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Análisis

Aterrizaje de las economías con destino a la recesión: claves de por qué y cómo

Los gestores prevén de forma mayoritaria una contracción económica en 2023, en principio suave. La inversión de la curva de tipos y los índices PMI son las grandes señales de alerta

Getty Images

Existe una notable discrepancia entre los pronósticos de organismos oficiales y Gobiernos sobre la marcha de las economías para este y el próximo año, frente a lo que opinan los gestores encargados de mover los dineros. Los primeros apuntan a crecimientos bajos con caídas para el próximo año, mientras que los segundos hablan claramente de procesos de destrucción de la riqueza que se conocerán en el último trimestre de este ejercicio y en buena parte de 2023. En general, los gestores ven difícil un aterrizaje suave de las economías con los bancos centrales al mando de la nave para bajar la inflación a golpe de subidas de los tipos de interés.

La fortísima alza de los precios que aún no ha conocido su punto de inflexión, los problemas energéticos del gas y el petróleo (ahora confirmados con la reducción de producción), la falta de algunos suministros o la guerra de Ucrania parecen elementos suficientes para que las economías se desinflen. Pero en este entorno tan complicado asoman la cabeza algunos cisnes negros, como la errática política fiscal del Reino Unido, el anuncio de bajadas de impuestos en numerosas economías (que contrarrestan la política monetaria restrictiva) y temores provenientes del sector financiero como las turbulencias en Credit Suisse.

La Bolsa de EE UU entra en fase bajista

Un primer dato que refuerza la visión negativa de los expertos es el PMI Manufacturero Global, que en septiembre bajó a 49,8 (menor de 50 es recesión), nivel que no había alcanzado desde junio de 2020 en plena pandemia del Covid-19. Según S&P Markit, que elabora los PMI, “las condiciones manufactureras se deterioraron rápidamente en el mes de septiembre: los subíndices apuntan a un retroceso en los próximos meses, en mitad de una caída de los flujos del comercio global, la demanda que flojea y la incertidumbre económica que aumenta”.

Hay otros factores en los que se fija Richard Woolnough, gestor del fondo M&G (Lux) Optimal Income, que enfilan a una recesión: el indicador de la curva de tipos invertida. “Este indicador tiene un buen historial y apunta a una recesión segura. La segunda señal de alarma corresponde al precio del petróleo; aunque no es una alerta de recesión para EE UU, otras economías importantes se enfrentan a un mayor riesgo de recesión debido a la debilidad de la moneda con la que pagan el crudo; en el caso de Europa, la región también afronta un shock histórico de precios de la energía, debido a su dependencia del gas ruso”. Y, por último, ve la debilidad del mercado inmobiliario como respuesta ya a estas situaciones.

Con un horizonte cercano de menor crecimiento y elevada inflación, los analistas de Goldman Sachs explican en un reciente informe sobre Europa que “nuestros economistas pronostican ahora que el PIB de la zona del euro caerá un 0,4% en 2023”. Para Joaquín Robles, experto de XTB, la clave es la inflación, que no espera que se controle en un horizonte de al menos 12 meses. “Creo que no se está valorando lo suficiente la caída del consumo que se avecina por el alza de los precios, y más en países como España, donde la mayor tasa de paro impide que haya presión sobre los salarios”. Y añade: “Europa ya está bordeando la recesión y los datos de balanza comercial o de producción industrial en Alemania son especialmente malos”.

En esta línea, Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad de la Abogacía, comenta que “las autoridades monetarias son plenamente conscientes de que para combatir la inflación deben asumir pérdidas que, en este caso, se pagarán en términos de crecimiento. Por ello, 2023 será un año muy complicado de economía real”. También Vincent Chaigneau, jefe de análisis de Generali Investments, pronostica una recesión leve (-0,3% en 2023) para Europa, “pero las simulaciones macro de escenarios adversos del gas natural indican una caída potencialmente mucho mayor que podría llegar al 3% o más”.

El beneficio por acción europeo bajará un 10% en 2023, menos que en otras crisis, dice Goldman Sachs

Estados Unidos ofrece algunos matices frente a Europa. Además de su casi nula dependencia energética, hay una gran fortaleza laboral y las familias aún tienen capacidad de gasto. No obstante, Erik Weisman, economista jefe y gestor de MFS Investment Management, no lo ve del todo positivo: “Un mercado laboral y un consumidor que aguantan es probable que sigan generando una sólida inflación salarial y una elevada inflación al consumo. La historia sugeriría que la Fed necesita recortar seriamente la demanda y generar una recesión para devolver a la inflación a su sitio. Muchos creen que la economía sufrirá, efectivamente, una recesión, aunque el momento de la misma sigue siendo incierto”, concluye.

Por su parte, Wool­nough, el gestor del fondo M&G (Lux) Optimal Income, indica que en esta desaceleración “partimos de una situación muy extraña, con un exceso de demanda de mano de obra en niveles récord. Tendríamos que resolver este exceso de demanda antes de que el desempleo aumente y se produzca una recesión. Esto apunta a un retraso o posible aplazamiento de la recesión comparado con un ciclo económico normal. Es muy probable que la recesión esté más lejos de lo que indica la señal más importante, la curva de tipos invertida”.

Por último, desde la entidad financiera estadounidense Citi, manejan varios escenarios, pero apuestan por que “la mayoría de las principales economías caigan en recesión durante el próximo año y medio, aunque en diferentes momentos. En una situación de aterrizaje forzoso, la inflación demuestra ser más persistente y se requiere un endurecimiento más agresivo del banco central, lo que resulta en una recesión global en toda regla”. Y agregan: “En nuestro escenario de aterrizaje suave, la inflación demuestra estar menos arraigada y los bancos centrales pueden relajar la política antes de que el crecimiento caiga demasiado”.

Beneficio iluso

Las acciones y los bonos siguen ansiosos por cualquier dato que permita arrojar algo de luz en este mercado bajista al que se enfrentan. Sin duda, en el caso de las Bolsas, la marcha de los beneficios empresariales es clave. Joaquín Robles, de XTB, cree que los mercados, pese a todo, están fijándose solo en cosas positivas: “Los resultados empresariales han crecido en EE UU en torno al 8% y lo seguirán haciendo este tercer trimestre, pero en el cuarto se producirá ya una caída”.

Goldman Sachs también espera caídas de resultados por encima de lo que ahora dice el consenso del mercado. Así, en el caso de Europa, “rebajamos nuestro pronóstico de crecimiento de BPA (beneficio por acción) para 2023 al -10% desde cero, sustancialmente por debajo del consenso, que apunta a un crecimiento del 2,1%”. “El consenso incorpora márgenes más o menos planos, a pesar de los mayores costos de energía, costos de importación, mano de obra, tipos de interés y la desaceleración del crecimiento”, concluyen en su reciente informe. No obstante, lo típico en las recesiones son caídas del BPA del 30%, aunque para Goldman hay algunos amortiguadores, como que el mercado laboral está fuerte, hay menor apalancamiento y los hogares siguen con ahorros. En el caso de Europa, además, ayudaría cualquier depreciación que sufra el dólar.

Desde el estadounidense Citi refieren que las previsiones de los analistas para 2023 son demasiado altas respecto al beneficio empresarial. “En un aterrizaje forzoso, tendrían que rebajarse en un 24%. El pronóstico de consenso de analistas de un crecimiento global del BPA del 6% en 2023 solo parece probable en nuestro escenario optimista de aterrizaje suave. La probabilidad de ese resultado está disminuyendo día a día”, sostienen.

“Los inversores también están actualmente muy centrados en el corto plazo, con menos preocupación por el prolongado entorno de estanflación que esperamos que se mantenga en 2023”, estima Louise Dudley, gestor de cartera de Bolsa de Federated Hermes Limited. Y alega que “las áreas de crecimiento del mercado siguen sufriendo, aunque el diferencial entre el value y el growth es consistente, ya que los temores de recesión perjudican a los cíclicos”. Desde Goldman también infraponderan los cíclicos (consumo, construcción y químicos) y sobreponderan los defensivos como salud, telecomunicaciones y renovables, mientras ven demasiadas asimetrías en bancos, energías y recursos básicos, y se muestran neutrales con la tecnología.

El gestor de Capital Group, Steve Watson, declara que “a pesar de mi preferencia por las compañías de valor, sigo confiando en la gran capacidad de resistencia del sector tecnológico y trataré de invertir en ciertas compañías tecnológicas cuando su cotización esté a la baja”. Entre sus preferencias están “las empresas que reparten dividendos para ofrecer una estabilidad relativa en periodos de inestabilidad de los mercados”.

Tal vez en este panorama sombrío que se dibuja no esté de más recordar otra vez las palabras de Warren Buffett: “Hay que ser temeroso cuando los demás son codiciosos y codicioso cuando los demás son temerosos”.

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