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La España de 2030

La transformación estructural permitirá un crecimiento más próspero y sostenido

Vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
Vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital.Pablo Monge
Nadia Calviño

Así como uno de los padres de nuestra Unión Europea, Jean Monnet, decía que “Europa se forjará en las crisis y será la suma de las soluciones adoptadas para afrontar esas crisis”, nuestro sistema económico también es el resultado de las decisiones que los Gobiernos adoptan para responder a los desafíos que se les plantean. No podemos saber qué eventos imprevistos nos deparará el futuro, pero sí podemos hacer un balance de cómo hemos respondido a los más recientes y tratar de identificar su impacto en la España de 2030.

Al igual que la crisis financiera iniciada en 2008, la pandemia incidió de forma particular sobre España por su estructura productiva. Sin embargo, la respuesta de política económica no ha podido ser más diferente. Ante la expansión del virus, adoptamos medidas coordinadas a nivel europeo para tratar de minimizar el daño económico, protegiendo el tejido productivo, el empleo y las rentas de las familias. Gracias a la acción decidida, a la envergadura y eficacia de las medidas puestas en marcha en España, evitamos una caída del PIB superior al 25% y la destrucción de más de tres millones de empleos, minimizando el impacto estructural y logrando una recuperación rápida e intensa. Junto a las medidas protectoras, la Unión Europea acordó un programa sin precedentes de inversiones, financiado con deuda común, para impulsar el crecimiento y la modernización de nuestras economías en clave verde y digital.

El plan de recuperación es probablemente la muestra más importante de que las lecciones de la crisis de 2008 han sido aprendidas, llevando a una respuesta socialdemócrata, centrada en la reducción de las de­sigual­dades y la inversión productiva en infraestructuras físicas, tecnológicas, digitales y sociales. Gracias a los fondos europeos, España puede plantearse un programa ambicioso de inversiones y reformas; un proyecto de país que define qué queremos ser en el futuro próximo.

La distribución de las inversiones, con casi un 40% para transición verde y un 30% para la transformación digital, un 10% para investigación y ciencia y un 7% para educación y formación profesional, activa las palancas principales para aumentar la productividad y sostenibilidad de la economía. Además, los proyectos estratégicos que ya están en marcha proporcionan una visión clara sobre los sectores tractores del proceso de transformación del país de cara al futuro.

En el año 2030, nuestro país habrá reducido de manera significativa su dependencia energética

El objetivo del plan de recuperación es que, en el año 2030, la industria del automóvil española siga siendo de las más competitivas del mundo, exportando vehículos de cero emisiones y digitalizados. Lograr que nuestros sectores aeronáutico y naval avancen en su transición tecnológica y que España disponga de un ecosistema empresarial potente para el diseño y fabricación de semiconductores, contribuyendo a la autonomía estratégica de Europa.

Además, las inversiones y reformas del plan se orientan a que, en el año 2030, nuestro Sistema Nacional de Salud esté digitalizado y proporcione a toda la población acceso a las técnicas diagnósticas, terapéuticas y preventivas más avanzadas.

En el año 2030, nuestro país habrá reducido de manera significativa su dependencia energética, aprovechando las energías renovables, el hidrógeno verde y el almacenamiento para tener un sistema más limpio, barato y resiliente.

En el año 2030, nuestro sector agroalimentario será más ecológico y digital, aún más competitivo. Habremos avanzado en economía circular, abordando directamente un nuevo paradigma de producción y consumo, buscando minimizar los residuos generados al máximo. Y tendremos una gestión de nuestros recursos hídricos más eficiente.

En el año 2030, la inteligencia artificial, que tendrá un peso importante en nuestra economía, pensará en español y en las lenguas cooficiales, y dispondremos de una nueva economía digital coherente con nuestros intereses y valores.

Finalmente, en el año 2030, la trasformación estructural permitirá un crecimiento más sostenido y próspero y habrá europeizado nuestro mercado laboral, creando empleo de calidad, reduciendo la desigualdad y reforzando el Estado de bienestar a través de una nueva economía social de los cuidados, con una mejor cohesión social y territorial e igualdad género.

Esta es la España que queremos construir para las próximas generaciones. Y gracias al plan de recuperación, tenemos una oportunidad histórica para hacerlo. Este es el objetivo del Gobierno, que responde a los retos inmediatos sin perder de vista los objetivos a medio plazo, con una brújula clara orientada a un crecimiento más inclusivo y ­sostenible. Tenemos un buen plan, los recursos y la determinación para que sea una realidad. Hagámoslo. Juntos.

Nadia Calviño es vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital

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