La eólica marina presiona al Gobierno para que acelere su despliegue en España
En peligro el objetivo de alcanzar 3 GW de generación en 2030
La industria de eólica marina se queda sin tiempo para conseguir que España cuente con 3 GW de generación en aguas nacionales para 2030. Es uno de los objetivos renovables marcados por el Gobierno y el más complejo de cumplir porque cada parque de aerogeneradores off shore necesita un mínimo de siete años desde el inicio del proyecto hasta su puesta en marcha.
Una producción de energía inédita en España y que se enfrenta a un vacío legal que hay que regular cuanto antes. En el caso de la península ibérica, las empresas tienen que enfrentarse a una complicación añadida, porque los aerogeneradores tienen que ser flotantes por una profundidad submarina que impide la instalación de turbinas ancladas al fondo, la solución más extendida en la industria, sobre todo en mares como los del Báltico, del Norte y el de Irlanda, que son los que concentran la mayoría de estas explotaciones en el mundo.
Con este escenario que no termina de aclararse, las empresas presionan al Ejecutivo de Pedro Sánchez para que active cuanto antes el marco normativo. Quedan pocos días para finalizar el año, además con las fiestas de Navidad encima, por lo que este mes es clave para propiciar el despliegue de la eólica marina en España a partir de 2023. El primer trámite consiste en la identificación de las zonas marinas que puedan acoger estas explotaciones off shore, siempre teniendo en cuenta a los sectores pesquero y turístico.
Desde la Asociación Empresarial Eólica (AEE) insisten en la urgencia de desarrollar los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM). Con este paquete regulatorio definido, los inversores pueden iniciar los trámites para la realización de los estudios de impacto ambiental que son necesarios para expedir la licencia de explotación de estos complejos renovables.
Ante la falta de normativa y para no dilatar más los proyectos, las empresas ya están apostando por áreas concretas frente a las costas que pudieran acoger estos complejos renovables. Los grupos coinciden en situar su futuras inversiones en aguas de Galicia, Islas Canarias, norte de Girona, Andalucía y Euskadi.
Subastas
El archipiélago concentra la mayoría de las iniciativas porque la eólica marina aportaría ahorros en la generación, que en islas es cinco veces más cara que en la península. Junto con el anuncio del POEM, los grupos también presionan para que se defina cuanto antes el modelo de subastas, que debiera estar regulado este mes o como muy tarde en enero, para que las primeras licitaciones se produjeran durante el primer cuatrimestre del próximo año.
En el sector preocupa que el Gobierno marque un precio de reserva máximo, como hizo en noviembre pasado. Lo que dejó prácticamente desierta la subasta de 3,3 GW de nueva generación renovable (solo se adjudicaron 46 MW). A la industria eólica, las cuentas no le salen. Con 47 euros por MW Hora no se cubren los costes, por la alta inflación de las materias primas, de la logística y de la factura energética. Y esto en el caso de las turbinas terrestres. La generación por eólica marina es más cara con la tecnología actual.
Por eso, las empresas también presionan para que las concesiones sean a 20 años como mínimo, para garantizar unos ingresos estables que garanticen la rentabilidad de la inversión. Y que el modelo de subastas aclare si son pujas regionales (por comunidades autónomas) o con una doble vertiente, para la península y para las islas.
Otro tema que urge es el despliegue de una red de puntos de conexión en tierra para evacuar a la red de distribución la energía que obtienen los aerogeneradores a millas de la costa. Cada parque off shore necesitará de una subestación para ese transporte. Los analistas calculan que cada complejo podrá generar de 200 a 500 MW, con una media de unas 17 turbinas por explotación (pudieran llegar de 12 MW a 14 MW de potencia unitaria).
En AEE ya han hecho las cuentas sobre el impacto económico de la eólica marina. Pudiera generar más de 7.500 empleos en España durante el periodo 2025-2030, para alcanzar los 17.400 puestos de trabajo en 2050. En términos de PIB, supondría una aportación anual de 2.000 millones de euros al año a partir de 2025.
Impacto multisectorial
Entre los sectores más interesados, los puertos pudieran acoger las fábricas de unos componentes de tamaño gigante, lo que obliga a que su producción y logística estén ubicadas en los muelles, junto a la lámina de agua. Los astilleros también contarían con un nuevo negocio, relacionado con la construcción de una generación de buques especializados en la navegación de servicio a estos complejos renovables.
La siderurgia sería otro de los beneficiados, porque la elaboración de acero aumentaría para producir estas turbinas gigantes. También tendría un impacto positivo en los proveedores de equipos instalados en España, como el fabricante de cadenas Vicinay, el productor de torres Haizea Wind o Lointek. Y en Siemens Gamesa (SG), líder mundial en eólica marina y con nueve fábricas en España, aunque todas dedicadas a las turbinas terrestres. Operadores energéticos como Iberdrola y Capital Energy ya han preparado sus propuestas, parte de ellas en las ubicaciones antes citadas.