El Big Bang de los bancos británicos parece, por suerte, un gran fiasco
Las ideas de Sunak tienen poco peso, aunque pueden beneficiar a Santander UK o TSB, filial de Sabadell
El primer ministro británico, Rishi Sunak, quiere aprovechar las supuestas libertades del Brexit para impulsar el sector financiero. Hasta ahora, las ideas que se han puesto sobre la mesa tienen poco peso, al menos para los bancos. Eso probablemente sea una buena cosa.
El ministro de Sunak para la City de Londres, Andrew Griffith, dijo el martes en un evento del Financial Times que quiere relajar el llamado régimen de compartimentación (ringfencing), que obliga a los grandes bancos a formar un cortafuegos entre su banca minorista y la de inversión. La idea, dijo, es “hacer del Reino Unido un lugar mejor para ser un banco”, permitiendo a algunas entidades mover dinero entre las dos partes del negocio.
Sin embargo, los cambios propuestos probablemente solo beneficiarían a bancos medianos como Santander UK, Virgin Money y TSB Bank, de Banco Sabadell, según el FT. Los 234.000 millones de libras (271.000 millones de euros) de exceso de depósitos atrapados en las compartimentadas ramas de Barclays, HSBC, NatWest y Lloyds Banking Group, según los analistas de Goldman Sachs, probablemente seguirán así.
Mientras tanto, el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, se ha opuesto a los planes de Griffith de otorgarse a sí mismo un derecho de veto sobre las decisiones regulatorias, idea que ahora ha abandonado. Y el miércoles, el órgano de supervisión del Banco de Inglaterra dijo que planea atenerse en gran medida a las normas internacionales de capital bancario, denominadas Basilea 3.1.
El enfoque del banco central británico parece más estricto que el de la Comisión Europea: Bruselas ha diluido y retrasado su aplicación de las normas, por ejemplo, aplicando reglas más laxas a algunas hipotecas residenciales. El Banco Central Europeo se ha pronunciado en contra de esa indulgencia, advirtiendo de que los organismos internacionales de normalización podrían declarar incumplidora a la Unión Europea.
En general, está habiendo poca sustancia en el llamado Big Bang británico, una frase popular entre los pro-Brexit que se refiere a la desregulación de la era de los ochenta que impulsó la City. Pero el gran fiasco podría no ser tan malo para el sector financiero del país. El reciente desplome del mercado de bonos, que siguió a un desastroso plan presupuestario del entonces ministro de Economía Kwasi Kwarteng, demostró que la histórica reputación de estabilidad financiera de Gran Bretaña está en el alambre. En este contexto, el debilitamiento de la regulación de los bancos de importancia sistémica tendría mala pinta.
Unas normas de capital estrictas contribuyen a reducir los costes de financiación de los bancos, mientras que una manipulación política ad hoc podría hacer lo contrario. Una regulación fuerte y estable puede ser una ventaja competitiva.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías