La inflación en Argentina ya compite de 'tú a tú' con la venezolana
El IPC del país austral subió un 7,4% mensual en julio y el dato interanual ha subido hasta el 71,8% frente a la tendencia de fuerte descenso de los precios en Venezuela
El hondo agujero en el que se ha metido la economía argentina parece no tener fin. El país, que desde principios de julio de este año ha tenido tres ministros de Economía distintos, registró en julio su mayor inflación mensual en las últimas dos décadas: un 7,4%. Es decir, de un mes al otro, los precios se encarecieron ese porcentaje, una cifra mayor que la registrada por Venezuela (donde subieron un 5,3%, según el Observatorio Venezolano de Finanzas), el país de la región con peores datos de inflación en los últimos años.
Julio fue el tercer mes de 2022, tras los datos de febrero y abril, en el que la economía argentina registró mayores subidas de precios que la venezolana, la cual está abandonando el proceso de hiperinflación que sufre desde 2017. Sin embargo, el encarecimiento de precios en tasa interanual sigue siendo bastante superior en Venezuela (un 139% en julio, frente al 71,8% de Argentina), aunque si la tendencia sigue así, Venezuela podría empezar a tener una inflación menor a la del país austral en los próximos meses. Respecto a julio de 2021, el dato interanual de Argentina ha pasado del 50,4% al 71,8%, según datos del Indec (el Instituto Nacional de Estadística y Censos de Argentina); mientras que la venezolana pasó del 1.984% al 139%.
Conflicto en el Gobierno
Uno de los principales problemas de la economía argentina, además de su descontrolada inflación, es la deuda. Para que esta no se tornara en impagable, el país llegó a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) el pasado mes de marzo, tras una negociación que por la parte argentina fue liderada por el entonces ministro de Economía, Martín Guzmán. El organismo se comprometió entonces a refinanciar la deuda de 45.000 millones de dólares que Argentina tenía con el FMI por el rescate financiero que el organismo le otorgó en 2018, durante la presidencia de Mauricio Macri.
En este nuevo pacto, Argentina se comprometió, entre otras medidas, a alcanzar el equilibrio fiscal en 2025 (con objetivos intermedios en 2022, 2023 y 2024) y a reducir los subsidios a la energía que en 2021 fueron de 11.000 millones de dólares (unos 10.814,9 millones de euros al cambio actual). Precisamente este, el de la reducción de subsidios, fue un punto de conflicto entre Guzmán y la actual vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que se oponía a un ajuste en este aspecto. Ese y otros desencuentros desembocaron en la dimisión de Guzmán a principios de julio y, con ello, una nueva tormenta política y económica que resultó en la desginación de Silvina Batakis como nueva ministra de Economía.
Batakis, cercana a Fernández de Kirchner, no fue bien recibida por el mercado y el dólar informal o blue (el que usan los argentinos como referencia por las restricciones para acceder al oficial) se disparó casi 100 pesos argentinos durante su corto mandato de 24 días, pasando de 239 pesos a 338 en el máximo que marcó el 22 de julio.
Todo ello empeoró el cuadro macreconómico y, sobre todo, la inflación. Pocas horas antes de que se supiese el dato de julio, que el Indec publicó el 11 de agosto, el Banco Central argentino (BCRA) decidió subir el tipo de interés de referencia del 60% al 69,5% anual, cuando dos semanas antes ya había pasado del 52% al 60% para combatir la escalada de precios.
“En pos de aumentar el incentivo al ahorro en pesos, el BCRA elevó los límites mínimos de las tasas de interés sobre los plazos fijos de personas humanas, estableciendo el nuevo piso en 69,5% anual para las imposiciones a 30 días hasta diez millones de pesos”, indicó el BCRA en un comunicado.
“Tras dos meses en los que la inflación mostró una tendencia a la baja, los precios se aceleraron en julio en el contexto del incremento que se observó en la volatilidad financiera a nivel local y que afectó negativamente a las expectativas de inflación. Debido a ello, el BCRA considera necesario incrementar una vez más la tasa de política monetaria”, añadió el organismo.
Nuevo ministro y la calma
Tras poco más de tres semanas con Batakis en el cargo, el presidente del Gobierno, Alberto Fernández, decidió dar otro volantazo y nombrar a Sergio Massa, el entonces presidente de la Cámara de Diputados, como nuevo ministro de Economía, además de darle las carteras de Industria y Agricultura. Massa, que históricamente fue un opositor de Cristina Fernández hasta que se sumó a la coalición que desplazó del poder a Macri, trajo calma a los mercados y consiguió que tanto el riesgo país (la prima de riesgo de Argentina) como el dólar blue bajasen (cayó por debajo de los 300 pesos).
El nuevo “superministro de Economía”, como se le dice en Argentina, tendrá que llevar a cabo medidas (como el aumento de las tarifas de agua, luz y gas, en las que ya se han anunciado sensibles incrementos), para así poder cumplir con los acuerdos alcanzados con el FMI, que cuenta con una hoja de ruta que el organismo revisará trimestralmente para ir liberando el dinero. La primera revisión se aprobó a finales de junio, tras la cual el organismo dio algo más de 4.000 millones de dólares a Argentina.
Mal en las encuestas
El Ministerio de Economía argentino informó ayer de que el déficit fiscal primario del país fue en julio de un 1,1% del PIB, “compatible” con resultado anual previsto del -2,5%. Esta es una muestra de la prisa del Gobierno por enderezar los principales indicadores macroeconómicos de cara a las elecciones generales del próximo año. Según distintas encuestas, si hoy fuesen las elecciones, la fuerza más votada sería Juntos por el Cambio, la coalición de Gobierno del expresidente Mauricio Macri. Esta fuerza contaría con una amplia ventaja respecto al Frente de Todos, la coalición de Gobierno. En tercera posición quedarían el populista de ultraderecha Javier Milei, admirador del expresidente estadounidense Donald Trump, que propone deshacerse del peso y dolarizar la economía argentina.