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Cómo usan las grandes empresas la inteligencia artificial

Desde adivinar el menú que tomarán los empleados de Volkswagen a prevenir los riesgos de incendio en IBM o implantar medidas equitativas en Microsoft Según un estudio, el mercado de la IA crecerá en 2022 un 19,6%, hasta los 380.350 millones de euros

Oliver Blume, CEO de Porsche.
Oliver Blume, CEO de Porsche.
Ixone Arana

Los ingresos totales del mercado de la inteligencia artificial (IA) en el mundo crecerán un 19,6% en 2022, hasta los 380.350 millones de euros, y romperán la barrera de los 400.000 millones el año que viene, según las previsiones de la consultora IDC. En el mercado español, esta tecnología que combina algoritmos para resolver problemas hasta ahora solo al alcance del ser humano, tendrá un crecimiento anual del 27% entre 2020 y 2025, lo que supondría alcanzar una cifra de 1.400 millones de euros invertidos ese último año, estiman los datos de Plain Concepts.

Las previsiones pueden cumplirse o no, pero lo cierto es que la IA ha dejado de formar parte del futuro para convertirse en una realidad cotidiana que también ha transformado los negocios. Los empresarios han empezado a comprender que la necesitan para destacar y crecer, pero de ellos depende qué uso hacer de ella. Demostrar sus beneficios como fuerza para el bien fue el objetivo de la reunión anual de antiguos alumnos del IESE, a la que asistieron esta semana más de 2.000 directivos, algunos en formato online y otros presencialmente, en su campus de Múnich.

Hasta allí se desplazó el CEO de Porsche y de Grupo Volskwagen, Oliver Blume, en la que supuso su primera aparición pública desde la salida de la compañía a la Bolsa alemana el pasado 29 de septiembre, la cual calificó de éxito. “Empezamos a proyectarla hace años y nos pusimos en marcha hace siete meses. Junto al director financiero he tenido más de 200 reuniones con inversores y he respondido a más de 300 preguntas sobre cómo estamos gestionando el negocio”, aclaró este jueves durante la inauguración del encuentro.

A pesar de los vaivenes de la economía, su previsión es crecer un 9% el próximo año y la IA jugará un papel determinante en este sentido. “Estamos utilizando la inteligencia artificial en casi todos nuestros procesos, desde las previsiones de venta y la gestión de stocks, hasta las operaciones y la sostenibilidad”, reconoció. Algunas de sus aplicaciones en el fabricante de automóviles son la de predecir la formación de espuma de aceite o determinar la manera en la que envejecen las baterías de iones de litio, pero pasan también por propiciar una contabilidad más rápida y precisa o incluso adivinar el menú que escogerá cada empleado en la fábrica. “Sabemos la combinación de alimentos que es más probable que elija cada empleado, lo que nos permite ajustar los pedidos y evitar residuos”, afirmó.

Darío Gil, vicepresidente senior y director de investigación de IBM.
Darío Gil, vicepresidente senior y director de investigación de IBM.

Lo malo de poseer tanta información es que puede causar recelo en quienes la aportan. En este sentido, el vicepresidente sénior y director de investigación de IBM, Darío Gil, aseguró este viernes que el “factor miedo”, que se está impulsando en torno a la IA, podría terminar limitando su desarrollo. “Si los nuevos marcos regulatorios se inclinan demasiado hacia el control en lugar de las oportunidades, el potencial de la IA puede verse afectado”, lamentó.

Por eso, Gil aboga por un enfoque matizado: “Soy un gran admirador de un modelo escalonado de gestión de riesgos. La IA necesaria para una entrega de pizzas, por ejemplo, no es la misma que para un sistema de control de una planta de energía nuclear. Tenemos que tener cuidado o nos terminarán regulando las matemáticas”. De hecho, IBM ofrece entre sus servicios diferentes paquetes para implementar esta tecnología en las empresas de forma responsable. “La finalidad de la IA es aumentar la inteligencia humana. En IBM, creemos que debería hacernos a todos mejor en nuestros trabajos y que sus ventajas deberían llegar a la mayoría, no a una pequeña élite”, explica la compañía entre sus principios.

Florian Deter, director general de Alemania y director general comercial empresarial de Microsoft.
Florian Deter, director general de Alemania y director general comercial empresarial de Microsoft.

Un enfoque similar es el del director general de Alemania y director general comercial empresarial de Microsoft, Florian Deter, que destacó la importancia de las iniciativas para mejorar las habilidades y la capacitación en todos los niveles de la sociedad. Así, citó el programa de Microsoft para capacitar a los refugiados en habilidades informáticas y de software, ya que esto ayuda a que la inteligencia artificial sea más accesible y distribuya la riqueza. La compañía colabora con ACNUR desde 1999, durante la crisis de refugiados en Kosovo, y se ha expandido a otros países, como Uganda, Sierra Leona, Ruanda, Guinea, Sudán y Tanzania.

Deter considera que la democratización del uso estas herramientas puede trasladarse también al terreno empresarial, donde, insistió, no están solo al alcance de gigantes tecnológicos como el que él representa. “Se puede empezar poco a poco, con plataformas ya existentes, como Microsoft, e ir evolucionando según las capacidades de cada compañía”, recomendó. Y para que esa aplicación sea también inclusiva, en junio de 2022 la multinacional tecnológica anunció una evolución de su marco de desarrollo responsable para soluciones de inteligencia artificial, compartiendo una serie de recomendaciones para impulsar la creación de una IA comprometida, segura y equitativa. La guía contempla medidas de inclusión, como paquetes para medir la imparcialidad de los algoritmos de verificación facial. De esta forma, se pueden identificar posibles problemas de imparcialidad y sesgos antes de desplegar su tecnología.

Juergen Mueller, jefe de tecnología de SAP.
Juergen Mueller, jefe de tecnología de SAP.

Aun así, Deter confesó que para que las empresas confíen en la inteligencia artificial hay que explicar claramente cómo puede generar valor comercial, ya sea en productividad y crecimiento, como facilitando el ingreso a nuevos mercados. Además, el jefe de tecnología de SAP, Juergen Mueller, advirtió que es fundamental que los propios directivos de las compañías aprendan a manejar estas habilidades más allá del equipo tecnológico. “Deben poder leer las preguntas correctas. No es necesario que todos tengan un doctorado en matemáticas, pero es importante conocer los datos, poder etiquetarlos o darles forma. La IA es excepcional en tareas relativamente simples que antes solo podían hacer los humanos”, apuntó.

También es buena en tareas en las que el ser humano no ha destacado especialmente en el pasado, como en el cuidado del medio ambiente. Un ejemplo es el de la herramienta Bee2FireDetection, creada por IBM, que es capaz de calcular cuáles son las probabilidades de que se dé un incendio. La herramienta recopila datos ambientales, del terrero y metereológicos las 24 horas del día, los 365 días del año, y realiza un pronóstico con un margen de error mínimo. El más impredecible, en este caso, vuelve a ser el ser humano, ya que se calcula que las actividades humanas ocasionan el 99% de los incendios forestales.

Ética de la inteligencia artificial

En noviembre de 2021, los 193 Estados miembros de la Conferencia General de la UNESCO adoptaron la Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial, el primer instrumento normativo mundial sobre el tema. Su finalidad no es solo proteger en este ámbito, sino que también espera promover los derechos humanos y la dignidad humana, así como convertirse en una base normativa global que permita construir un sólido respeto por el estado de derecho en el mundo digital. La Recomendación pide que se actúe más allá de lo que hacen las empresas tecnológicas y los gobiernos y afirma que todos los individuos deberían poder acceder a sus registros de datos personales o incluso borrarlos.

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Sobre la firma

Ixone Arana
Es redactora de Estilo de Vida. Antes de incorporarse a EL PAÍS, donde también ha escrito para la sección de Madrid, trabajó en 'Cinco Días', principalmente en la sección de Fortuna. Graduada en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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