El alza de los tipos lleva al coste de las nuevas emisiones del Tesoro a máximos de 2014
A cierre de noviembre se sitúa en el 1,27%, frente al -0,04% de 2021
La subida acelerada de los tipos para combatir la inflación se está traduciendo en un incremento del coste de financiación. Una corriente a la que no escapan ni las empresas ni los Gobiernos. El alza de las tasas y el fin del programa de compras frente a la pandemia ha provocado la desaparición de las rentabilidades negativas, una anomalía del mercado.
La evolución del coste de las nuevas emisiones efectuadas por el Tesoro es un buen ejemplo. A falta de conocer los datos finales, a cierre de noviembre el tipo de interés medio de las nuevas operaciones se situaba en 1,712%, máximos de 2014 y lejos del -0,04% registrado a cierre de 2021. Es decir, al calor de una subida de los tipos en la zona euro de 200 puntos básicos, el interés de las emisiones ha aumentado 127 puntos básicos.
Detrás de este incremento el Tesoro ha dicho adiós a la venta de deuda a tipos negativos. Es decir, ha dejado de cobrar por la emisión de bonos. Después de que en mayo España se viera abocada a pagar por las letras a 12 meses por primera vez desde el estallido de la pandemia, la tendencia se fue extendiendo a vencimientos menores. En agosto las letras a tres meses registraron rendimientos positivos en el mercado primario por primera vez desde 2014, año en el que España ingresó en el selecto club de países que pagaban por vender deuda.
A pesar de este giro, los esfuerzos acometidos por el Tesoro años atrás para alargar la vida media de la cartera de deuda están dando sus frutos. Esta estrategia que permite un mayor blindaje de cara a la subida de las tasas ayuda a mantener bajo control el coste de la deuda en circulación. De hecho, en los últimos 11 meses ha subido solo siete puntos básicos, hasta el 1,712%, frente al 1,64% de cierre de 2021. Por su parte, la vida media de la cartera de deuda se sitúa a cierre de noviembre en los 7,89 años, próxima a los ocho años registrados en diciembre del pasado ejercicio.
La ampliación de la vida media de la cartera de deuda es una consecuencia directa de concentrar el grueso de la financiación en la deuda a medio y largo plazo, relegando a un tercer plano las emisiones de letras. Esta tendencia se ha visto favorecida por los tipos cero que han imperado en la zona euro desde marzo de 2016 hasta el pasado mes de julio, cuando el BCE anunció la primera subida de las tasas en 11 años. Con una deuda a plazos superiores las exigencias de pago de intereses a corto plazo se rebajan y esto contribuye a ejecutar una planificación financiera más sostenible.
El alza del coste no ha pasado factura al apetito de los inversores extranjeros. A cierre de septiembre los inversores extranjeros tenían en sus manos 507.578 millones, el 41,2% de la deuda en circulación. La participación de los extranjeros se mantiene estable e incluso revalida máximos, una muestra de la confianza que los inversores foráneos tienen en la economía española.
Emisiones sindicadas
El endurecimiento de las condiciones financieras no ha sido un obstáculo para que el Tesoro haya recurrido a las emisiones sindicadas para la venta de deuda a plazos más largos. A través de estas operaciones, que no están previstas en el calendario y en las que se contrata a un ejército de bancos para sondear el apetito de los inversores, el Tesoro ha captado 30.000 millones. A la tradicional emisión a 10 años de principios de enero se sumó una segunda colocación al mismo plazo en julio. En febrero, antes de que la guerra de Ucrania cerrara el mercado de capitales, España vendió 10.000 millones en un bono a 30 años. Siete meses y dos subidas de tipos del BCE después, colocó 5.000 millones en deuda con vencimiento en 2042 al 3,45%, el doble que lo exigido en 2020.
Junto a las operaciones sindicadas, a lo largo del año el Tesoro ha procedido a la reapertura del bono verde emitido en septiembre de 2021, la única referencia soberana con la etiqueta verde. Después de colocar 3.059 millones en el año, la referencia emitida el ejercicio pasado y que expira en julio de 2042 cuenta un volumen en circulación de 8.059 millones de euros.
1.000 millones en la última subasta del año
Letras. El Tesoro da por concluido el ejercicio. Semanas después de que el organismo que dirige Carlos Cuerpo recortara en 5.000 millones su objetivo de emisión, el Tesoro captó ayer 1.178,81 millones en letras a tres y nueve meses. Fue la última emisión del año, pues la colocación de bonos y obligaciones prevista para el 15 de diciembre no se realizará. En la referencia a tres meses, España vendió 138,81 millones al 1,617% frente al 1,387% de la puja anterior. El grueso de lo captado (1.040 millones) corresponde a la deuda a nueve meses al 2,38%, inferior al 2,387% de la subasta previa.
Balance. En 2022 el Tesoro ha efectuado emisiones brutas por importe de 232.507 millones y ha reducido las necesidades de financiación netas a los 70.000 millones. Según lo recogido en los Presupuestos de 2023, el Tesoro espera que el próximo año las emisiones netas se mantengan en el entorno de los 70.000 millones y las brutas en los 256.900 millones, un 10,5% superior a las registradas en el presente ejercicio.