurídica independiente, desligada de su fundador en términos de responsabilidades financieras y legales. Este proceso transforma al fundador en un “autónomo societario”, una figura que combina la independencia de un trabajador autónomo con la estructura de una sociedad mercantil. A pesar de esta separación, la empresa sigue necesitando de una persona física para su gestión y administración.

El autónomo societario y su empresa

Un autónomo societario desempeña un papel crucial en su empresa, asumiendo un cargo que le otorga responsabilidades y funciones específicas, reconocidas en los estatutos de la sociedad. Esta figura difiere de un profesional autónomo sin sociedad en aspectos legales, administrativos y fiscales. Si existen más socios, la posición del autónomo facilita la distribución de tareas, la toma de decisiones y proyecta una imagen de transparencia.

Cargos y responsabilidades dentro de la empresa

Como podemos leer en la plataforma Billin, los autónomos pueden asumir distintos roles directivos en su empresa, cada uno con sus propias responsabilidades y ámbitos de actuación. Estos pueden incluir CEO, gerente, administrador o director ejecutivo. Aunque todos estos cargos implican una capacidad de decisión, varían en función de las responsabilidades específicas. En empresas unipersonales, la distinción entre estos roles puede ser menos relevante, pero en sociedades con varios socios, es crucial definir claramente estas posiciones.

CEO: El máximo responsable

El CEO, o director general, representa el nivel más alto de liderazgo en una empresa. Sus responsabilidades incluyen la toma de decisiones estratégicas y el liderazgo general del negocio. Esta posición es especialmente prevalente en startups y empresas tecnológicas, simbolizando potencial de crecimiento y una estructura organizativa sólida.

Gerente: El organizador

El gerente supervisa áreas o departamentos específicos, asegurando su eficiencia operativa. Esta figura es común tanto en empresas tradicionales como en nuevas sociedades, ofreciendo una imagen de autoridad y estructura organizada.

Administrador: El gestor diario

El administrador se encarga de la gestión cotidiana y el papeleo de la empresa, siendo una opción común para autónomos que desean proyectar una imagen de solidez y operativa tradicional.

Director Ejecutivo: Orientado a la gestión

El director ejecutivo se centra en decisiones empresariales prácticas y directas. Aunque a menudo se confunde con el CEO, su enfoque es más operativo que estratégico. Esta figura se ha popularizado desde los años 80, adaptándose a las necesidades de las empresas modernas.

Variedad de cargos en la empresa autónoma

Un autónomo puede elegir cualquier cargo que refleje su rol en la empresa, desde gerente hasta director de diferentes áreas como marketing, finanzas, recursos humanos o tecnología de la información. Esta elección es personal y depende de las actividades que el empresario realice en su negocio.

Al adentrarnos más en el rol del autónomo societario y su impacto en la empresa, es fundamental considerar también la importancia de la formación continua y el desarrollo de habilidades de liderazgo. Un autónomo que dirige su propia empresa debe estar constantemente actualizado en las últimas tendencias del mercado, innovaciones tecnológicas y cambios en la legislación que puedan afectar su negocio. Esta actualización no solo es crucial para mantener la competitividad de la empresa, sino también para inspirar y guiar a cualquier equipo de trabajo que pueda formarse en el futuro.

Además, el autónomo societario debe desarrollar habilidades de networking y relaciones públicas. Construir una red de contactos sólida puede abrir puertas a nuevas oportunidades de negocio, colaboraciones y alianzas estratégicas. Este aspecto es especialmente relevante en el contexto actual, donde la interconexión global y el uso de plataformas digitales amplían el alcance potencial de cualquier empresa.

Otra dimensión a considerar es la responsabilidad social y ambiental del autónomo societario. En un mundo cada vez más consciente de los desafíos sociales y ecológicos, integrar prácticas sostenibles y éticas en la gestión de la empresa no solo mejora su imagen y reputación, sino que también puede resultar en una ventaja competitiva. Adoptar medidas como reducir la huella de carbono, implementar políticas de trabajo inclusivas y participar en iniciativas comunitarias pueden tener un impacto positivo tanto en la sociedad como en el rendimiento empresarial.

El autónomo societario debe ser un líder versátil, capaz de adaptarse a un entorno cambiante, comprometido con el aprendizaje continuo y consciente de su impacto en la sociedad y el medio ambiente. Estos aspectos, junto con la elección de un cargo que refleje adecuadamente sus responsabilidades, son clave para el éxito y la sostenibilidad de su empresa en el largo plazo.

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