El diseñador de zapatillas Nike que ahora manda también en Disney
Compaginará la presidencia del grupo de entretenimiento con la presidencia ejecutiva de la firma de calzado
Es el elegido para poner orden en el consejo de Disney, que vive la resaca de la expansión impulsada –a costa de un gran endeudamiento– por Bob Iger. Mark Parker (Poughkeepsie, Nueva York, 1955), presidente ejecutivo de Nike, será también presidente, aunque no ejecutivo, de Disney, luego de la junta de accionistas del 8 de marzo.
Tendrá que compaginar su trabajo en la firma de calzado, donde aún sigue muy pendiente del diseño de zapatillas, su gran pasión, con la tarea de encontrar un sucesor para Iger, que ha vuelto a ser CEO de Disney tras dos años de fallida gestión por parte de Bob Chapek. La presión de inversores activistas como Nelson Peltz, que critica la compra de activos a Fox y la dificultad para obtener rentabilidad del servicio de streaming Disney+, es un reto añadido.
Parker está casado con Kathy, con la que tiene tres hijos: Jennifer, Meg Elizabeth y Matthew. Se graduó en Políticas en la Penn State University (Pensilvania), de cuyos equipos de atletismo en pista y campo a través era miembro. Se incorporó a Nike en 1979, como diseñador de calzado en sus instalaciones de I+D de Exeter (New Hampshire). Fue ascendiendo en el escalafón hasta que en 2006 llegó a consejero delegado. Durante su mandato, consiguió que productos como las Free Run, Air Max o Flyknit fueran éxitos de ventas.
Pero lo más característico de su labor fue una colaboración iniciada en 2002 por el consultor creativo Hiroshi Fujiwara, el diseñador Tinker Hatfield y el propio Mark Parker, bautizada con las iniciales de sus nombres de pila: HTM. Funcionaban sin plazos ni limitaciones presupuestarias, y lanzaron decenas de zapatillas de edición limitada.
En 2015 Parker sumó el puesto de presidente al de CEO: estaba entre los ejecutivos mejor pagados, con 47,6 millones de dólares anuales. Y en 2016 fue elegido, en paralelo, consejero de Disney.
Al año siguiente empezaron las curvas. Parker sufrió un recorte salarial del 71% por las malas ventas, que provocaron un millar de despidos. En 2018, la empresa rompió su tradicional neutralidad política (como bromeaba Michael Jordan, “los republicanos también compran zapatillas”) apoyando a Colin Kaepernick, jugador de fútbol americano que lanzó una campaña contra el racismo en EE UU. Mientras, diversas atletas participantes en proyectos de Nike denunciaron discriminación salarial si se quedaban embarazadas, entre otras críticas al ambiente laboral.
Y, por último, en 2019, documentos de la agencia antidopaje de EE UU revelaron que Parker conocía un experimento con sustancias ilegales de Alberto Salazar, entrenador de atletismo y cofundador del grupo deportivo Nike Oregon Project, que provocó la inhabilitación de este durante cuatro años. Parker admitió que estaba al tanto del experimento, pero aseguró que el fin era, paradójicamente, prevenir el dopaje. A las pocas semanas, sin embargo, anunció que dejaría de ser CEO de Nike, aunque se quedaría como presidente ejecutivo. Lo sustituyó John Donahoe, exjefe de eBay; el cambio se interpretó como que Nike quería darle un giro digital al negocio.
En Disney, Parker sustituirá a Susan Arnold, aunque el hecho de que lleve seis años en el consejo y haya participado en los últimos bandazos plantea dudas de que sea la mejor opción, según los analistas. El activista Peltz, que tiene un 0,4% de la empresa, quiere un puesto en el consejo, para aplicar su habilidad en el recorte de costes, testada en firmas como P&G; por ahora está actuando con suavidad frente a Iger. Antes fue Dan Loeb, otro accionista, el que reclamó la venta de la cadena de deportes ESPN; pero hizo las paces al nombrarse consejera a Carolyn Everson, exejecutiva de Meta.
Parker, que no termina de irse de Nike, tras 16 años en lo más alto, tiene que buscar sucesor para Iger, que también tiene apego al puesto: aplazó su jubilación cuatro veces y se quedó como presidente ejecutivo.
Aficiones
Mark Parker tiene una amplia colección de arte contemporáneo y underground, de creadores como Andy Warhol o Robert Crumb.
También es fan del atrezo de películas: guarda un par de botas de murciélago que diseñó Nike para Michael Keaton en Batman, así como artículos de los rodajes de La guerra de las galaxias, Mars Attacks! o Regreso al futuro.