El campo de batalla Oriente-Occidente se mudará a los metales
Acuerdos con proveedores de países amigos, abrir minas locales y reciclar son las tres opciones para las empresas
La guerra comercial mundial se desplazará de los combustibles fósiles a los metales y las materias primas. La invasión rusa de Ucrania ha puesto de manifiesto el riesgo de depender de Estados autocráticos para obtener energía. Incluso si se suaviza la crisis del gas en Europa, los manufactureros occidentales se centrarán en reducir el dominio de China en materiales clave para una economía más limpia.
Europa necesita gastar 5 billones de euros en proyectos de energía limpia de aquí a 2050. Según estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía, ello requeriría multiplicar por seis la producción mundial de cobre, litio, grafito, níquel y algunas tierras raras de aquí a 2040.
Sin embargo, China domina el procesamiento, y en menor medida la extracción, de muchos ingredientes industriales críticos. Refina el 58% del litio producido en el mundo, el 65% del cobalto y más de un tercio del níquel y el cobre. La Rusia del ostracismo también es importante en níquel, paladio y cobalto. Europa, que importa entre el 75% y el 100% de la mayoría de los metales, parece especialmente vulnerable.
Como respuesta, las empresas occidentales pueden llegar a acuerdos con proveedores de países amigos, abrir minas en casa o impulsar el reciclaje. El primer enfoque es el más rápido y ya está en marcha. En 2022, los fabricantes de automóviles han intensificado sus asociaciones con minas y han invertido directamente en proyectos mineros, según datos de Fitch Solutions. General Motors adquirió una participación en la australiana Queensland Pacific Metals para asegurarse níquel y cobalto para sus utilitarios deportivos ecológicos.
Abrir nuevas minas en casa parece más seguro, pero lleva más tiempo. Véase el litio. Europa no extrae ni una onza de este componente clave para las baterías de los vehículos eléctricos. Y EE UU solo suministra el 2% de la demanda mundial. Pero las cosas están cambiando.
Sibanye Stillwater pretende explotar la primera mina de litio de Europa en Finlandia en 2025; la francesa Imerys quiere extraer 34.000 toneladas anuales de hidróxido de litio de una mina que abrirá en 2028. Si todos los proyectos europeos de extracción de litio se materializan, podrían abastecer en torno al 40% de su demanda prevista de 600.000 toneladas anuales de carbonato de litio equivalente de aquí a 2030, afirma una minera europea. EE UU, que solo posee el 3% de las reservas mundiales de litio, ha aprobado leyes para subvencionar la extracción nacional de materiales clave.
Ninguno de los dos enfoques es infalible. La explotación minera en los mercados desarrollados puede provocar el rechazo de los ciudadanos concienciados con el medio ambiente. Los productores de metales críticos también podrían complicar la vida a los compradores formando cárteles.
Por eso, la mejor opción para los países occidentales es reciclar los metales de los aparatos usados. Firmas como Umicore y Redwood Materials ya poseen la tecnología para reusar baterías y smartphones. Europa recicla el 17% de la producción mundial de baterías. Pero aumentará hasta el 48% en 2025, sugiere Fitch Solutions. Por desgracia, reciclar es caro. Pero en un mundo polarizado, proteger las industrias y los empleos occidentales merecerá una prima.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías