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Los hoteles no encuentran personal para el mejor verano de su historia

Meliá, Barceló y Palladium detectan problemas para cubrir vacantes

Un trabajador de RIU en el área del bar de la piscina de un hotel
Un trabajador de RIU en el área del bar de la piscina de un hotel

La recuperación del turismo ha sido balsámica para la industria hotelera tras dos años sin ingresos por la pandemia. Muchas compañías han recuperado la facturación precrisis e incluso algunas han vuelto a presentar números negros en sus cuentas de resultados. El último barómetro de la consultora inmobiliaria Cushman & Wakefield recalcaba que la industria hotelera (el estudio analiza los datos de 1.200 establecimientos) había superado los ingresos y los precios cobrados antes de la crisis. En concreto, el ingreso por habitación disponible, el principal indicador de rentabilidad de la industria, creció un 84% anual hasta los 90,1 euros, 1,5 euros por encima de 2019. La tarifa media fue de 133 euros, lo que supuso un 12% más que antes de la crisis. En ese escenario, la industria se dispone a reducir deuda y a retomar los planes de inversión paralizados por la pandemia.

El único punto negro entre tanto optimismo es la dificultad para encontrar personal. Algo que ya sucedió el pasado año y que obligó a compañías como Meliá a incentivar la contratación acompañándola con alojamiento y pensión completa en destinos críticos para cubrir vacantes como Ibiza, Menorca, Calviá o Benidorm.

Fuga de talento

En una reciente entrevista con Cinco Días, el consejero delegado de Meliá, Gabriel Escarrer, reconocía su preocupación por la falta de atractivo del sector en el mercado laboral y se mostró esperanzado en que las últimas subidas salariales pactadas en convenio ayuden para solventar ese problema. “Los últimos pactos firmados en Canarias, con un incremento del 10% en tres años, o en Baleares, con un alza del 8% en dos años, me parecen razonables. No veo ningún problema en ese sentido”, recalcó.

En el primer mes de la pasada temporada alta se quedaron 13.432 puestos sin cubrir

En su última comparecencia pública durante la última edición de Fitur, el consejero delegado de Palladium, Jesús Sobrino, también hizo autocrítica. “Estamos provocando una fuga de talento con esa guerra entre empresas quitándonos plantillas. Por eso estamos haciendo los deberes para ser una compañía atractiva”. Esa fuga de talento tiene como principal destino la hostelería, en la que los salarios en convenio son superiores, y también la salida del mercado laboral, en línea con lo sucedido con la Gran Renuncia. En el primer mes de la pasada temporada alta se quedaron 13.432 puestos de trabajo sin cubrir en las distintas actividades de hostelería y turismo, de los que 3.817 fueron camareros, 2.370 fueron repartidores o conductores, 2.139 fueron cocineros, 2.059 fueron ayudantes de cocina y 1.529 camareros de piso, según el informe elaborado por Infojobs.

Camareros, cocineros y camareros de piso son los menos demandados

En esas fechas, Barceló, la segunda cadena hotelera por tamaño, optó por redistribuir a los equipos y a impulsar la digitalización para liberar personal y destinarlo donde fuera más necesario. Raúl González, consejero delegado de la división de hoteles de Barceló, destaca que la clave para el próximo verano está en elevar la retribución y en poner en valor la carrera profesional. “Si conseguimos que la gente identifique el turismo como un trabajo bonito que se puede realizar con pasión, encontraremos gente. Si lo que logramos es que la gente lo considere como un trabajo de menor categoría, tenemos un problema”, subrayó.

RIU y la FP

Otras hoteleras, como la balear RIU, han optado por formar a su propio personal. De hecho se ha convertido en la primera que ha obtenido la autorización del Servicio de Ocupación de Islas Baleares (SOIB) para dar formación reglada y emitir certificados de profesionalidad. La experiencia piloto arrancó en noviembre en las instalaciones del hotel RIU Playa Park de Mallorca, que cierra sus puertas hasta abril, y se está desarrollando en dos fase. La primera se trata de un curso de bar y comedor para 15 personas que se realiza desde noviembre hasta marzo y la segunda se desarrolla en cocina y se prolongará desde enero a junio. “Nuestra experiencia con la FP la comenzamos con la informática, donde también detectamos un déficit de trabajadores. Ya hemos sacado cuatro promociones con 10 alumnos cada una. Ahora hemos apostado por los certificados de profesionalidad en los hoteles porque son el inicio de un itinerario educativo que permite seguir estudiando e incluso ir a la universidad”, recalca Pere Torrens, director de formación de RIU.

La hoja de ruta formativa es distinta en las dos ramas. “En la parte de bar y comedor se forman durante cuatro horas al día y al final del curso contrataremos como mínimo al 60%, mientras que en la cocina es formación dual. Eso significa que desde empiezas a formarte cobras a través de un contrato de aprendizaje y es en ese período donde se le inculca al trabajador los valores de la empresa familiar, como la buena atención al cliente, la honestidad o la humildad, para retener el talento”.

Alzas salariales en Baleares como gancho para atraer trabajadores

Baleares. Las federaciones hoteleras de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera pactaron hace dos semanas un preacuerdo con UGT para prorrogar otros dos años el convenio colectivo de hostelería en Baleares, lo que supondrá un alza de los salarios del 5% este año y un 3,3 % en 2024 para 150.000 trabajadores.

Alquiler. Ese incremento forma parte de la estrategia de las empresas para atraer empleo al archipiélago. En un sector con unos salarios por debajo de la media, otro de los obstáculos para encontrar trabajadores es el elevado precio de los alquileres, que se ha disparado, según los hoteleros, por la proliferación de pisos turísticos.

Moratoria. Palma de Mallorca es un ejemplo de esta tendencia de encarecimiento radical del alquiler. Desde 2012 solo se pueden alquilar viviendas unifamiliares o pareadas, prohibiendo los pisos en comunidades de vecinos. La norma, sin embargo, permite que los pisos se alquilen a través de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) por lo que deja en el limbo, por ejemplo, a los apartamentos que tradicionalmente se alquilaban por semanas. El registro autonómico indica que desde 2015 las mencionadas plazas de alquiler vacacional han pasado de 37.730 a 103.339 en siete años, lo que supone prácticamente que se han triplicado.

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