La OCDE prevé que España crezca un 4,7% este año, pero frena al 1,3% y al 1,7% el PIB de 2023 y 2024
La inflación media se situará en el 8,6% este año y bajará al 4,8% en 2023 y 2024 Alemania caerá un 0,3% en 2023 y Francia e Italia crecerán menos que España
La crisis energética, la mayor desde la década de 1970, ha elevado la inflación a niveles no vistos en muchas décadas y está reduciendo el crecimiento económico en todo el mundo. Así introduce la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sus nuevas perspectivas macroeconómicas, con revisiones a la baja de las que pocos países se libran. España no es una excepción, aunque sí logrará mejores cifras que sus vecinos más cercanos. El producto interior bruto (PIB) nacional crecerá un 4,7% en 2022 para caer al 1,3% en 2023 y mejorar al 1,7% en 2024. Las anteriores previsiones del organismo, el pasado mes de septiembre, preveían un crecimiento del 4,4% en 2022 y del 1,5% en 2023. Las perturbaciones económicas, por tanto, tendrán sus mayores efectos el ejercicio próximo.
Pese a ensombrecer el panorama en el informe de previsiones actualizado este martes, la OCDE sostiene que España conseguirá mejores cifras que las del resto de grandes economías europeas. Alemania, por ejemplo, caerá un 0,3% en 2023, mientras que Italia y Francia avanzarán únicamente un 0,2% y un 0,6%. La zona euro, por su parte, crecerá un tímido 0,5% (el mismo aumento que registrará Estados Unidos), mientras que el conjunto de la OCDE lo hará un 0,8%.
Con estos números, la OCDE se alinea con las proyecciones dadas a conocer recientemente por otros organismos nacionales e internacionales como la Airef y el Banco de España o la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Todos ellos sitúan el aumento del PIB español para 2023 en torno al 1%, lejos del 2% en el que todavía confía el Gobierno.
Los principales riesgos que rodean la proyección nacional están relacionados con el impacto en la actividad de los planes de la UE para reducir el consumo de energía y con la evolución de la guerra en Ucrania, "aunque es probable que España se vea menos afectada por la escasez de gas que la mayoría de los países de la UE, ya que depende menos de las importaciones rusas". La inflación, de hecho, cerraría 2022 en el 8,6%, pero lograría bajar al 4,8% en 2023 y 2024.
La OCDE justifica sus proyecciones con "el efecto depresivo de la inflación en el poder adquisitivo de los hogares", sumado a unas "perspectivas más débiles de la demanda externa". En paralelo, la subida de los tipos de interés de la zona del euro lastrará la inversión empresarial, mientras que se espera que la inversión pública mantenga su dinamismo gracias a los fondos europeos, aunque una mejor gestión de las ayudas aceleraría la recuperación, insiste la OCDE.
A la radiografía general que dibuja el organismo dirigido por Mathias Cormann se le suman las ya tradicionales advertencias a cuenta de la sostenibilidad de las finanzas públicas españolas, en mayor riesgo de lo habitual por las medidas de apoyo desplegadas por el Gobierno para combatir los efectos de la inflación. Según estima la OCDE, la deuda pública cerrará 2022 en el 115,9% del PIB para seguir alrededor del 115% en 2024. El déficit, por su parte, terminaría este año en el 4,9% del PIB y bajaría al 4,2% del PIB el año próximo.
Todo ello, eso sí, suponiendo que las medidas desplegadas para amortiguar la crisis energética, y que de momento terminarán en 2023, no se prorrogan durante más tiempo. La OCDE es consciente de que el Plan Presupuestario enviado por España a la Comisión Europea recoge la posibilidad de extender durante más tiempo todas estas políticas. Por eso, avisa de que "las medidas fiscales para aliviar la crisis deben ser temporales, dirigidas a los más necesitados, equilibradas con la necesaria consolidación fiscal a medio plazo y manteniendo los incentivos al ahorro energético". Esto último, añade, "requerirá la introducción de un marco regulatorio eficiente e incentivos adecuados para fomentar la inversión privada en tecnologías verdes".