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Las aerolíneas son vulnerables a las turbulencias

La recuperación hará que se note más la falta de personal y de inversión en tecnología

Airbus A350 de Qatar Airways, junto a aviones de EasyJet, en el aeropuerto de Berlín-Brandenburgo Willy Brandt.
Airbus A350 de Qatar Airways, junto a aviones de EasyJet, en el aeropuerto de Berlín-Brandenburgo Willy Brandt.ODD ANDERSEN (AFP)

Las aerolíneas son optimistas. El resurgir de la demanda ya había hecho subir la acción de EasyJet un 40% desde principios de enero, incluso antes de que los resultados trimestrales del miércoles la auparan otro 10%. Pero los inversores no deberían acomodarse en sus asientos.

Las buenas vibraciones no son tan sorprendentes. Ryanair ya había pronosticado que la industria podría volver a subir las tarifas para el verano. Lufthansa, que acaba de salir del rescate público, elevó sus perspectivas en diciembre. En cuanto a EasyJet, logró generar un 36% más de ingresos por asiento que en el primer trimestre de 2022, muy por encima de las expectativas, y registró unas pérdidas muy inferiores. Dice que volverá a beneficios netos en 2023, y que superará las previsiones actuales.

Aun así, tras el alza del miércoles, EasyJet cotiza a 15 veces el consenso sobre beneficios netos para 2024, 290 millones de euros; supera la media prepandemia, lo que sugiere que las buenas noticias ya están descontadas. Vale que la patronal IATA ha pronosticado que el sector obtendrá un beneficio neto en 2023 de 4.300 millones, el primero desde 2019. Pero el beneficio entonces fue de 26.400 millones, con un margen del 3,1%. El 0,6% previsto ahora implica que las aerolíneas tienen muy poca capacidad de maniobra si algo va mal.

Es preocupante, dados los recientes y sonados fallos tecnológicos, como el de Southwest Airlines o el de la FDA de EE UU. Sigue faltando personal e inversión tecnológica. Los viejos problemas del sector con sus obsoletos sistemas informáticos se agravaron cuando la pandemia provocó la pérdida de 2,3 millones de empleos. Europa también sufrió en verano retrasos, cancelaciones y pérdidas de equipaje, en particular el prolongado caos de Schiphol (Ámsterdam). Las restricciones aéreas en Europa del Este tampoco ayudan.

Según Sergio Colella, jefe europeo de SITA –el consorcio tecnológico aeroespacial–, la rápida recuperación, sumada a las necesidades tecnológicas y a la grave escasez de personal, genera una enorme tensión operativa. Las mejoras no se notarán de la noche a la mañana.

Es difícil saber qué aerolíneas podrían llevarse la peor parte de las interrupciones, retrasos y aumentos de la inversión de capital. Pero la vuelta a la rentabilidad aún no ha llegado. El sector en conjunto parece vulnerable a todo tipo de turbulencias.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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