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Tribuna
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El inmobiliario, la mejor alternativa a la volatilidad

Tal vez verá moderado su crecimiento y acceso a la financiación en algunos casos, pero también puede ocurrir que se consolide como activo refugio en otros

Son cada vez más los indicadores económicos que nos invitan cuanto menos a la prudencia, y que dibujan un escenario, a priori, bastante complicado de cara al próximo otoño e invierno. La inflación, en el mejor de los casos, se situará, según distintos organismos, en torno al 8% al final de año, y el incremento del coste de la energía sigue, desgraciadamente, disparado. Esta situación, que ha hecho reaccionar con distintas medidas a Gobiernos y bancos centrales, ha tenido también su lógico impacto tanto en la evolución de los mercados de capitales como en el cierre de operaciones de fusiones y adquisiciones.

¿Cómo impacta todo ello en el sector inmobiliario? Depende. Es indudable que, como cualquier sector de actividad, cuando la economía sufre un deterioro, se ve afectado de una manera u otra. No obstante, dada la solidez y evolución del mercado (con cifras de inversión cercanas a los 10.000 millones solo en los primeros meses del año), probablemente afectará, pero en menor medida que en otros campos. Tal vez verá moderado su crecimiento y acceso a la financiación en algunos casos, pero también puede ocurrir que se consolide como activo refugio en otros (con yields que, aunque menores a los de hace unos meses, pueden seguir siendo igual o más atractivos que los que ofrecen otra clase de activos).

Dentro del sector inmobiliario se engloban muchos campos y de enorme amplitud. Por ello, hay que diseccionar cada uno de sus subsegmentos de mercado. En cuanto a inversión, España sigue siendo un país con enorme atractivo para invertir. Por citar solo unos ejemplos: en materia de regeneración urbana, la necesidad de transformación de ciudades o la sostenibilidad, sin olvidar activos que requieren de un reposicionamiento o, incluso, cambios de uso. También la creciente necesidad de vivienda en venta o en alquiler, o el incremento del ecommerce, con todo lo que ello supone en términos de logística.

Se están desarrollando nuevos activos alternativos, como las residencias de estudiantes o para los mayores, centros educativos o centros de datos. Activos que, de nuevo, dado su atractivo, siguen despertando el interés inversor, con su correspondiente impacto en la generación de actividad y empleo.

Es evidente, por tanto, que existe la necesidad y que sigue habiendo una enorme liquidez. Probablemente, y dado el creciente contexto de volatilidad e incertidumbre e incremento de la financiación, puede producirse un impacto y moderación de los precios. Podría suceder, y entraría en la lógica del actual contexto de mercado: los inversores y vendedores inteligentes seguirán cerrando operaciones.

Son momentos, por lo tanto, para, ahora más que nunca, analizar con la cabeza fría, ver los fundamentales y aprovechar las oportunidades que, desde el lado del vendedor o del comprador, se produzcan.

El sector inmobiliario ha demostrado, tras la crisis anterior, que es uno de los sectores más sólidos, saneados y profesionales de España, y es uno de los motores fundamentales de nuestra economía. Es cierto que llegan momentos complicados, pero, ahora más que nunca, parece claro que el inmobiliario vuelve a emerger como la mejor alternativa de inversión frente a otros activos.

Ricardo Martí-Fluxá es presidente de la Asociación de Consultoras Inmobiliarias (ACI)

Son cada vez más los indicadores económicos que nos invitan cuanto menos a la prudencia, y que dibujan un escenario, a priori, bastante complicado de cara al próximo otoño e invierno. La inflación, en el mejor de los casos, se situará, según distintos organismos, en torno al 8% al final de año, y el incremento del coste de la energía sigue, desgraciadamente, disparado. Esta situación, que ha hecho reaccionar con distintas medidas a Gobiernos y bancos centrales, ha tenido también su lógico impacto tanto en la evolución de los mercados de capitales como en el cierre de operaciones de fusiones y adquisiciones.

¿Cómo impacta todo ello en el sector inmobiliario? Depende. Es indudable que, como cualquier sector de actividad, cuando la economía sufre un deterioro, se ve afectado de una manera u otra. No obstante, dada la solidez y evolución del mercado (con cifras de inversión cercanas a los 10.000 millones solo en los primeros meses del año), probablemente afectará, pero en menor medida que en otros campos. Tal vez verá moderado su crecimiento y acceso a la financiación en algunos casos, pero también puede ocurrir que se consolide como activo refugio en otros (con yields que, aunque menores a los de hace unos meses, pueden seguir siendo igual o más atractivos que los que ofrecen otra clase de activos).

Dentro del sector inmobiliario se engloban muchos campos y de enorme amplitud. Por ello, hay que diseccionar cada uno de sus subsegmentos de mercado. A nivel de inversión, España sigue siendo un país con enorme atractivo para invertir. Por citar solo unos ejemplos: en materia de regeneración urbana, la necesidad de transformación de ciudades o la sostenibilidad, sin olvidar activos que requieren de un reposicionamiento o, incluso, cambios de uso. También la creciente necesidad de vivienda en venta o en alquiler, o el incremento del ecommerce, con todo lo que ello supone en términos de logística.

Se están desarrollando nuevos activos alternativos, como las residencias de estudiantes o para los mayores, centros educativos o centros de datos. Activos que, de nuevo, dado su atractivo, siguen despertando el interés inversor, con su correspondiente impacto en la generación de actividad y empleo.

Es evidente, por tanto, que existe la necesidad y que sigue habiendo una enorme liquidez. Probablemente, y dado el creciente contexto de volatilidad e incertidumbre e incremento de la financiación, puede producirse un impacto y moderación de los precios. Podría suceder, y entraría en la lógica del actual contexto de mercado: los inversores y vendedores inteligentes seguirán cerrando operaciones.

Son momentos, por lo tanto, para, ahora más que nunca, analizar con la cabeza fría, ver los fundamentales y aprovechar las oportunidades que, desde el lado del vendedor o del comprador, se produzcan.

El sector inmobiliario ha demostrado, tras la crisis anterior, que es uno de los sectores más sólidos, saneados y profesionales de España, siendo uno de los motores fundamentales de nuestra economía. Es cierto que llegan momentos complicados, pero, ahora más que nunca, parece claro que el inmobiliario vuelve a emerger como la mejor alternativa de inversión frente a otros activos.

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