Los manifestantes franceses tienen razón en cuanto a los salarios
Energéticas beneficiadas por la crisis como Total pueden subirlos sin apuros; otras firmas, solo moderadamente
La inflación está erosionando los salarios de los trabajadores europeos. Los precios al consumo de la Unión Europea, que subieron un 10,9% interanual en septiembre, han llevado a los trabajadores franceses de la energía y el transporte a salir a la calle. Mientras tanto, el Servicio Nacional de Salud británico se prepara para una importante huelga, y los sindicatos de toda Europa exigen importantes aumentos salariales para mantener su poder adquisitivo.
A los inversores les preocupa el riesgo de que el aumento de los costes laborales afecte a los márgenes de las empresas. Pero los manifestantes tienen razón. Subir los salarios tiene sentido desde el punto de vista económico. Apoyaría la demanda global y ayudaría a amortiguar la próxima desaceleración.
Los bancos centrales han advertido del riesgo de que una temida espiral de precios salariales pueda alimentar la inflación durante años. No hay que subestimar estas preocupaciones, pero aún no se han materializado. El Banco Central Europeo señaló el mes pasado que los acuerdos salariales celebrados hasta ahora para 2022 y 2023 prevén aumentos de solo el 3% de media para este año y el siguiente. Eso apuntaría a un descenso real de los salarios reales sin precedentes en los últimos 50 años.
Las empresas energéticas que se han beneficiado de la crisis europea, como TotalEnergies, de 139.000 millones de euros, pueden permitirse una subida salarial general. El grupo del director general Patrick Pouyanné, uno de los principales objetivos de la acción colectiva en Francia, ya ha ofrecido un aumento del 6% más una prima equivalente a un mes de salario. Es una medida sensata para un grupo que debería de duplicar su beneficio neto anual hasta los 38.000 millones de euros en 2022, según las estimaciones de Refinitiv.
La mayoría del resto de empresas no están en tan buena forma. Los líderes sindicales franceses han criticado a los grupos que suben sus precios más rápido que los salarios de sus trabajadores. Pero hay razones para ello. Los precios de producción industrial –lo que las empresas pagan por los componentes y las materias primas– subieron un 43% en agosto en términos interanuales en la UE. No todas las empresas pueden trasladar todos sus costes a los clientes: las subidas salariales permanentes reducirían aún más sus márgenes de beneficio. Unas subidas moderadas, acompañadas de incentivos puntuales, son una mejor manera de afrontar un problema real y evitar un golpe duradero en los resultados de las empresas.
Las empresas, los trabajadores y los Gobiernos tienen que compartir la carga de la conmoción provocada por la guerra en Ucrania. Pero los trabajadores europeos pueden sentir que hasta ahora han pagado un precio demasiado alto. Ayudar a que los salarios se pongan al día, al menos en parte, beneficiaría a los trabajadores y a la economía europea.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías