La fortaleza del sector exterior español en medio de la crisis
España mantiene un saldo por cuenta corriente más positivo que la media de la zona euro, Francia e Italia. Se trata de un cambio estructural que debe alimentarse con más inversión
Últimamente, se está prestando mucha atención a la evolución de la inflación, de los tipos de interés y del mercado de trabajo (y con razón). Pero ello está haciendo que pase más desapercibida la evolución del sector exterior español. Y lo que está sucediendo con las principales variables del sector exterior español merece ser explicado.
La balanza por cuenta corriente es uno de los componentes de la balanza de pagos y mide las transacciones internacionales de un país con el resto del mundo, por ejemplo, las exportaciones e importaciones de bienes y servicios. Tradicionalmente y hasta 2011, el saldo de la balanza por cuenta corriente en España fue deficitario, lo que implicaba, a grandes rasgos, que el valor de los bienes y servicios que importábamos superaba el valor de los que exportábamos. Sin embargo, desde el año 2012, España ha venido presentando de manera recurrente superávit en la balanza por cuenta corriente. Incluso con la crisis energética surgida a raíz de la guerra contra Ucrania y la consiguiente elevación de los precios internacionales de la energía, la economía española sigue manteniendo la cuenta corriente en zona superavitaria.
Este fenómeno se debe a un doble factor: por un lado, la considerable reducción del déficit de la balanza de bienes y por otro, el aumento del superávit de la balanza de servicios (con la breve reducción provocada por la pandemia). En lo referente a la balanza de bienes, todo apunta a que se ha roto una tendencia histórica, según la cual, cuando la economía española crecía por encima de la media de la Unión Europea, el déficit en la balanza de bienes se agravaba. En efecto, distintos estudios académicos apuntan que la sensibilidad de las exportaciones españolas al crecimiento de la renta mundial ha aumentado, mientras que la de las importaciones españolas al crecimiento de nuestra economía ha caído.
El cambio de la balanza por cuenta corriente española resulta especialmente llamativo si se compara con el de nuestros principales pares europeos. De ser el país con el mayor déficit por cuenta corriente entre las grandes economías del euro en 2008 (-10% del PIB en el segundo trimestre), España mantiene ahora un saldo por cuenta corriente más positivo que la media de la zona euro, Francia e Italia.
¿A qué se deben la reducción del déficit de la balanza de bienes y el afianzamiento del superávit de la balanza de servicios? En cuanto a la balanza de bienes, para empezar, el número de empresas exportadoras en España ha aumentado casi un 130%, desde las 72.047 en 2010 a las 164.426 de 2020. Lógicamente, esto ha ido acompañado de un aumento del valor de las exportaciones, que en el caso de España, creció un 20% entre 2015 y 2021, frente al 16,8% de Francia o el 17,8% de Alemania. Tomando como referencia diciembre de 2019, la cuota relativa de las exportaciones de bienes ha aumentado en torno al 10% para el caso de España, muy por encima de Italia, con menores tasas, y de Alemania y Francia, cuyas cuotas decrecieron.
En segundo lugar, se ha producido una diversificación del destino de las exportaciones de mercancías españolas hacia países con ciclos económicos menos sincronizados con España. A modo de ejemplo, en el año 2001, las exportaciones de mercancías a Marruecos y China representaron el 1,13% y el 0,49% del total, respectivamente, mientras que en 2021, estas cuotas pasaron al 2,95% y 2,69%. A sensu contrario, las cuotas de exportación a dos de nuestros principales socios comerciales, Francia y Reino Unido, pasaron del 19,45% y 9% respectivamente en 2001 al 16,24% y 5,85% en 2021.
En tercer lugar, desde el año 2010 y salvo algún año excepcional, la economía española ha ganado competitividad precio.
En cuarto lugar, los productos que exporta España son cada vez de mayor contenido tecnológico. En efecto, la cuota de productos exportados de alta tecnología sobre el total de exportaciones ha pasado del 4,2% del año 2007 al 6,8% del año 2020.
Por supuesto, aunque se ha registrado una mejora estructural de la balanza de bienes, la joya de la corona de la balanza por cuenta corriente española es la balanza de servicios, con superávits continuos. Si bien es cierto que las restricciones impuestas por la pandemia han tenido un claro impacto sobre el sector servicios, el saldo de la balanza de servicios ya se ha recuperado. Pero no son solo los servicios turísticos los que están empujando hacia arriba la balanza de servicios. También destacan los servicios de alto valor añadido, que además se ven acompañados de una fuerte creación de empleo, con la afiliación a la Seguridad Social en los sectores de programación, arquitectura e ingeniería, investigación y desarrollo y TIC muy por encima de los niveles del primer trimestre de 2020 y de la media del conjunto de sectores.
Esta evolución de la cuenta corriente, junto con las transferencias recibidas de la Unión Europea a través de distintos programas, como el Next Generation EU, que se recogen en la cuenta de capital, está permitiendo que España mantenga su capacidad de financiación frente al resto del mundo. De hecho, los últimos datos proporcionados por el Banco de España y correspondientes al mes de noviembre de 2022 indican que ese mes, la capacidad de financiación de la economía española fue de 6.700 millones de euros, máximo para un dato mensual en toda la serie histórica.
Así las cosas, España ha conseguido mejorar notablemente la Posición Internacional Neta de Inversión (PIIN), equivalente a la diferencia de los stocks de activos y pasivos financieros externos de una economía en un momento del tiempo. Desde 2014, la PIIN ha mejorado en casi 40 puntos porcentuales, siendo muy especialmente destacable la reducción registrada desde 2020.
En definitiva, todo apunta a que, efectivamente, estamos ante un cambio estructural positivo del sector exterior español. Pero no hay que ser complacientes, ya que nos enfrentamos a retos tanto coyunturales como estructurales. Desde el punto de vista (esperemos que) coyuntural, la economía española deberá hacer frente a la actitud crecientemente proteccionista de potencias económicas como Estados Unidos y China. Estructuralmente, a pesar de la notable mejora, la Posición Internacional de Inversión Neta continúa mostrando un saldo muy deudor, especialmente si se compara con otros países europeos. Por ello, toca seguir invirtiendo, para conseguir que la economía española produzca bienes y servicios cada vez de mayor valor añadido.
Judith Arnal es Técnico Comercial y Economista del Estado y Doctora en Economía. Colaboradora de Agenda Pública