En Disney, la G de ASG es la del torpe Goofy
El nuevo presidente, Mark Parker, lleva seis años en el consejo y ha estado en la mal gestionada sucesión de Iger
Es tristemente apropiado que Walt Disney persevere con un gobierno corporativo a lo Mickey Mouse. El imperio, valorado en 176.000 millones de dólares, nombró el miércoles al presidente de Nike, Mark Parker, para presidir también su consejo. Se le ha encomendado asimismo la tarea de encontrar otro sucesor para el consejero delegado, Bob Iger. Y se enfrentará al insistente inversor Nelson Peltz. El absurdo drama no tiene fin.
En noviembre, Disney destituyó abruptamente a Bob Chapek poco después de darle un nuevo contrato de tres años como CEO, y sacó a Iger de su retiro. Parker, que es consejero desde 2016, estuvo presente en todo ello. Así que es una elección extraña para ponerlo a cargo de rectificar una transición mal gestionada.
Las torpes decisiones del consejo van aún más allá. Parker ocupará el puesto de presidente a Susan Arnold, que se puso al frente a finales de 2021 y se marcha ahora porque sus 15 años de permanencia en el consejo han terminado, según las normas de Disney. Cabe preguntarse por qué, si Parker tiene tanto sentido ahora, no lo tuvo hace un año, para evitar otro molesto cambio.
Este tipo de desorden no hace más que alimentar a los accionistas descontentos. Tras esquivar a Dan Loeb, de Third Point, que llegó a un acuerdo con Disney tras la incorporación de la exejecutiva de Meta Carolyn Everson al consejo, Disney tendrá que lidiar ahora con Trian, de Peltz.
Tras regatear sin éxito con Iger, el activista está iniciando una lucha por poderes para entrar él mismo en el consejo. Trian cita la mediocre planificación de la sucesión, el mal criterio en el acuerdo para comprar partes de Fox y su dificultad para obtener rentabilidad con el streaming de vídeo. Disney se adelantó al anuncio de Peltz e instó a los accionistas a no apoyarle.
Dados los numerosos retos, Parker abarcará mucho y apretará poco. Solo un puñado de ejecutivos, entre ellos Rupert Murdoch, de 91 años, en Fox y News Corp, presiden dos firmas distintas del S&P 500, según Equilar. A menos que Parker planee dimitir de Nike –y el fabricante de calzado, valorado en 200.000 millones de dólares, no ha dado ninguna indicación de que eso vaya a ocurrir–, los accionistas de ambas empresas podrían verse perjudicados. En Disney se están acostumbrando demasiado.
Metaverso
Disney celebrará en octubre su centenario. En el último siglo, sus parques temáticos han sobrevivido a las fuerzas tecnológicas. Tiene lógica tomar la Disneylandia real como modelo para el metaverso que uniría su marca y sus planes de streaming.
Disneylandia, el parque que se inauguró 32 años después de nacer la empresa, se basó en la visión del fundador Walt Disney. El parque fue revolucionario en su momento, porque Disney quería un destino atractivo tanto para niños como para adultos. Las atracciones y experiencias extraídas de la abundante colección de personajes animados y películas de Disney, como El castillo de la Bella Durmiente y La loca fiesta del té, fueron la base del proyecto. La idea se expandió y ahora la empresa explota parques en París, Hong Kong y Shanghái, por no mencionar el Disney World de Orlando (Florida, EE UU).
Los parques temáticos, y sus productos de consumo relacionados, son una parte cada vez más importante de la empresa. En el ejercicio que acabó en septiembre de 2018, la división tuvo un grueso margen operativo del 25% y aportó casi el 40% del beneficio operativo, de 16.000 millones. Los activos de TV y cable, como ESPN, están en declive. Por ello, Disney se apoyará cada vez más en los parques para aumentar sus beneficios y compensar las pérdidas del streaming. Para 2024, se espera que los márgenes de los parques, las experiencias y los productos de consumo suban hasta el 30%, al tiempo que suponen dos tercios del beneficio operativo, estima Goldman Sachs.
Así, Disney tiene los moldes para su metaverso. Por ejemplo, la franquicia de Star Wars. Ha dado lugar a más de 10 películas, varias series para Disney+, y sirve de telón de fondo en Disney World para Star Wars: Galactic Starcruiser, una experiencia inmersiva de dos noches que imita la vida en la galaxia lejana. Crear luego un mundo basado en la realidad aumentada no es tan descabellado.
Pero para ello hay que adelantarse a una empresa como Meta, que ya está gastando en su versión del metaverso. Iger tendrá que ceder las riendas a alguien que pueda supervisar la transición. Tim Sweeney, que lleva la delantera como jefe de Epic Games, dueña del videojuego Fortnite, o la ex-Meta Everson podrían marcar el camino. Para el Reino Mágico, el próximo siglo depende del mundo virtual.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías