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Especial publicidad

Un brindis con vino español por la sostenibilidad, la economía y el empleo

El sector vitivinícola español es uno de los grandes motores económicos de España, con más de 427.000 empleos y un valor añadido bruto superior a los 23.700 millones de euros. Además, trabaja para mitigar los efectos del cambio climático

Detrás de una copa de vino hay grandes cifras y grandes historias. Historias que arraigan en un legado cultural y patrimonial envidiable y dibujan un moderno presente, con la innovación y el liderazgo como principales señas de identidad. Historias sobre el esfuerzo de hombres y mujeres de toda España que cada día cuidan con mimo bodegas y viñedos para lograr un producto único, reflejo de la tierra en la que se produce.

Cada día medio millón de españoles labran su futuro gracias a la industria del vino. Más de 4.000  bodegas, 101 denominaciones de origen y 42 indicaciones geográficas protegidas conforman el paisaje de la producción vitivinícola en España. Unas cifras que hablan de la importancia estratégica, económica, social y medioambiental del sector en España. Se trata de uno de los grandes motores de la economía española y un dinamizador esencial del tejido productivo en zonas rurales, donde contribuye a generar riqueza, a ofrecer oportunidades de empleo y a fijar población.

“La importancia del sector vitivinícola en el mantenimiento de nuestros pueblos es máxima. Somos un sector esencialmente rural porque es en los pueblos de toda la geografía de España donde desarrollamos nuestra actividad, contribuyendo a crear empleo, generar riqueza, fijar población y evitar el despoblamiento. Donde hay viña hay futuro”, explica Susana García Dolla, directora general de la Interprofesional del Vino de España (OIVE), organización sin ánimo de lucro que agrupa a las entidades representativas de la cadena de valor del sector vitivinícola español con el objetivo de defender, promover y asegurar el conocimiento, la imagen y la calidad de los vinos de nuestro país, entre otros cometidos.

Motor económico

España es líder mundial en superficie de viñedo, con más de 950.000 hectáreas dedicadas al cultivo de la vid, en torno al 13% del total mundial, y está entre los tres grandes productores de vino junto a Italia y Francia, con cerca de una media de 38 millones de hectolitros anuales. La producción se extiende a lo largo de toda la geografía española y en todas las comunidades autónomas se elabora algún tipo de vino.

La actividad vitivinícola, incluyendo la viticultura, la elaboración del vino y su comercialización, genera un valor añadido bruto (VAB) superior a los 23.700 millones de euros en España. Ello equivale al 2,2% del PIB total español.

Más de 4.000 empresas, 101 denominaciones de origen y 42 indicaciones geográficas protegidas conforman el paisaje del vino en España

En términos de empleo se estima que el sector vitivinícola aporta más de 427.700 puestos de trabajo (215.300 personas de manera directa y más de 212.400 empleos adicionales de manera indirecta e inducida), lo que representa el 2,4% del empleo en España. “A ellos hay que sumar las personas que tienen la viticultura como una actividad complementaria, lo que eleva el número de viticultores a más de 500.000”, sostiene García.

Pero, además, el sector vitivinícola realiza una crucial labor de arrastre o tractor sobre otras industrias de la zona, las llamadas actividades suministradoras, como pueden ser las empresas vinculadas a la producción del corcho para tapones, madera para la fabricación de barricas, botellas de vidrio, productos fitosanitarios y enológicos necesarios para los procesos de producción y elaboración del vino, y un largo etcétera.

Soluciones innovadoras y sostenibles

iStock

La notable incidencia de los efectos del cambio climático sobre el sector vitivinícola lo hacen propulsor de soluciones innovadoras para mitigar dichas consecuencias adversas y velar por el cuidado de los ecosistemas naturales, además de contribuir a la consecución de otros objetivos de sostenibilidad medioambiental.

La propia naturaleza y las características de la actividad vitivinícola la hacen especialmente sensible al cuidado y respeto del entorno en el que se desarrolla. Su dependencia de las condiciones climáticas contribuye a una mayor sensibilidad ante la conservación de los recursos naturales y medioambientales existentes en las localidades vitivinícolas. Por ello, las empresas productoras de vino hacen frente a los distintos retos en materia de sostenibilidad, principalmente en la gestión hídrica, además de la energética, con la consiguiente necesidad de utilizar de forma eficiente estos recursos escasos.

Por otro lado, en el proceso de elaboración del vino se generan aguas residuales y otros componentes orgánicos, (biomasa de la poda, posos de uva, residuos de orujo y otros) reutilizados más tarde en las industrias alimentaria, cosmética o farmacéutica.

España es líder mundial en superficie de viñedo, con más de 950.000 hectáreas, el 13% del total mundial

La economía circular es otra de las grandes apuestas del sector vitivinícola español que implementa proyectos de valorización de subproductos como el bagazo de uva, con la finalidad de utilizarlo como biofertilizante, lo que permite fortalecer la estructura del suelo en el que crece la vid y promover el desarrollo de microorganismos beneficiosos para este cultivo leñoso.

Gracias a otras novedosas iniciativas, como el aprovechamiento de los restos de la poda, se ha conseguido evitar la degradación del suelo, aspecto especialmente relevante puesto que el viñedo es uno de los cultivos con mayor superficie en zonas de riesgo de erosión del suelo.

El sector vitivinícola español tiene una significativa vertiente de cultivo ecológico. Así, aporta más de 120.800 hectáreas de viñedo ecológico para vinificación, es decir, un 13,1% de la superficie total de viñedo para vinificación existente en España.

Las empresas dedicadas al cultivo del vino trabajan en pro de la consecución de los objetivos de la Política Agrícola Común de la UE y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 13 Acción por el clima) aprobados en el seno de Naciones Unidas en 2015, dentro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Mirando al futuro

La Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE) ha desarrollado un documento que pretende ser la hoja de ruta del sector de cara a los próximos años. En la Estrategia del sector vitivinícola español 2022-2027 se dibujan cinco ejes principales de actuación: reforzar el posicionamiento y la imagen del sector, incrementando su valor internacional y promocionando el consumo interno; lograr el equilibrio entre oferta y demanda y un reparto equitativo del valor y la rentabilidad a lo largo de la cadena; liderar en sostenibilidad; valorizar el vino y su consumo responsable y fomentar el enoturismo.

Este ambicioso plan se completa con 101 acciones que se sustentan sobre las cualidades únicas y diferenciadoras del vino de España: calidad, diversidad, historia, tradición, sostenibilidad y modernidad.

Con 38 millones de hectolitros generados anualmente de media, España es un referente mundial en el universo del vino. En las próximas décadas nuestro país está destinado a ocupar posiciones de liderazgo en sostenibilidad y respeto por el medio ambiente, así como a apuntalar su apuesta por el desarrollo y la transmisión de la innovación y la digitalización, atrayendo y reteniendo el mejor talento para asegurar el futuro del sector vitivinícola.

Consumo responsable, vida saludable

“Solo en 2019 se publicaron más de 1.230 artículos científicos relacionados con los efectos del vino en la salud, con evidencias científicas que muestran que el consumo moderado puede aportar beneficios para la salud en mayores de edad sanos”, sostiene Susana García Dolla, directora de la Interprofesional del Vino de España (OIVE). En este sentido, el sector impulsa desde 2008 el movimiento Wine in Moderation, cuyo objetivo es promover la moderación y la responsabilidad en el consumo del vino, y contribuir a la prevención de un consumo excesivo o en momentos indebidos como es el caso de personas embarazadas, a la hora de conducir o en menores de edad.

El consumo moderado de vino forma parte de la dieta mediterránea, considerada por los expertos en nutrición como una de las más saludables del mundo. En España, la Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición (FIVIN) se encarga de investigar y divulgar los efectos beneficiosos del consumo moderado de vino sobre la salud.

Más visitas a bodegas y museos

Como todo el sector del turismo nacional e internacional, durante el año 2021, el enoturismo en las Rutas del Vino de España experimentó un cambio en la tendencia decreciente motivada por los efectos de la pandemia del Covid-19.

Según el úlimo informe de la Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin), el conjunto de las Rutas del Vino de España recibió en 2021 un total de 1.640.800 visitantes en sus bodegas y museos, lo que supone un crecimiento de un 101,49% respecto al año anterior.

En términos absolutos, recibieron 826.377 más que en 2020. El impacto económico de la actividad enoturística en bodegas y museos constituye otro de los grandes puntos positivos, ya que el informe lo cifra en un total de 54,3 millones de euros, o sea, un 130,5% más con respecto al año anterior.

Las Rutas del Vino más visitadas durante el año 2021 fueron, según datos de Acevin, las de Calatayud (213.614 visitantes), Ribera del Duero (197.145 visitantes), y la Ruta del Vino y el Brandy del Marco de Jerez (186.670 visitantes).

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