El capital riesgo dispone de un escudo de más de 5.000 millones para pasar la crisis
El sector viene de registrar máximo histórico en el primer semestre
El capital riesgo cuenta con un potente escudo para pasar la recesión que viene. Tras unos años de exuberancia y pulverizando sus máximos de inversión, el sector se prepara para las turbulencias. Y lo hace con el capital disponible para la inversión (dry-powder, en la jerga), por encima de los 5.000 millones, de acuerdo a los datos de la patronal, SapinCap.
Es la cifra máxima de capital libre que cuenta el sector desde hace 14 años. En 2008, justo al inicio de la Gran Recesión, los fondos que operaban en ese momento en España alcanzaban los 6.000 millones. Este es el resultado de una larga temporada de tipos cero en Europa, que terminó en julio, en la que los fondos han tenido fácil recabar efectivo para sus vehículos. Y en la que la actividad del sector ha crecido hasta sus máximos y el valor de las compañías se ha disparado.
La opinión de los expertos sobre cómo afectará esta nueva era de guerra, inflación, recesión y tipos altos a la actividad en fusiones y adquisiciones es diversa. Apuntan a que este ejercicio –en cuyo primer semestre el sector registró máximo de inversión, por encima de los 5.000 millones, de acuerdo a los datos de SpainCap– cerrará de manera positiva. Pero nadie se atreve a hacer previsiones sobre el próximo. El propio presidente de la patronal, Oriol Pinya, pronosticó un frenazo esta primavera.
“Creemos que 2022 va a ser un ejercicio de bastante actividad, pero no lo tenemos tan claro en 2023. Veremos muchas operaciones de tecnología o salud, pero también en el sector industrial, donde los problemas con las cadenas de suministro exigen inversiones en las empresas españolas y europeas y va a provocar concentración en el sector”, explica Francisco Gómez, socio responsable de Clearwater International en España. Y añade: “En general, hemos visto que los múltiplos han bajado, más en algunos sectores como el consumo y menos en industria. La subida de la inflación y de los tipos de interés, hace que caiga la Bolsa y con ella el valor de la empresas”.
“Hoy ya parece evidente que algo está pasando en el mercado. El cambio puede estar asociado a la subida de tipos, pero creemos que tiene más que ver con la incertidumbre de cuánto pueda durar la situación actual. La liquidez sigue siendo enorme, aunque ya no sea tan barata. Las compras apalancadas de cierto tamaño están siendo más difíciles de sindicar, pero los activos buenos siempre generan interés: la duda es cuándo se estabilizará la situación general. Porque en ese momento, aun con los tipos en alza la certidumbre desbloquea la mayoría de los problemas y el mercado continúa mirando hacia delante”, explica Ignacio Hornedo, socio de M&A de Allen & Overy.
Añade que buena parte de las operaciones registradas en este primer semestre en máximos ha sido provocado por operaciones que venían generándose del año anterior. “En cambio, es cierto que en el segundo trimestre se empezó a percibir más cautela y hay operaciones de private equity que no han arrancado aún”, remata.
Nuevos actores
Gómez apunta a la entrada de nuevos factores que pueden dinamizar el sector. “Si la debilidad que estamos viendo del euro frente al dólar se mantiene, esto podrá beneficiar a las empresas y fondos estadounidenses, que verán más atractivo en comprar compañías europeas”, comenta.
Otro de los nuevos aspectos que puede dinamizar el mercado es la vuelta de las operaciones de reestructuración empresarial, que han estado bajo mínimos en los últimos meses por las medidas de protección empresarial por el Covid-19 como los ERTE o la moratoria concursal. Ya sin este parapeto y con las tensiones sobre las cuentas empresariales por el coste de la energía y el incremento de los precios, se espera que la situación de muchas compañías se complique. Y se vean abocadas a buscar soluciones de la mano de los temidos fondos buitre, que sobrevuelan el mercado en busca de oportunidades en forma de empresas con problemas.
“Se habla muchísimo de la vuelta a las reestructuraciones, al loan to own, a una oleada de insolvencias. Todo esto recuerda mucho al parón del Covid en marzo-abril de 2020, que precedió a un auténtico boom de actividad en M&A. Las circunstancias ahora seguramente son muy distintas, pero hay muchos y buenos activos pendientes de rotar que antes o después van a salir a mercado”, sostiene Hornedo.